Un primer tiempo que resume tres jornadas: así está el Real Oviedo de Calleja

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Javi Calleja, durante el Real Oviedo-Racing
Javi Calleja, durante el Real Oviedo-Racing Héctor Herrería

Analizamos el momento del Real Oviedo poniendo como ejemplo los primeros 45 minutos del equipo azul ante el Racing de Santander

02 sep 2024 . Actualizado a las 21:45 h.

El Real Oviedo-Racing demostró que al equipo de Javi Calleja le falta trabajo. Y seguramente eso sea lo normal a 30 de agosto, una fecha en la que la gran mayoría de los conjuntos de Segunda División todavía están decidiendo qué ser y cómo conseguirlo. Eso sí, después de confeccionar una plantilla con muchos recursos y tras una temporada en la que el Real Oviedo tuvo clarísimo qué equipo ser, es normal que estas tres jornadas hagan a más de uno fruncir el ceño. Tres partidos resumidos en el primer tiempo del pasado viernes en el Carlos Tartiere. 45 minutos en los que se vio lo que ya tiene el Oviedo, lo que puede llegar a ser y lo que todavía le falta para estar a la altura en según qué escenarios.

Los aspectos positivos del viernes

No todo fue un desastre. Javi Calleja, después de dos jornadas en las que al Oviedo le costó un mundo tener el balón y dominar el ritmo del partido a través de la posesión, puso en liza uno de los onces más ofensivos que se recuerdan en el Carlos Tartiere. Por nombres, lo era. Y los azules empezaron bien, llevaron la iniciativa y fueron capaces de encerrar al Racing en el primer cuarto de hora. En ese tramo se pudieron apreciar brotes verdes. Alemao, más allá de que tras su gran pretemporada haya empezado con la pólvora mojada, ganó casi todos los duelos con los centrales del Racing y, como en Castalia, fue capaz de amenazar al espacio. 

Ilyas Chaira, titular tras un par de ratos en El Requexón, mostró que es un extremo que se mueve mucho -y bien- por todo el frente de ataque. El 1-0 es un gran ejemplo de lo que es capaz el marroquí: asociación, movimiento entre líneas y agresivo de cara a puerta. También se vio que el Oviedo es un equipo capaz de hacer muy ancho a su rival, ya que Cazorla es el que mejor desplaza el balón de la categoría y Rahim y Hassan le van a dar mucha amenaza por los costados al ataque azul. Todo eso pasó en el primer cuarto de hora y no sería justo obviarlo. 

El ajuste de José Alberto y los problemas con balón

Hasta más o menos el 1-0, el Real Oviedo no salía cómodo desde atrás, pero salía. El Racing lanzaba a la presión a Arana, Iñigo Vicente y Pablo Rodríguez, pero tapaban la salida con Luengo y por dentro a Del Moral y Cazorla, así que los centrales quedaban libres. Entre Aarón Escandell, Costas y Dani Calvo, el Oviedo se las apañaba para salir. No había demasiado juego entre líneas, por los azules circulaban cómodos y llegaban a Rahim y Hassan. Hasta que José Alberto ajustó y la vida se le complicó demasiado al equipo de Javi Calleja. 

El entrenador del Racing vio que el Real Oviedo tenía problemas para diseñas una salida de balón fluida y puso todas las fichas en el tablero. Ordenó a Andrés Martín saltar a por Dani Calvo, Arana seguía estando sobre Costas y Pablo Rodríguez sobre Del Moral. El Racing acumulaba a seis jugadores en campo rival, todos menos la línea defensiva y el portero, y el Oviedo comenzó a sufrir muchísimo. Ahí, las costuras de este equipo al que todavía le faltan semanas de entrenamiento salieron a la luz. 

Este Oviedo, que todavía no cuenta con las versiones al 100% de Santi Colombatto y Jaime Seoane, asunto no menor y que se debe mencionar, esta verde con balón. Tras el ajuste del Racing, Escandell perdió el pase con centrales y el escenario exigía a los centrocampistas girar estando presionados o un balón largo hacia Alemao o los costados. En lo primero, hay que decir que Del Moral no es ese tipo de mediocentro. El ex del Villarreal debe ver el fútbol de cara para progresar a través del pase, pero nunca exigirle girar como sí lo puede hacer Colombatto, Seoane o el propio Cazorla. 

