Una casona con cinco siglos de historia

Natasha Martín REDACCIÓN

COMARCAS

Jacuzzi Palacio Rosa Mar

Palacio Rosa Mar es un alojamiento habilitado en un edificio del siglo XV que perteneció a los antepasados de los actuales dueños

24 jul 2017 . Actualizado a las 18:19 h.

Enclavada en la parte occidental de Asturias, en una aldea de pocos habitantes, se encuentra Palacio Rosa Mar, 3 apartamentos de primera calidad preparados para acoger unos días de naturaleza y paz para sus visitantes. La idea que está detrás del lugar, que desde 2008 es miembro de Turismo Rural Aldeas, «siempre estuvo en nuestra cabeza», asegura José Sierra, «mi mujer, Rosa Martínez, y yo siempre hemos fantaseado con la idea de montar una casona rural a nuestra manera, con lo mejor de la tierra y lo mejor de nosotros». Tras años visitando diferentes casas dieron con el sitio perfecto, un pueblo en Palacio de Naviego donde «encontramos una casona preciosa del siglo XV, que perteneció a un antiguo familiar, de la que todavía guardo algún recuerdo de la infancia».

Tal conexión con esa antigua casa les dejó claro que ese «era el sitio». Así, poco a poco empezaron a restaurar la casa sin derruir la esencia del recuerdo. «Justo por esto toda la parte baja es un museo etnográfico que conserva las alcobas antiguas, la cocina y las cuadras. Nos hacía mucha ilusión compartir nuestra propia historia familiar, la de nuestros antepasados, con nuestros clientes».

Los comienzos del Palacio, como en toda idea emprendedora, tuvo algunas dificultades; sin embargo, Sierra comenta que «nuestra compañera de viaje siempre fue la emoción y gracias a ella pudimos desarrollar un proyecto que teníamos en mente desde hace casi treinta años». Una vez la parte de restauración y decoración quedó terminada, llegaron los primeros clientes, a quienes Sierra no ha podido olvidar: «Fueron una familia de Zaragoza que venía a pasar unos días a Asturias. Cuando llegaron y se encontraron un apartamento de 150 metros en un enclave tan bonito no se lo podían creer. Todavía nos visitan de vez en cuando y siempre recordamos con cariño que fueron los primeros huéspedes».

 «A nuestra manera»

Si hay algo que destaca de Palacio Rosa Mar es su encanto y exclusividad, porque no es solo un alojamiento, también es cultura e historia. Por eso todo está hecho «a nuestra manera», asegura Sierra. «Mi mujer es muy detallista, por eso cada rincón tiene un toque especial. Cuidamos el trato, queremos que el cliente se sienta parte de la familia». En la parte baja conservan antiguas alcobas y una chariega del siglo XV para que las nuevas generaciones se pudieran nutrir de esos detalles tan característicos del pasado.

Respecto a la infraestructura, los tres apartamentos son enormes, para que los huéspedes puedan disfrutar del espacio a sus anchas, y uno de ellos está completamente adaptado para personas con movilidad reducida. Además, en el jardín tienen zonas comunes, barbacoa y un jacuzzi entre palmeras.

Un lugar para los amantes de la naturaleza

A Palacio Rosa Mar llegan todo tipo de clientes, tanto familias como parejas, porque «cualquier amante de la naturaleza es bienvenido». En invierno se llena de esquiadores pues su cercanía a las pistas de Leitariegos lo convierten en un punto atractivo para los fanáticos de la nieve. «Les encanta volver de esquiar y darse un baño calentito al aire libre en nuestro jacuzzi», asegura el propietario.

Todo aquel que llega a Palacio Rosa Mar busca estar en un entorno natural con todas las comodidades, eso es «lo que más gusta a nuestros clientes: la tranquilidad, el trato cercano, poder pasear por la naturaleza y disfrutar de un pueblo típico». Por eso, afirma divertido, «avisamos, el que viene, repite». 

Rodeada de un «marco único», al lado del Parque Nacional de las Fuentes de Narcea Ibias y Degaña, donde se han llegado a contar más de 200 osos, además de varios cantos de urogallo, ciervos y corzos, Palacio Rosa Mar no es capaz de dejar indiferente y Sierra no lo duda, «esta zona es la gran desconocida del Principado; y es realmente bella».