Las viviendas son la principal fuente de este tipo de polución, según un estudio realizado en 857 ciudades europeas liderado por ISGlobal
30 jun 2023 . Actualizado a las 11:08 h.Son invisibles, pero las respiramos. Y así es como entran en nuestros pulmones y corazón para provocar en exposiciones elevadas desde cardiopatías isquémicas, accidentes cerebrovasculares, Epoc, cáncer de pulmón o asma. Son las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2.5), una fuente de contaminación acreditada como causa de muerte prematura.
Es algo bien conocido, pero un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación ‘‘la Caixa'' estima ahora en 194.177 las muertes que puede causar en las 857 ciudades europeas analizadas, un trabajo que se recoge en la revista científica The Lancet Public Health. Pero este no es el dato más sorprendente.
Lo más revelador, por inesperado, es que la principal fuente de contaminación de estas partículas procede de las viviendas y no de la combustión de los vehículos, especialmente de los diésel. Es el origen de la liberación del 22,7 % de PM2.5 en estas urbes, lo que está detrás de 48.433 muertes estimadas. También es revelador que otro 18 % provenga de la agroganadería.
Los investigadores también han analizado la contribución a la mortalidad asociada al dióxido de nitrógeno (NO2), al que se atribuyen 98.254 fallecimientos. Aunque en este caso no hay sorpresas: la principal fuente de contaminación, el 48,5 %, es el transporte, seguido de la industria (15 %).
«Si observamos el conjunto de NO2 y PM2.5, el tráfico sigue siendo el sector con un mayor peso, tanto en la mala calidad del aire como en la mortalidad asociada. No obstante, si atendemos exclusivamente a la mortalidad asociada a partículas, observamos una aportación significativa por parte del sector residencial y del sector agrario», resume Sasha Khomenko, la primera autora de la investigación.
La inflación, que ha encarecido de forma significativa el precio de los combustibles fósiles, podría ser en parte lo que explique esta situación. ¿Por qué? Porque la población ha recurrido cada vez más a la quema de biomasa y carbón para calefacción, más barata, y, en menor medida, a sistemas basadas en combustibles fósiles para generar calor y agua caliente, así como a las cocinas de gas.
Así lo cree Khomenko. «Nos consta —dice— que el incremento en los precios de los combustibles fósiles y las políticas de mitigación del cambio climático han llevado a un aumento del uso de biocombustible. Sin embargo, el hecho de que se trate de productos de origen natural no significa que no sean nocivos para la salud».
La ganadería también es una fuente importante de partículas generadas por el amoníaco presente en los purines de los animales y en el uso de determinados fertilizantes.
En este caso se trata «de una fuente de contaminación que se dispersa desde su lugar de origen y se desplaza a las ciudades que se encuentran en la proximidad», aclara la investigadora de ISGlobal.
En general, el tráfico rodado, las calefacciones domésticas y los hornos y procesos de combustión con que se mueve la industris son los responsables de seis de cada diez fallecimientos por polución ambiental. Con papeles también muy relevantes pero menos protagonistas que los anteriores están las macrogranjas y las centrales energéticas, según el trabajo liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)
Las partículas en suspensión son el contaminante del aire con un mayor impacto negativo sobre la mortalidad en las ciudades europeas, pero el equipo recalca que se necesita más investigación para determinar cuáles de los componentes de las partículas PM2.5 son más perjudiciales para la salud y, de esta manera, poder diseñar medidas de mitigación más precisas.
Estas micropartículas penetran hasta los alveolos pulmonares y causan graves lesiones respiratorias, contribuyen a los cánceres de pulmón, los ictus y los infartos, a los partos prematuros, pero también son factores de riesgo en dolencias neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.
En cuanto a la mortalidad por NO2 existe un contribuyente muy destacado, que es el sector del transporte, con una contribución media de entre todas las ciudades del 48,5 %. Otros sectores con una contribución considerable son la industria, con una media del 15 %, el sector energético, con un 14,7 %, las viviendas (10,3 %) y el transporte marino (9,7 %).
El dióxido de nitrógeno es un gas que se genera en los procesos de combustión, principalmente de los vehículos monitorizados o de generación de energía. Causa dolencias respiratorias, como asma o EPOC, e infecciones, como las neumonías, entre otras patologías.
«Se precisan medidas más valientes para reducir drásticamente la contaminación y las muertes asociadas al tráfico, que siguen siendo la principal fuente de emisión tanto de dióxido de nitrógeno como de PM2.5», sostiene Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
Para realizar el estudio, los investigadores utilizaron los datos del inventario regional Copernicus Atmosphere Monitoring Service y se clasificaron en doce sectores. También se obtuvieron de bases de datos públicas las cifras de población y la mortalidad de las 857 ciudades.
Para estimar las contribuciones de cada una de las fuentes de emisión a las concentraciones de contaminantes en la atmósfera se usó la herramienta Screening for High Emission Reduction Potentials for Air quality (SHERPA), un software desarrollado por el Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea, que aplica, de manera simplificada, los principios de los llamados modelos de transporte químico. Estos modelos tienen en cuenta factores como la meteorología o las transformaciones químicas para simular la concentración de contaminantes en la atmósfera. El equipo de investigación dividió la superficie de las ciudades europeas estudiadas en cuadrículas de 36 km2.