Analizamos el cambio táctico que implementó el entrenador del Oviedo para el partido del pasado domingo en Ferrol y que acabó en goleada azul
10 dic 2024 . Actualizado a las 09:00 h.Fue el pasado martes cuando lo pensado por Javi Calleja y su cuerpo técnico se trasladó a uno de los campos de El Requexón. Ese mismo día, el segundo de trabajo tras la dolorosa derrota ante el Huesca, el Real Oviedo comenzó a trabajar en ese 4-4-2 con rombo en el centro del campo que triunfó en A Malata. Martes, miércoles y jueves machacando el novedoso sistema y todos los nuevos comportamientos tanto con como sin balón que el nuevo dibujo conllevaba. Habrá que ver si esta versión llega para quedarse, pero lo que es innegable es que funcionó durante esa primera hora de juego ante el Racing de Ferrol.
Así fue el rombo
Tan solo habían transcurrido 70 segundos de partido cuando el nuevo rombo del Real Oviedo entró en escena. En dicho momento, el Racing de Cristóbal Parralo inició una jugada desde su portería y se encontró con algo que el equipo de Javi Calleja no había hecho nunca en la presente temporada. La presión carbayona arrancaba con Alemao y Fede Viñas como puntas de lanza, por detrás llegaba Seoane en la punta del vértice, lyas Chaira partía tirado a la izquierda, Santi Cazorla tirado a la derecha y Colombatto como pivote. Un rombo que intentaba que el equipo ferrolano no girase una vez arrancaba su circulación y que tampoco encontrase pase por dentro.
La novedad táctica ahogó al Racing casi desde el principio y las premisas dadas por Javi Calleja durante la semana daban sus frutos. «Al Racing se le puede robar y hacer daño. Es un equipo que juega mucho por dentro y ahí tenemos que ser agresivos», se pudo escuchar en El Requexón en el entrenamiento del martes. Ya el jueves, Calleja dio una de las claves a sus jugadores: «El tema está en no correr hacia atrás y robar arriba». El Oviedo se hinchó a robar balones en campo rival, más de diez en solo el primer tiempo, un dato que no se suele ver en la categoría. Ya con balón, Cazorla -qué fácil lo hace todo-, Colombatto, Seoane o Ilyas le daban calidad al primer pase tras robo y el ataque se montaba rápido.
Hay acciones que cambian planteamientos, desde un gol en los primeros minutos -ahí está el ejemplo de Elche- hasta una expulsión o lesión tempranera. Al Oviedo le pasó esto último cuando Seoane se fue en camilla del rectángulo de juego, pero la entrada de Kwasi Sibo no cambió nada. Calleja ubicó al ghanés como pivote y adelantó la posición de Colombatto, señal de que en la punta del vértice del rombo quería un jugador agresivo en la presión. Durante la semana probó con Cazorla ahí, pero finalmente se decantó por Seoane. Cuando este cayó lesionado, el argentino asumió dicho rol. Y siguió saliendo bien.
La agresividad sin balón
Como decíamos en el anterior apartado, el Real Oviedo no paró de sumar robos en campo rival en los primeros 45 minutos. Los oviedistas eran un equipo muy estrecho, sobre todo de centro del campo en adelante, y lo apostaban casi todo al lado por el que el Racing iniciaba la salida de balón. Uno de los delanteros evitaba que el central que tuviese el balón girase con el portero y el otro delantero partía del otro costado, vigilando al otro central rival. A partir de ahí, interior de dicho lado, mediapunta y el interior del otro lado apretaban en prácticamente diez metros, con el mediocentro posicional algo más atrás.
Algo a destacar fue la agresividad mostrada por Fede Viñas y Alemao. Los delanteros del Real Oviedo, en su primera titularidad conjunta, no solo fueron pirañas cada vez que un balón aparecía en el área del Racing, también lo fueron en la presión. Sin su hambre a la hora de apretar al central de turno hubiese sido imposible que el cambio táctico funcionase, ya que el equipo se habría roto demasiado y el Racing podría haber encontrado opciones de salir. Son varios los ejemplos en los que la intervención de Viñas o Alemao fue fundamental para provocar el robo, tanto de ellos como de sus compañeros. Y esos robos se convertían en acercamiento u ocasión.
El rol de los interiores
Todo planteamiento tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles y, en el caso de este nuevo Real Oviedo, el tema de dar amplitud y profundidad por banda a los ataques podía ser uno de ellos. Sin extremos, el rol de llegar recaía en los laterales y, sobre todo, en los interiores del rombo. Ilyas Chaira lo interpretó muy bien desde el principio y el marroquí jugó el que seguramente sea su mejor partido del último mes de competición. También Colombatto, cuyas tareas cambiaron al cuarto de hora con la lesión de Seoane. El argentino estuvo muy activo y pisó más área que nunca.
La clave estaba en ese espacio generado por las dudas del lateral del Racing a la hora de saltar a la presión y el arrastre del delantero del Oviedo con el central de turno. Alemao o Viñas sacaban a su par de sitio y ahí aparecía Ilyas o Colombatto, para recibir un pase al espacio que muchas veces daba el lateral, el otro interior o incluso el propio delantero carbayón. Hubo acciones, sobre todo circulaciones en el ataque posicional, en el que un jugador del Oviedo buscó en la banda un pase que no existía al no haber extremo al uso, pero en general el equipo de Calleja supo interpretar muy bien la nueva cuestión.
Lucas y Pomares en este nuevo Oviedo
Al hilo del interior aspecto, Lucas Ahijado y Carlos Pomares. El rol de los laterales oviedistas estaba directamente relacionado a la particularidad de jugar sin extremos al uso ya que en ellos recaía dar amplitud al ataque carbayón. El rol de ambos era algo diferente, eso sí. Debido a la naturaleza de los centrocampistas, Lucas debía aparecer más que Pomares. Las llegadas del segundo eran más contadas -aunque acabaron en buenos centros, eso sí- y su importante residía más en la construcción del juego porque Ilyas Chaira era capaz de recibir esfuerzos cayendo a banda.
En el caso de la banda derecha, Santi Cazorla era el interior de dicho lado y su tendencia a jugar por dentro la mayoría del tiempo liberaba todo el carril para Lucas Ahijado. El ovetense no tuvo reparos para incorporarse a campo rival y apareció en no pocas ocasiones cerca del área ferrolana. Con este nuevo dibujo y estos mismos futbolistas de centro del campo en adelante, por ejemplo, Oier Luengo hubiese sufrido más de la cuenta en fase ofensiva porque la responsabilidad ofensiva del lateral derecho de turno aumenta. Un contexto ideal para Lucas.