Desde la llegada del nuevo entrenador, los carbayones son el segundo mejor equipo de la Segunda División. Un repaso a lo que fue 2023 y a lo que se espera del nuevo año
07 ene 2024 . Actualizado a las 09:18 h.Aunque a veces es injusto, el momento del primer equipo suele ser el termómetro que marca la temperatura de un club. Y ahora mismo se puede decir que Luis Carrión le ha cambiado la cara al Real Oviedo. El técnico catalán llegó en septiembre para hacerse cargo de un equipo desnortado, cuyos malos resultados habían lapidado una relación, la del propio club y Álvaro Cervera, que hace no tantos meses parecía destinada a conseguir grandes cosas.
Antes de hablar de lo malo, sería justo reconocer que el fichaje de Cervera salvó el año 2023. El entrenador supo reconducir una temporada que empezó mal y, con un juego simple y poco atractivo para el espectador, consiguió la cantidad de puntos suficiente para dejar en el olvido el fantasma del descenso y, en ciertos momentos, asomarse al playoff. Tanto, que el Grupo Pachuca le renovó con un contrato nunca visto en dos décadas en la capital del Principado: dos años más. Pero el fútbol, insaciable en el día a día, se comió dicho acuerdo en cuestión de semanas. Eso, unido a una relación con los jugadores que se fue resquebrajando con el paso de las semanas, hizo que la que parecía una idílica relación entre el Real Oviedo y Álvaro Cervera se fuese al traste en la jornada 6.
Y entonces llegó Luis Carrión. Con una idea de juego diferente a todo lo que se había visto en Oviedo en los últimos 20 años, el técnico catalán se encontró con una derrota en el último minuto en su primer partido. A partir de ahí, todo fue a mejor. Optimista por naturaleza, Carrión defendió el potencial de su plantilla desde la primera rueda de prensa y comenzó a trabajar en El Requexón en un Oviedo que llevase la iniciativa, dominador a través del balón y con ganas de asociarse. El resultado se pudo ver desde el segundo partido y, encima, los resultados acompañaron: desde que Carrión llegó al Oviedo, los carbayones son el segundo mejor equipo de la Segunda División.
Si las lesiones vuelven a ser un factor puntual y no un mal endémico -el Oviedo ha encarado partidos con hasta diez bajas-, el equipo azul está capacitado para luchar por algo grande en este 2024. Eso es con lo que sueña el oviedismo y el Grupo Pachuca para este nuevo año: ascender sería lo máximo, pero luchar hasta el final por dicho sueño por primera vez desde el regreso al fútbol profesional sería el primer paso. Hay que recordar que, en este 2024, se cumplirán 23 años desde el adiós del Real Oviedo a la Primera División. Y esos son muchos años.
En lo extradeportivo, los ojos de todos están puestos en la nueva ciudad deportiva. Fue en el mes de marzo cuando, por todo lo alto y campaña electoral en el horizonte, los dirigentes del Real Oviedo y el alcalde de la capital del Principado anunciaron que la nueva casa del oviedismo se construiría en Latores, a tan solo tres kilómetros del Carlos Tartiere. Por entonces, el máximo accionista del club carbayón, Jesús Martínez, aseguró que el objetivo era que la primera fase estuviese en funcionamiento en un año y medio. Dicho plazo no se cumplirá debido a que, para empezar, el contrato entre ayuntamiento, club y constructor no está ni firmado.
Urge desatascar dicha operación y que, más pronto que tarde, el Real Oviedo sepa dónde y cuándo podrá estrenar su nueva ciudad deportiva. Y 2024 debe ser testigo de ello.