Analizamos la aportación del delantero brasileño del Real Oviedo en la victoria ante el Villarreal B
03 abr 2024 . Actualizado a las 09:20 h.Un Real Oviedo diferente, ni más ni menos. El Oviedo de Luis Carrión es un Oviedo diferente cuando Alemao es su delantero. Mejor o peor habrá que verlo, aunque los números son favorables al brasileño, pero es evidente que los azules pueden hacer unas cosas que antes no. Y ante el Villarreal B se pudo comprobar.
El radio de acción se amplía
Esté más o menos afortunado, es evidente que Alemao le regala metros al Real Oviedo. El equipo azul puede llegar a más sitios, en pocas palabras. El hábitat de Borja Bastón es el área y fuera de ella su contribución, sobre todo en este último curso y medio, se limitaba a dar continuidad a los ataques cuando recibía de espaldas. Alemao es otra cosa y, por tanto, el ataque del Real Oviedo también es otra cosa cuando juega él. Es algo que ante el Villarreal B se pudo comprobar desde los primeros minutos: Cazorla o Colombatto recibían en la base de la jugada y, cuando miraban hacia delante, el brasileño ya estaba preparado para tirar el desmarque de ruptura.
El pase al espacio podía realizarse o no, pero los centrales del Villarreal B ya estaban inquietos. En lo referente al radio de acción, Alemao también es capaz de poner en apuros a la portería rival desde mucho más lejos. Los que le han visto en El Requexón saben que el ex del Inter de Porto Alegre necesita muy poco para amenazar al portero y el de este pasado domingo seguramente fue el primer partido del curso en el que el rival lo sufrió de forma continua. Si Alemao ganaba una disputa o se llevaba un balón suelto a pocos metros de la media luna del área, peligro. Pero peligro de verdad.
Hay una jugada a la media hora de partido que explica a la perfección lo que es el '14' del Real Oviedo. La presión de Alemao no es que sea la más agresiva del mundo y en ocasiones le cuesta perfilar a los centrales rivales y ser la punta de lanza del equipo, pero cuando huele sangre... Cazorla buscó el pase largo a la espalda de la defensa, Espigares despejó y cuando Rodrigo quiso ceder de cabeza a sus centrales, Alemao le molestó lo justo, se llevó el balón suelto y se lanzó a la portería rival: el brasileño superó a Tasende, entró en el área y solo la rapidez del lateral amarillo hizo que el balón acabase en córner. Una jugada que, simple y llanamente, no existía en el Real Oviedo.
Otra de esas jugadas que no se pueden explicar si no es el brasileño el protagonista es la que abrió el segundo tiempo. El Oviedo sacó de centro y fue precisamente Alemao el que puso el balón el juego cediendo hacia atrás. Luismi recibió y el propio Alemao se la pidió enseguida: protegió el esférico de espaldas y dejó atrás al primer rival, vio metros por delante e inició una conducción que no acabó en disparo a puerta desde la frontal de milagro. En seis segundos, el Oviedo pasó de sacar de centro a plantarse en el área rival con la participación de un solo jugador. El físico del delantero carbayón permite protagonizar acciones que no son nada habituales en la categoría.
Su aportación de espaldas
Ganar duelos aéreos no es el punto fuerte de Alemao, pero su físico y corpulencia sí le permite molestar al central rival e, incluso, proteger el balón para dar continuidad al juego cuando el brasileño gana la posición. Y eso ocurre más veces de lo que la gente piensa. Sin ser el mismo estilo, es algo similar a lo que ocurría con Saúl Berjón en el Oviedo de Anquela: sin llegar al 1,80 -Alemao lo sobrepasa en cuatro centímetros-, Berjón era capaz de ganar la posición utilizando su cuerpo y recibir el balón largo. Si Alemao te gana la posición, es muy complicado tocar el balón. Y eso lo vieron, y lo sufrieron, los jugadores del Villarreal B.
Además de dar continuidad al juego encontrando a los jugadores que llegaban de cara, el domingo Alemao también hizo gala de lo que más le gusta cuando tiene una mínima oportunidad: girarse e ir hacia delante. Tirado a la banda, sacando a central de posición, el brasileño tiene esa potencia que le permite ganar la posición, girar y correr. Amenazar desde muy lejos, algo que Borja Bastón no tenía ni cuando era -seguramente todavía lo sea- uno de los tres mejores rematadores de Segunda División.
Los goles
Todo esto que ya se ha explicado indica que el ataque del Real Oviedo puede -y es- ser diferente con Alemao en punta, algo que seguiría siendo así si no hubiese marcado los dos goles azules. Pero es que, además, los marcó. El primero, por ejemplo, vuelve a poner en valor ese 'oler sangre' del brasileño. Cazorla se la roba a Rodrigo, el balón queda perfecto para el pase y ahí el de Lugo de Llanera y Alemao ya saben lo que viene a continuación. Tres segundos después, sin control previo del delantero y tras un disparo desde dentro del área pero muy cerca de la línea, el marcador lucía el 1-0.
El segundo fue un gol de delantero de área, como el que muchos otros arietes pueden lograr en Segunda División, aunque sí es cierto que en el momento del centro de Viti el brasileño todavía está fuera del área. El centro es buenísimo, pero había que llegar. Y llegó. Alemao suma 4 goles en 733 minutos sobre el césped, lo que le convierte en el undécimo mejor futbolista de la categoría en dicho aspecto: marca un gol cada 185 minutos. Por delante están Peque, Braithwaite, Bautista, Arana, Óscar Plano, Juanto Ortuño, Carlos Martín, Campuzano, Sousa y Ángel.