Jaime Álvarez: «El Real Oviedo es el sitio correcto para crecer»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Jaime Álvarez, en El Requexón
Jaime Álvarez, en El Requexón Real Oviedo

La Voz de Asturias entrevista al entrenador del Real Oviedo Vetusta, que este domingo inicia su segunda temporada en Segunda RFEF

01 sep 2023 . Actualizado a las 16:34 h.

Con la tranquilidad del que ya suma tres temporadas al frente del segundo equipo más importante del Real Oviedo, pero con el nerviosismo propio de cada inicio de curso. Así afronta Jaime Álvarez (Oviedo, 1986) el inicio de Liga para el Vetusta, que recibirá este domingo al Racing Villalbés (El Requexón, 12:30 horas). El técnico azul, que consiguió el ascenso hace dos temporadas y que el curso pasado casi se cuela en playoff a última hora, está al frente de uno de los filiales más jóvenes de todo el fútbol español. 

—¿Cuándo volvió al Real Oviedo en 2021 se imagina iniciar la tercera temporada al frente del Vetusta?

—La verdad es que no sabíamos qué nos podía deparar. Era todo nuevo para nosotros, nuestro primer año entrenando a un equipo sénior, aunque hubiese mucho juvenil. Y, encima, en un sitio con cierta exigencia como el filial del Real Oviedo. No sabíamos bien cómo iba a evolucionar la cosa ni cuánto tiempo íbamos a estar. El club nos puso todas las facilidades desde el principio y las cosas empezaron a salir bien en Tercera. Cuando ascendimos teníamos claro que queríamos estar en Segunda RFEF.

—Y llegó este verano.

—Acabamos bien la temporada, pero hubo altibajos y dudas durante el curso. Tardamos un poco más en concretar la renovación, pero si al final estás cómodo en un sitio y la gente quiere que sigas, llegar a un entendimiento es fácil. Aunque haya gente que pueda decir que los ciclos en un filial se acaban, nosotros tuvimos la suerte o la desgracia de que la plantilla haya sufrido muchos cambios y casi es como empezar de cero.

—¿Tuvo ofertas de otros clubes?

—Directamente, que me hayan llegado, no. No he tenido propuestas de ningún sitio. Tenía claro que lo primero era escuchar al Real Oviedo. Luego, con el paso de los días, hay gente del fútbol que te pregunta por qué no has renovado todavía y te vas enterando de que puede haber cierto interés por parte de un par de equipos por mi situación. No llegué a hablar con nadie.

—Primer año ascenso, segundo año salvación y casi algo más. ¿Puede haber una sensación de vacío antes de empezar el tercero?

—A ver… El año pasado, como decía, hubo muchos altibajos. Ganamos al Compos en la primera jornada, perdimos en Torrelavega y en la tercera goleamos al filial del Burgos. Ahí ya había gente hablando de playoff y de que si estábamos a un grandísimo nivel. Luego llegaron las ocho derrotas seguidas y se dijo que éramos un desastre y que íbamos a bajar. Con estas generaciones de chicos tan jóvenes hay que tener los pies en el suelo. Es un error marcarse objetivos, la categoría te dice en el día a día dónde tienes que estar. Creo que este año ha aumentado un poco de nivel, viendo los equipos que han bajado de Primera RFEF y los que han subido de Tercera RRFEF. No sé si nuestro nivel ha bajado o ha subido, pero lo que es seguro es que hemos perdido varios jugadores que eran referentes para nosotros tanto en el juego como en el vestuario. Enol es nuestro único jugador Sub-23, así que va a ser difícil exigirle a este equipo ese otro fútbol que a veces es muy necesario.

—¿Cómo se ha construido la plantilla de esta temporada?

—Lo primero que había que hacer era saber qué jugadores no iban a seguir por edad, por salto al primer equipo o porque se considera que su ciclo en el filial ha acabado y lo mejor es que compitan en categoría superior. A partir de ahí, ver qué juveniles nos pueden ayudar y en qué posiciones. Y ya, por último, tener claro cuáles son las demarcaciones a reforzar por jugadores de fuera del club. Este verano pusimos especial hincapié en reforzar la parte de atrás, porque ahí se fueron Rene, Javi Moreno y Mangel y está la lesión de rodilla de Lucas Laso. Son cuatro futbolistas que fueron claves para para nosotros, los que te sujetaban y daban confianza. En esa posición solo ha podido venir Aimar Collante y Jaime Vázquez, que es juvenil y estará con nosotros todo el año, aunque habrá que ver si compite más con nosotros o en División de Honor.

—Y en ataque también vinieron jugadores.

