Analizamos el partido del delantero portugués del Real Oviedo en el triunfo ante el Levante. Cuarto gol en nueve titularidades para el atacante
05 mar 2024 . Actualizado a las 20:20 h.Mientras que por un lado Borja Bastón y Alemao se enfrentan en una batalla semanal por ver quién es el nueve ideal del Real Oviedo de Luis Carrión, hay otro delantero que, alejado de dicha guerra, está aprovechando como pocos que los azules jueguen con un delantero de referencia. Con Jonathan Dubasin puede haber más dudas y, como ya demostró en Albacete, podría entrar en más variantes ofensivas, pero Masca parece haber encontrado su sitio en la banda derecha. De dicho costado parte, claro, porque después hace daño al rival en otros lugares. Desde su escondite, Masca está sorprendiendo a propios -pocos en el club esperaban este rendimiento- y extraños y, con el gol que marcó ante el Levante, ya son 4 tantos en poco más de 800 minutos sobre el césped.
Masca sin balón
Ante el Levante, el rol de Santi Cazorla como mediapunta se pudo ver hasta en la presión ejercida por el Real Oviedo cuando los granotas intentaban salir desde atrás. En dicha fase del juego, la importancia de los extremos se elevaba y Sebas Moyano y Masca acompañaban a Borja Bastón en la batalla por entorpecer al máximo la salida del Levante. Y lo consiguieron. Durante el primer tiempo en general, y la primera media hora en particular, el equipo de Felipe Miñambres no salió ni una vez a ras de suelo y la única solución era el juego directo sobre Bouldini y Fabricio.
En ese contexto, la intensidad y dinamismo de Masca a la hora de repetir esfuerzos fue importante. Cuando el Oviedo dirigía la presión hacia la banda derecha, Bastón apretaba a Dela y era el portugués el que no dejaba respirar a Álex Muñoz. La solución del lateral izquierdo del Levante era buscar un pase en largo pegado a la banda que rara vez salió bien o, simplemente, el Oviedo forzaba la pérdida cuando intentaba encontrar a un compañero por dentro.
Cuando el Levante salía por el otro lado, el rol de Masca era un poco más complejo porque su objetivo se centraba en Oriol Rey. El mediocentro no tuvo su día con balón y la presión del equipo de Luis Carrión tuvo su parte de culpa. Siempre que los granotas salían por Postigo y Sangaré, Masca se iba hacia dentro y Rey se convertía en su objetivo. Podía ser en un saque de puerta o en un saque de banda a la altura del centro del campo, Masca estaba ahí. Y el plan salió bien, ya que de dichas situaciones llegaron no pocas recuperaciones oviedistas.
Masca y el balón suelto en el carril central
Hilando con el anterior apartado, la presión del Real Oviedo sobre los inicios de juego del Levante hacía que las segundas jugadas cobrasen un papel fundamental. Si los azules se hacían con ellas, el campo se inclinaba al área de Andrés Fernández. Y así fue durante mucho tiempo. Masca, que durante la mayor parte del tiempo que está sobre el césped está en el carril central y no en banda derecha, se puso las botas cazando segundas jugadas que permitían al Oviedo salir en transición o instalarse en campo rival.
Después, el acierto del portugués a la hora de dar continuidad al juego aparecía o no, pero el acercamiento se generaba. Cuando a Masca le tocaba asociarse en los últimos metros, por ejemplo, al atacante azul le costaba un poco más. Cuando tocaba asentar la posesión o simplemente finalizar, Masca estaba más cómodo. Dicha faceta de beneficiario de segundas jugadas también se pudo ver en las pocas ocasiones en las que el Oviedo recurrió al juego directo, disputando Bastón el balón aéreo con uno de los centrales y yendo Masca a la caída.