En esa fase del juego, en la que el Oviedo ya está con balón y comienza a construir su ataque posicional, los azules también sufrieron. El Racing es un equipo muy trabajado, con un entrenador que lleva en el cargo desde diciembre de 2022. Y eso se nota, claro que se nota. Los cántabros se cerraban dentro y la luz se apagaba para el Oviedo. Las diferentes alturas no existían, ni Chaira -mucho más decisivo en los metros finales que en la construcción- ni un desaparecido Moyano aparecían y el juego carbayón se volvía plano. Algo que ya sucedió en Riazor y Castalia. 

Los problemas sin balón

En Riazor, salvo por un par de escarceos de Mario Soriano, el Oviedo no sufrió demasiado. Escandell tuvo que intervenir tras algún centro lateral, pero es lo normal ante un Deportivo con el ya mencionado Soriano, Lucas Pérez, Yeremay o David Mella. Ya en Castalia, los azules sí se vieron un poco más desbordados frente a un Castellón al que ya se le puede considerar uno de los equipos más intensos y dinámicos de la categoría. Y el pasado viernes, el Racing dio un par de picotazos en el Tartiere, pero cuando los dio fueron mortales. Eso sí, se puede decir que no pillaron a nadie por sorpresa. 

Como decíamos antes, los problemas que podría tener el Oviedo cuando no tuviese el balón fue algo en lo que todo el mundo pensó cuando salió la alineación. Tres jugadores muy ofensivos como Hassan -que no destaca por sus ayudas-, Sebas Moyano -fuera de su posición natural- e Ilyas Chaira y, además, Santi Cazorla al lado de Alberto del Moral. El capitán carbayón jugó varias veces en el doble pivote a las órdenes de Luis Carrión, pero siempre en un contexto en el que el rival esperaba en su campo y tener el balón no entraba dentro de sus prioridades. Cuando no, Cazorla siempre ha estado acompañado de otros dos centrocampistas. 

Contra el Racing se juntó todo: los automatismos que todavía no están integrados en el Oviedo de Javi Calleja, la naturaleza de los propios futbolistas y que los de José Alberto son uno de los mejores equipos que mejor transitan de toda la Segunda División. En el 1-1, por ejemplo, el comportamiento defensivo de Alemao y Sebas Moyano es muy deficiente -si dejas jugar fuera hay que tapar dentro-, Alberto del Moral duda y los espacios aparecen. Y con ellos, los jugadores del Racing. Espalda de Del Moral, espalda de Santi Cazorla, falta de contundencia de Hassan, mala lectura de Luengo y mala defensa del centro lateral. ¿Resultado? Golazo de Andrés Martín.

Ese tipo de salida de balón, en el que el Racing salía cómodo y el castillo del Oviedo se caía con solo mirarlo pasó varias veces. No durante todo el primer tiempo, porque los azules también tuvieron el balón, pero sí varias veces. Saber qué hacer con el balón y qué hacer cuando no lo tienes: el pasado viernes, el equipo de Javi Calleja dejó a deber en ambas. Ya con 1-2 en el marcador, jugada casi idéntica a la del 1-1, aunque en esta ocasión nadie cazó el centro desde línea de fondo. Mala presión de Moyano-Alemao, Chaira duda a qué rival saltar y luego Iñigo Vicente recibe a la espalda de Cazorla y Del Moral.

Esos errores fueron acompañados por una precisión técnica del Racing que no siempre se ve en la categoría. En el 1-1, por ejemplo, Andrés Martín controla y pone el balón en la base del palo cuando está rodeado de rivales. En el 1-2, que llega tras un error de Escandell en salida cuando el Oviedo ya está desplegado, Vencedor cede de cabeza a Aldosoro y después Andrés Martín en cuestión de segundo y medio controla y ajusta el disparo al máximo desde la frontal.