—En la parte de arriba se han ido más jugadores de los que han venido. Xavi Sola vino a cubrir el puesto de Masca, Darío Hidalgo el de Miguel Cuesta y Samuel Nnoshiri y al final tuvimos la suerte de que llegase Santi Miguélez, que es ese futbolista que puede ocupar varias posiciones en ataque. En la parte de atrás tendremos que tener paciencia, porque la gente que tenemos es muy joven. Igual me hubiese gustado que viniese alguien más, pero el tema económico es como es. Con paciencia y con calma… Si con el paso de los meses vemos que el equipo está cojo en alguna posición ahí tendremos el mercado de invierno, y a ver también si podemos recuperar pronto a Izan Gutiérrez. Es un chico que esta temporada nos tiene que dar un salto, aunque la lesión ha sido más grave de lo que pensábamos.

—¿Se planteó el club fichar a gente algo más veterana para paliar esas bajas de las que habla?

—El límite está en esa edad de 20-21 años, más o menos. La idea de los fichajes es que al menos tengan un ciclo de dos años en el filial y luego valorar si pueden seguir o no en el club. También se valoró la idea de quedarnos con algún jugador de los que dejaban de ser sub-23, para que ayudaran a los nuevos y fuesen referencias del vestuario. Al final no fue así y ahora les toca ejercer ese papel a los Enol, Víctor Blanco o Lucas Laso.

—Veteranos de 20 o 21 años.

—Son muy jóvenes, pero tienen que tirar del vestuario. Nosotros -el cuerpo técnico- tenemos todo controlado, pero para mí hay una parte que es sagrada y que es de ellos, y esa es el vestuario. Lo tienen que gestionar, aunque sean muy jóvenes. Que los del 2002 y 2003 hagan ver a los del 2004, 2005 o 2006 que hace años eran los primeros los que estuvieron en su piel y han pasado por ese aprendizaje. En un filial pasas de ser el joven al veterano en dos años, no más, y tienen que asimilarlo. Tengo muy hablado con Lucas Laso que, aunque no podrá jugar hasta enero por culpa de la lesión, tiene que ser ese futbolista que ya lleva cuatro o cinco años en el club y el encargado de congeniar a todo el vestuario.

—El Vetusta es uno de los filiales más jóvenes de España. ¿Eso les quita presión a los jugadores?

—Creo que la presión es mala y ponérnosla nosotros sería un error. Se lleva apostando por la juventud y esto también es un orgullo, porque muchos jugadores tienen la oportunidad de llegar al primer equipo, más allá de que logren mantenerse o no. Aunque no tengamos mucho dinero para fichar, esa apuesta por la juventud y las oportunidades en el primer equipo es muy importante a la hora de fichar. El trabajo del Oviedo atrae a los jugadores, así que aunque vas en desventaja a la hora de ofrecer dinero, sí tienes una ventaja en cuanto a la gestión de los futbolistas del filial y el primer equipo. Ven que somos un equipo muy joven y que se puede aprovechar la oportunidad. Seguramente sea el caso este verano de Darío Hidalgo o Santi Miguélez, futbolistas con ofertas de Primera RFEF y que han apostado por nosotros. Tienen ganas de demostrar cosas y creo que es lo correcto, en estas edades tienen que mirar más por lo deportivo que por lo económico y el club va encaminado a eso.

—¿Ya tiene un máster en gestionar victorias y derrotas en un vestuario tan joven?

—El fútbol funciona así, cundo ganas somos los mejores y cuando perdemos no vale nadie. Y por suerte o por desgracia, eso se acentúa más en el Oviedo porque es un club muy pasional. Eso es maravilloso, porque es lo que hace que este club siga vivo y dando pasos para llegar a Primera División, pero nosotros debemos tener calma. Hay que abstraerse cuando las cosas van mal y tener los pies en el suelo cuando van bien. Yo, como entrenador, tengo que intentar que ese ruido no llegue a los chicos, porque si ya es jodido de gestionar en el primer equipo, imagina en el filial con chicos de 18 años. A nosotros nos puede afectar, pero hay que intentar que a los chicos no.

—¿Cogería el móvil de sus futbolistas y borraría la aplicación de Twitter o Instagram?

—Tampoco es cuestión de eso, porque si no lees nada también estás pensando qué dirán de mí. Es parte del día a día del futbolista, y depende de cómo lo enfoque y asimile cada uno.  Hay gente que por entrenar tres o cuatro veces con el primer equipo ya piden el ‘tick’ azul en Instagram y en no sé dónde… Está a la orden del día y es tan malo estar todo el día pendiente de ello como abstraerse y vivir en tu mundo. Hay futbolistas que con 26 años no son capaces de asimilar todo eso y otros con 17 que sí tienen esa madurez para afrontarlo. Ahí tenemos que detectar nosotros qué jugador necesita ayuda. Hay futbolistas que rinden mejor a través de la reprimenda y el ponerse las pilas y otros que funcionan con el refuerzo positivo. Lo que todos buscamos es el rendimiento individual, porque eso nos lleva al rendimiento colectivo.

—¿Nota que ya tiene callo a a la hora de detectar cómo es cada futbolista?