Eso sí, donde más peligro creaba -como suele pasar en todos los partidos del mundo- era cuando la recuperación se producía en campo rival. Ahí el ataque se aceleraba y la ocasión estaba más cerca que nunca. Con Colombatto y Luismi muy atentos a la hora de cortar balones o de ganar la última disputa que permitía recuperar el balón, Sebas Moyano y Masca estaban atentos para llevarse la segunda jugada y darle velocidad al asunto. La ocasión más clara de Masca al margen del gol del segundo tiempo llegó así.
Además, y volviendo al tema de la defensa sobre Oriol Rey, los saques de banda rivales también eran escenarios en los que el Oviedo y Masca podían hacer daño. Se podía ver a Luis Carrión desde la banda llamando continuamente al portugués para que abandonase la banda derecha y se acercase al centro, ejerciendo una presión de hasta cinco futbolistas contando a Bastón y Colombatto. En una de esas, tras un balón ganado por el argentino, llegó otro ataque con Masca de protagonista.
Masca cuando el Oviedo tenía el balón
En los nueve partidos que ha jugado Masca como titular en lo que va de campeonato liguero de Segunda División, el portugués siempre había sido el jugador que menos había tocado el balón del Real Oviedo. El que menos o el segundo que menos, bueno, porque de vez en cuando le superaba Borja Bastón. Es uno de los pros y también es uno de los debes: es evidente que al portugués le cuesta mucho más que a otros compañeros participar durante los 90 minutos, pero es que tampoco lo está necesitando para aportar su granito de arena en según qué partidos.
Ante el Levante, eso sí, Masca superó a Borja Bastón y también a Sebas Moyano en apariciones durante el partido. El portugués tocó el balón en 36 ocasiones -más que nunca este curso-, cuatro más que Moyano y veinte más que Bastón. Cuando el Oviedo tenía la posesión y realizaba un ataque posicional, Viti ocupaba el carril derecho y Masca se centraba en atacar la zona de remate. Lleva siendo así todo el curso y también ocurrió el sábado. Incluso, en jugadas en las que Viti conducía hacia dentro y el ataque se iba a la izquierda, otros jugadores como Luismi -mediocentro posicional- se quedaban en la banda derecha mientras que Masca se juntaba a Bastón.
Cuando Viti recibía en tres cuartos del campo y se jugaba un uno contra uno ante su defensor, Masca buscaba atacar esa zona tan difícil de defender entre central y lateral rival. Eso sí, en esas jugadas en las que tiene que recibir de espaldas e inventarse algo dentro del área para sacar petróleo, al delantero portugués le cuesta un poco más. La categoría no perdona y, en según qué acciones, a Masca le beneficia más que le perjudica el tener poco tiempo para pensar.
Su zona de confort
Es evidente que Masca se está ganando el pan dentro del área. Ahí, el portugués tiene ese algo que no es fácil de encontrar y, por ello, Luis Carrión le está dando oportunidades. «Parece que tiene suerte y le caen los balones, pero no es suerte, siempre llega, siempre está y tiene energía para llegar a los sitios», comentó después el técnico azul en sala de prensa. Aprovechándose también de jugar con otro delantero que se lleva una de las marcas de los centrales, Masca siempre aparece. «A nivel de ‘timing’ en el remate y capacidad de llegar, creo que Masca es nuestro jugador más peligroso», llegó a decir David Costas en una entrevista con LA VOZ DE ASTURIAS.
En el primer tiempo dejó escapar un buen centro de Bretones, tras el descanso no perdonó. El 2-1 del Oviedo es un buen ejemplo de lo claro que Masca tiene su función durante los partidos. En el momento en el que Viti ya estaba cogiendo el balón con las manos para sacar de banda y Santi Cazorla se acercaba para recibir, Masca empezó a trotar de espaldas en dirección a la portería. Cuando el de Llanera se sacó el truco de la chistera y puso ese fantástico balón con la izquierda, el portugués ya estaba en su zona de confort. Sebas Moyano le ganó el salto a Buba Sangaré y Masca cabeceó a la red. Otro partido facturando en Segunda División.