«Vamos a tratar de que la gente siga comprando en los economatos como hace años»

Carmen Liedo LA FELGUERA

CUENCAS

Álvaro Peón, grupo El Arco.
Álvaro Peón, grupo El Arco.

El Grupo El Arco busca mantener la esencia de los supermercados de Hunosa, aunque introducirá pequeñas novedades en las tiendas, como abrir los sábados por la mañana, los productos frescos y moda al textil para ofrecer un valor añadido

24 jul 2017 . Actualizado a las 18:13 h.

Podría decirse que una cuestión de nostalgia fue la que hizo que el Grupo El Arco, con sede en Langreo, se animara a pujar por los economatos que el día 1 de agosto dejarán de ser de Hunosa. Fue Álvaro Peón, uno de los cuatro consejeros delegados y responsable de expansión de la empresa, el que planteó a sus otros tres socios la posibilidad de plantear oferta económica por los supermercados en vista de que el concurso había quedado desierto y que la empresa estatal minera podía acabar cerrándolos. Eso les animó a presentar una propuesta que finalmente ha sido la buena, «una operación comercial con un gran calado social» que a nivel de empresa pone el broche de oro a El Arco cuando cumple su 30 aniversario. Los economatos se sumarán a las 103 tiendas que opera el grupo entre propias y franquiciadas, con los empleados que subrogará superarán los 600 trabajadores directos y los 200 indirectos, y lo que está por ver es cuánto se incrementará la facturación anual que ahora es de 65 millones de euros. Desde luego, la dirección de la empresa tiene claro que quiere mantener la esencia de los economatos y, según ha comentado el responsable de expansión, van «a tratar de que la gente siga comprando en ellos como hace años». Así, no prevén grandes cambios en el funcionamiento de los mismos, aunque sí plantean pequeñas novedades, como que las tiendas abran al público los sábados por la mañana, introducir productos frescos e incorporar moda al textil para ofrecer un valor añadido para dar el paso hacia los economatos del siglo XXI.

-¿Cómo nace hace 30 años El Arco?

-Nace de la mano de dos socios, que son Víctor Ordóñez y Adolfo Ceñera. Ellos tenían una relación comercial, porque eran cliente y proveedor, y deciden asociarse y montar la primera tienda en Sama de Langreo, una tienda única y exclusivamente de perecederos. Así nace El Arco en el año 1987 y ya en el año 1993 nos incorporamos otros dos socios, Jesús Rodríguez y yo, y es cuando abrimos ya la tercera tienda del grupo pero fuera de las cuencas, en Gijón.

-¿Por qué os incorporáis Jesús y tú al proyecto de Víctor y Adolfo?

-Los socios primitivos, después de la apertura de la tienda de La Felguera tenían la idea de no crecer más porque tenían una tienda cada uno, pero cuando en 1993 entramos Jesús y yo ya es con la condición de crecer. Nosotros nos conocíamos porque éramos proveedores de El Arco y Víctor quería que nos incorporáramos para crecer. Estuvo detrás de nosotros dos o tres años pidiéndonos que nos fuéramos con él. Nosotros estábamos en otra empresa de distribución y en un principio no lo vimos oportuno, pero en 1993 nos animamos y fue cuando se dio el salto a Gijón. En aquellos años, este tipo de tiendas de perecederos proliferaron un poco. No obstante, no somos una empresa familiar, pero tenemos una relación muy familiar, de amistad, de complicidad y de cariño entre los cuatro. Yo siempre digo que es más fácil un matrimonio de cuatro que un matrimonio de dos. Aquí decidimos las cosas por mayoría, pero sin vencer al que un principio no esté de acuerdo, porque ese después se adapta y se pone el primero a tirar de la iniciativa. Además, aquí los cuatro estamos en el día a día de la empresa y eso nos da una pluralidad importante, porque somos capaces de llegar a acuerdo de manera continua siendo los cuatro consejeros delegados solidarios. Por tanto, para algunos resultamos una empresa peculiar, pero nuestra base es el respeto y el cariño que nos tenemos.

