La presencia del «violador del estilete» en el concejo asturiano ha creado alarma social entre los vecinos
04 dic 2017 . Actualizado a las 16:34 h.Un violador reincidente y metódico. Félix Vidal, más conocido como «violador del estilete» por el arma blanca con el que amenazaba a sus víctimas para neutralizar su resistencia, es, tras cumplir 32 años de condena de los 73 años que le fueron impuestos por 56 violaciones, una persona libre. Hace cuatro años logró anticipar su salida de prisión después de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo anulase la «doctrina Parot» y ahora pasea su libertad en el concejo asturiano de Belmonte de Miranda, donde se ha creado alarma social por el miedo. Aunque aún no se ha confirmado si su presencia es esporádica o habitual, los vecinos se sienten inquietos. Desde que empezó su trayectoria con 14 años, ha reincidido en numerosas ocasiones. Tal y como afirmaron en el programa Las Mañanas de TVE, Vidal procedía de una manera muy elaborada e incluso iba con un billete de autobús falsificado con la hora y el día especificado para que cuando le inculparan tuviese una coartada.
Julio Cabal, presidente de la asociación vecinos de Belmonte, asegura que «las mujeres de la zona tienen miedo». Opinión que ratifica Rosa Rodríguez, la alcaldesa, quien cuenta que la Guardia Civil ha confirmado que, efectivamente, ha sido visto por el concejo. Sin embargo, no saben hasta qué punto pueden controlar su rutina. «Esta persona es libre pero los condenados somos nosotros, las mujeres están condenadas a tener miedo. Esta persona es reincidente, no podemos entender que se pasee libremente sin ninguna vigilancia ni prevención y que los demás tengamos que salir con miedo por no saber qué pueda pasar», mantiene Cabal.
Ante ello, cuenta la alcaldesa de Belmonte que, tras comentarlo con la Guardia Civil, no es posible activar un protocolo se seguridad porque, comentaba Cabal, es un ciudadano libre. No obstante, se han coordinado con toda la Guardia Civil de la comarca para estar precavidos ante cualquier hecho. «Lo único que podemos hacer es ser conscientes, y poco más», cuenta Rodríguez.