Braat, portero del Oviedo: «Ahora es el momento de demostrar que puedo ayudar al equipo»

Pablo Fernández SAN PEDRO DEL PINATAR (MURCIA)

AZUL CARBAYÓN

Quentin Braat, en el hotel de concentración del Real Oviedo en Pinatar
Quentin Braat, en el hotel de concentración del Real Oviedo en Pinatar

La Voz de Asturias entrevista al portero del Real Oviedo, que tras una temporada en blanco ahora se jugará con Aarón Escandell ser el guardameta titular del equipo de Javi Calleja

30 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay que remontarse a mayo de 2023 para recordar un partido de Liga en el que el portero del Real Oviedo fuese Quentin Braat (Fontainebleau, Francia; 1997). El curso pasado, una tormenta perfecta llamada Leo Román le negó al guardameta francés cualquier opción de vestirse de corto y ahora, con un nuevo cuerpo técnico y un nuevo compañero de portería, Braat busca recuperar su sitio en el once inicial del Real Oviedo. LA VOZ DE ASTURIAS entrevista en el hotel de concentración azul de Pinatar al portero carbayón, amante del ciclismo y enamorado de la capital del Principado. La difícil temporada pasada, sus dos años en el club oviedista y el Real Oviedo que viene y que ahora se está gestando.

—¿Es este el verano más importante desde su llegada al Real Oviedo?

—No lo creo. Me siento bien en el club y en el equipo y voy a seguir dando todo para intentar jugar. Lo pasado pasó, solo pienso en el ahora.

—¿Cómo fue el verano tras un curso tan complicado para usted?

—¿Que qué pensé de mi temporada? Que fue mala, claro. Una temporada dura, sin jugar. Siempre es complicado asumirlo y enfrentarte a ello. Cuando el curso empieza y ves que tu compañero no falla y lo está haciendo bien, como fue el caso de Leo Román, sabes que va a estar complicado. Y el equipo también estaba bien, así que había poco que hacer.

—¿Cómo lo gestionó?

—Mal, mal. Luego hay que intentar estar con el equipo a muerte y ayudar a todos a mejorar en los entrenamientos, pero se pasa mal. Siempre tienes que demostrar que pueden contar contigo, aunque la temporada pasada no fuese así. Ahora, en esta pretemporada, es el momento de demostrar que puedo ayudar al equipo y que voy a darlo todo por volver a jugar.

—¿En qué momento de la temporada pasada vio que sería complicado jugar?

—El momento clave, creo, fue la llegada de Carrión. Cuando viene un entrenador nuevo siempre tienes la opción de poder gustarle y que cambie de portero, pero Leo Román siguió estando bien y, encima, el juego de pies que el míster pedía, Leo lo tenía. Esos conceptos de atraer la presión del rival y después jugar a la espalda Leo ya lo dominaba. Cuando ahí no pude entrar, supe que ya sería complicado.

—¿Cómo era llegar a casa durante todos esos meses?

—Pregúntale a mi novia…

—Ella fue la que lo sufrió, ¿no?

—Claro. Perdí un poco la sonrisa, me costaba estar de buen humor. En El Requexón no paraba de trabajar, pero el estado de ánimo era diferente y cuando llegaba a casa pues peor aún.

—¿Siempre le había tocado jugar?

—Sí, nunca me había tocado pasar por lo que pasé el año pasado. Cuando era juvenil y me subían con el primer equipo seguía jugando con el filial, así que nunca viví una temporada tan difícil. Alguna vez por lesión jugué menos, pero no tan poco como el año pasado.

—Y cuando usted jugaba, ¿notaba que su compañero lo estaba pasando mal?

—Sin duda, eso se nota en el día a día, en los entrenamientos. Leo Román también notaba el año pasado que yo no estaba bien y que me costaba sonreír y hacer bromas.  

—En la 22/23 fue el titular, pero el derbi de El Molinón lo vio desde el banquillo.

—Lo pude entender, porque Tomeu Nadal era un tipo increíble y muy profesional. Nosotros en esos partidos ya nos jugábamos muy poco y es normal que Cervera le diese la oportunidad de jugar en El Molinón, porque ya estaba ante su último año de contrato. Todo el mundo quiere jugar un derbi y cuesta en el momento, pero lo entendí.

—¿Qué tal con Tomeu Nadal?