-Al principio El Arco tuvo un crecimiento lento pero, tras cinco años de actividad, su expansión y crecimiento ha sido constante ¿cómo ha sido esa evolución?

-A partir de la apertura de esa tercera tienda en Gijón empezamos a crecer mucho en esa ciudad y después entramos en la cuenca del Caudal, en Avilés y a partir de ahí el crecimiento y la expansión es ya continuada, quedando en todo este tiempo el accionariado de la empresa repartido entre los cuatro socios. No ha habido más incorporaciones.

-Después del momento de apertura de la primera tienda, la de Sama en 1987, ¿cuál fue ese otro momento crucial para la empresa?

-Más bien ha habido dos hitos: en el 2001 con la apertura de nuevas líneas de negocio, que cambia un poco la idea y ya no abrimos sólo tiendas grandes con las cuatro secciones (carnicería, pescadería, charcutería y frutería), sino que empezamos a abrir  tiendas que eran sólo fruterías, y tuvimos años de abrir cinco o seis. Luego el otro hito importante es a partir del año 2012 con la creación de la marca En su Punto, que también dirigí yo, que son fruterías en franquicia, y en la actualidad hay 33 tiendas. De este modo, cubríamos la zona de periferia.

-El Arco nació en el corazón de las comarcas mineras y aquí seguís implantados ¿ha radicado el éxito de El Arco en conocer el tejido socioeconómico del territorio?

-Nosotros tenemos lo que es la plataforma logística Merca Asturias en Llanera y en la parte superior de esa nave tenemos sitio para oficinas más que suficiente, pero nunca nos hemos planteado cambiar el centro operativo para allí. Todos somos de Langreo y nuestra idiosincrasia está en esta zona y tenemos claro que vamos a seguir aquí, que fue donde nació El Arco. Es cierto que después tuvimos mucho éxito en Gijón, porque allí muchos de nuestros clientes eran de las cuencas y tuvimos el grandísimo acierto de elegir esa ciudad como primer lugar de expansión, porque la gente nos conocía y respondió muy bien.

-Vuestra filosofía es la cercanía al cliente cuando el marketing y las nuevas tecnologías copan casi todo ¿es complicado mantener esa filosofía cuando el mercado evoluciona tan rápido?

-Las nuevas tecnologías funcionan mucho en la gente joven y cada vez tienen más cabida, pero nosotros tenemos una parte de la clientela que tiene cierta edad a la que esas tecnologías les cuesta trabajo y además consideramos que esa misma joven también valora la cercanía y el producto, con lo cual yo creo que hay hueco para todos en el mercado. Es cierto que hay muchas empresas que han optado por la estrategia on line y están desarrollando de forma muy potente su canal de comercialización digital, pero nosotros optamos por la tienda de proximidad y la tienda de cercanía, por el profesional, por un surtido muy amplio y, sobre todo, por un cliente que quiere ver y saber lo que compra. A la vuelta de diez años no sabemos lo que ocurrirá y quizá tengamos que adaptarnos a eso, pero por lo pronto ni siquiera tenemos página on line. Invertimos en tienda y en el canal tradicional.

-El broche a estos 30 años ha sido la compra de los economatos ¿cómo toma El Arco la decisión de pujar por ellos ahora cuando el proceso de venta por parte de Hunosa llevaba tanto tiempo abierto?

