El técnico azul, que contó con ocho bajas y tiró del Vetusta, dirigió una sesión corta sobre el césped, pero dejó varios detalles sobre su modelo de juego
22 sep 2023 . Actualizado a las 12:35 h.Eran las 10:50 horas cuando los jugadores del Real Oviedo empezaron a pisar el campo nº4 de El Requexón, pero el primer día de Luis Carrión como técnico azul comenzó unas horas antes. A eso de las 09:00 horas, el entrenador catalán y su mano derecha Domingo Cisma conocían la ciudad deportiva azul y se reunían con los que serán, al menos en estas primeras semanas, las personas que formen su cuerpo técnico: el preparador físico Jorge Tejada, el entrenador de porteros Mauro de Ves -ambos llegan desde el Vetusta- y el readaptador Víctor García.
Poco después, el presidente Martín Peláez se unión a la reunión. ¿Lo siguiente? Conocer a la plantilla. Carrión y Cisma saludaron a sus nuevos jugadores, charló con ellos un buen rato y ya solo quedaba el trabajo de campo. Primer golpe de realidad: las bajas. Álex Millán, Rodri Tarín, Lucas, Camarasa, Romario Ibarra, Alemao y Luismi no entrenaron a las órdenes del nuevo entrenador. En el caso de Luismi, el mediocentro está sancionado de cara al partido del domingo ante el Valladolid (Carlos Tartiere, 16:15 horas), así que es más o menos habitual que un sancionado lleve una carga de trabajo diferente durante la semana.
17 jugadores del primer equipo y 5 del filial -Charbel, Marco Esteban, Yayo, Sesé y Enol- sí se calzaron las botas. Desde el primer momento, Carrión se mostró muy hablador con sus futbolistas. Jorge Tejada dirigió el calentamiento (rueda de pases y rondos) y pronto arrancó la tarea que protagonizó la mayor parte de la sesión. Si el entrenamiento duró 50 minutos, casi 25 fueron dedicados a dicho ejercicio. Luis Carrión dividió a la plantilla en dos equipos y ensayó los inicios de juego, centrándose sobre todo en una premisa fundamental: la presión tras pérdida.
Con un dibujo 4-2-3-1 que mutaba con facilidad al 4-3-3, Carrión pedía a los suyos que no tuviesen problema en jugar hacia atrás cuando no vieran pase para progresar. Atraer al rival, relativo protagonismo del portero -tanto Leo Román como Braat fueron exigidos en salida de balón- y ser verticales cuando se crease el espacio necesario para avanzar metros. Durante la tarea, Oier Luengo participó como lateral derecho. Tras pérdida, apretar todos juntos y siempre hacia adelante. Era en dicha fase del juego cuando el nuevo técnico oviedista se mostraba más vehemente.
Al finalizar el entrenamiento, unos jugadores se fueron y otros tiraron a puerta. Eso sí, lo importante estaba en el centro del campo. Allí, Luis Carrión y Domingo Cisma charlaron con cuatro jugadores: los tres capitanes -Borja Bastón, Dani Calvo y Jimmy- y Santi Cazorla. Así acabó el primer día de Carrión en El Requexón.