—Muy bien, hablé un rato con él cuando jugamos contra el Tenerife. A él también le están tocando unas temporadas complicadas

—Volvamos al presente. Nuevos compañeros de viaje: Jesús Unanua y Aarón Escandell.

—Está yendo todo bien. Se ve que Aarón es un tipo genial y Jesús tiene una forma de trabajar diferente. Habla muchísimo con nosotros y nos transmite bien lo que quiere Calleja de sus porteros. Su papel -el del técnico de porteros- es fundamental en la buena relación de los guardametas, ellos saben cómo gestionarnos y, por ejemplo, saben que en algún momento del año es bueno llevarnos a comer por ahí para fortalecer la unión del equipo de trabajo.

—¿A Escandell lo conocía?

—Claro, de jugar contra el Cartagena. Ya en su momento me pareció buen portero, con un gran juego de pies. Veo muchos partidos, aunque no todos. Me fijo en los porteros y hacemos vídeos para analizarlos un poco más. El nivel en España es alto, mayor que el de Francia.

—¿La metodología de Jesús Unanua es similar a la de los técnicos de porteros que tuvo en Oviedo?

—No, no, cada uno tiene su forma de trabajar y es totalmente diferente. Con Mauro (De Ves), por ejemplo, trabajábamos mucho el desplazamiento de balón, corto o largo. Con el nuevo cuerpo técnico hacemos muchísimas tareas de juego puro con el resto del equipo para mejorar el juego de pies y, sobre todo, la toma de decisiones. Más incluso que con Carrión. Me gusta esta forma de trabajar.

—¿Cómo influyó en usted la idea de juego que trajo Luis Carrión el curso pasado?

—Lo noté mucho, porque sabía que el juego de pies era uno de los aspectos que tenía que mejorar. Lo trabajé mucho el año pasado, sobre todo el juego corto. Lo he mejorado y sigo en ello, lo noto en los partidos.

—¿Qué es lo más complicado para un portero cuando se juega de esta manera?

—El control. El control es la clave de todo, porque a partir de ahí puedes estar mejor o peor perfilado para dar continuidad a la jugada y escoger la mejor opción. Lo de después ya es más sencillo. El control te va a dar la clave de lo que va a ser la jugada.

—Y esa idea de juego de Carrión también se notó en el papel de los centrales.

—Bueno, pero nuestros centrales siempre fueron buenos con el pie, pero depende del míster, claro. Con Cervera no se podía arriesgar atrás y con Carrión fue totalmente diferente, pero se adaptaron sin mayores problemas. Nuestros centrales están en el top-5 de la categoría.

—Leo Román todavía no sabe dónde jugará en la 24/25.

—No sé qué hará ahora, pero tendrá una buena carrera. Seguro. Es de los mejores porteros que he visto, sin duda.

—El Real Oviedo de Javi Calleja.

—Tiene muy buena pinta. Los fichajes han llegado pronto y se están acoplando genial. Trabajar todos juntos desde el inicio de la pretemporada es ideal, en el campo ya se están notando estas semanas juntos. La confianza es clave.

—¿Qué tal el nuevo míster?

—Son formas de trabajar muy parecidas, en general. Sí veo que los porteros estamos más implicados todavía en los ejercicios de grupo, tanto en las posesiones, rondos o ruedas de pase. Y a nivel de intervención en los entrenamientos Calleja y Carrión son parecidos también. Igual la diferencia está en Luismi Loro, el segundo entrenador, que sí interviene un poco más que Cisma. Domingo (Cisma) hablaba mucho con nosotros, pero en las sesiones era Carrión el que llevaba la voz cantante.

—Cumple dos años en Oviedo y en el Real Oviedo.

—Estoy genial en la ciudad, de verdad. Estoy muy feliz. La gente es muy amable y lo de la afición es de locos.

—¿Estudia alguna carrera?

—Estudié el bachiller de ciencias, pero luego no pude seguir con los estudios al pasar al profesionalismo. En España eso se hace mucho mejor que en Francia, porque veo a muchos compañeros que siguen estudiando en la universidad. Me habían admitido en la escuela de arquitectos, pero fue imposible.

—Mejoró su español, ¿eh?

—¿De verdad? Me das una alegría. Yo creo que sigo sin hablarlo bien, pero bueno. Mejor español que el día de mi presentación hablo seguro, aquel día me costó mucho [risas].