-Aunque en 2014 hubo el rumor de que podíamos estar interesados, por aquel entonces ni siquiera se valoró. Es cierto que Hunosa nos invita al primer proceso de licitación, valoramos la operación en ese momento y coincidía con que acabábamos de comprar las once tiendas de los congelados El Pingu y realizado una inversión, con lo cual parecía que no era el momento más adecuado para ponernos con los economatos. Por tanto, desestimamos la invitación en ese momento pero quedamos sorprendidos al ver cómo el concurso quedaba desierto y cómo volvía otra ver a salir. Entonces sí que tiré un poco de ello y plantee al resto de los socios: ¿y por qué no vamos nosotros? Entonces volvimos a plantearlo y a valorarlo porque ya no era ir a un concurso y competir, y antes de que volviera a quedar desierto y que cerraran, pensamos que se podía recuperar la marca. Fuimos con las cosas muy claras respecto al modelo de tienda y sabiendo que no íbamos a hacer El Arco sino que queríamos mantener El Economato y cambiar lo mínimo posible. Vamos a tratar de que la gente siga comprando en ellos como hace años y que la gente vea en nosotros esa parte antigua, de nostalgia y apego al economato por el servicio que dio a los vecinos de las cuencas, porque hay zonas donde hay mucho comercio, pero otras como Carbayín pues no tienen tanto donde comprar y nos trasladan que es importante para la población que se mantenga el economato. Es una forma de mantener el comercio de proximidad, porque es algo que ha ido desapareciendo. Yo conozco la cuenca desde hace muchos años y había el economato y tiendas tradicionales en cada esquina que han ido desapareciendo. Sin embargo, hay gente que prefiere esa proximidad.

-Se ha hablado del 1 de agosto como fecha para que El Arco asuma la gestión de los economatos ¿se va a poder cumplir?

-En principio, sí vamos a poder mantener esa fecha, aunque hay tiendas que no se va a abrir en esa fecha porque ya estaban programadas las vacaciones del personal y nosotros vamos a respetar los turnos y lo que estaba pactado. Las que no estén de vacaciones, que son cinco tiendas, abrirán el 1 de agosto.

-¿Cuáles serán las principales novedades que se encuentren los clientes de los economatos cuando El Arco empiece a operar?

-En un principio no habrá grandes novedades. No adaptaremos nosotros primero al medio para ir haciendo los cambios que poco a poco consideremos. En cuanto a los horarios no va a haber cambios por el momento, aunque sí tenemos intención de poder llegar a abrir al público los sábados por la mañana. Lo que sí vamos a hacer es potenciar las secciones de productos frescos, porque ahí ya tenemos una fortaleza importante; vamos a mantener todas las secciones que había, como las de droguería, bazar o textil e, incluso, vamos a potenciar esta última metiendo algo de moda con productos que puedan aportar algo de valor añadido a ese surtido. Por tanto, los clientes pueden estar tranquilos porque van a seguir teniendo el mejor textil. Para nosotros es un reto, pero vamos a seguir trabajando con los mismo proveedores para ir adaptándonos e ir aprendiendo de todas las secciones que no conocemos, aunque también puedo decir que tenemos buenos compañeros de viaje y gente muy preparada y con experiencia para llevar esto. En ese sentido estamos tranquilos, aunque a la vez nerviosos por el devenir a partir del día 1 de agosto.

-¿Tenéis previsto realizar reformas en los economatos?

-Sí, hay algunos que requieren que hagamos inversión y reformas pero, sobre todo, bastante mantenimiento. Por tanto, será necesario poner en marcha un plan de actuación, pero será poco a poco hasta conseguir que los economatos queden un poco más adaptados a los tiempos.

-Una de las incógnitas sigue siendo el precio que han pagado por los economatos ¿se puede desvelar?

-Eso lo tiene que decir Hunosa. La prudencia en esta operación ha sido muy importante, porque es una operación comercial pero con un gran calado social y nosotros lo entendemos desde ese punto de vista.

-Después de esta adquisición ¿qué proyectos o iniciativas tiene la empresa sobre la mesa?

-De momento tenemos que digerir esta operación de los economatos, pero lo que sí vamos a hacer es potenciar la línea de franquicias y las líneas de negocio que ya tenemos. Pero mis socios ya me han advertido que hasta marzo del años que viene no planteara ni locales ni ninguna otra propuesta. De todos modos, ideas tenemos y muchas, porque aunque somos comerciantes con una visión de tienda, hemos sido capaces de desarrollar una empresa.