—Es muy difícil gestionarlo todo. Tengo un ejemplo claro del año pasado, que es Nacho Estrada. Fue titular en la primera jornada y en una posición que seguramente no es la suya (extremo izquierda) porque se lo había ganado en pretemporada, a pesar de ser juvenil. Y luego creo que, a lo largo de la temporada, fuimos muy injustos con él. Entrenaba muy bien y cuando lo merecía nos aprovechábamos de su condición de juvenil para no darle 15 o 20 minutos con nosotros y bajase a ser titular en el División de Honor. Le dije sin problema que había sido injusto con él, pero es un chico que asimila muy bien las cosas. En cambio, hay otros que no lo asimilan tan bien y que no entienden que jueguen menos o se les cambie. Cada chico es muy diferente y a veces no sabes muy bien qué te puedes encontrar.

—¿Se imaginaba cuando le fichó el Oviedo en enero de 2022 que, un año y medio después, Abel Bretones estaría en el radar de no pocos clubes europeos?

—Sí y no. Es un chico que pedimos desde el principio de nuestra primera pretemporada, pero al final en ese puesto estaban Osky y Gabri Rabanillo, la posición estaba cubierta. En diciembre hubo un par de salidas y tuvimos la suerte de poder firmarle. Las condiciones de Abel todo el mundo las conocía, al menos los que le vimos jugar, pero es que ese mismo año pasó de jugar partidos en regionales con el Langreo B a ser un jugador importante de Segunda División. Sigue dando pasos hacia adelante y todo el mundo cree que tiene condiciones para incluso estar más arriba. Ojalá le salga otro año buenísimo aquí en el Oviedo, es muy joven y tendrá oportunidades de estar en Primera, esperemos que sea aquí.

—¿Qué le falta para seguir mejorando y dar un paso más?

—Quizás tiene demasiado ímpetu, quiere ir a todas las acciones y a veces tiene desajustes. Piensa que con su físico puede llegar a todos lados y algún rival muy listo, ve que llega rápido, mete el pie antes que él y le saca alguna tarjeta. El otro día ante el Racing, ya con amarilla, hace una falta innecesaria en el centro del campo a Carlos Vicente que al final no le pitaron. Pero es lo que decimos, es un chico que ha pasado de enfrentarse a gente de Segunda B/Tercera a extremos de Segunda/Primera, y no lo he visto sufrir de verdad en ningún partido. Nadie se lo ha comido, aunque hay que seguir trabajando con él. Tiene mucho más poderío ofensivo del que está demostrando, tiene mucho gol y un golpeo de balón espectacular. Es muy tímido, cuando se suelte más y vea que pueda aportar en esa faceta, será todavía mejor. Tiene muchas más virtudes que defectos.

—Un nombre propio: Iván González. ¿Es el ejemplo perfecto de la paciencia que hay que tener con el proceso de estos chicos tan jóvenes?

—Esto es una cosa que sabe muy poca gente, pero cuando estaba entrenando al juvenil del Covadonga me llegan a preguntar que si queremos a Iván para nuestro equipo. Me sorprendí mucho, porque me parecía imposible que no tuviese sitio en el Oviedo. Siempre tuvo mucho talento, igual le faltaba ese poco de físico o esa confianza. Es uno de esos chicos con los que hay que tener mucha paciencia, porque cuando alguien tiene condiciones y personalidad con balón… eso es lo difícil de encontrar. Su último año como juvenil (21(22) con Jaime Arias ya fue buenísimo y esa misma temporada con nosotros no pudo jugar mucho, pero sí recuerdo un partido en Les Caleyes ante el Lealtad en el que Iván fue el mejor. Tenía claro que acabaría sumando con nosotros y él, la temporada pasada, tuvo la paciencia de esperar. Tenía por delante a Mangel, Yayo, Álex Cardero, Víctor Blanco e Izan, aprovechó las lesiones que fueron surgiendo, fue poco a poco y para mí, este año, tiene que dar otro paso adelante.

—Descríbalo.

—Es un chico diferente a todo lo que tenemos, no es el típico mediocentro posicional y tampoco es un mediapunta o interior con recorrido. Está en esa posición intermedia, ideal para jugar con tres mediocentros a diferentes alturas y que él esté en medio de ambos. Tiene personalidad para aguantar el balón, tiene último pase, sabe asociarse, tácticamente es muy inteligente… Lo único que le falta es creérselo un poco más, porque es muy bueno. Tiene que ser más jeta, no es consciente de lo bueno que es.

—¿Cómo ha visto las salidas de Mario Fuente y Sergio Neira?

—Las cosas que pueden pasar por la cabeza de cada chico, cada familia o cada entorno solo lo saben ellos. Cuando un jugador llega a casa y ha jugado menos de lo que esperaba o un equipo llama a tu puerta ofreciéndote mejores cosas que las que ya tienes hablas con ese entorno y esa familia. Eso es muy difícil de valorar desde fuera porque no tienes toda la información. Sí te diría que esos dos casos en concreto, teniendo el ejemplo de Masca, creo que el sitio correcto para crecer es el Oviedo. Ojalá les salga bien, eh, a Mario le tengo muchísimo cariño y es un futbolista que siempre ha tenido una evolución muy grande.

—Fue una 22/23 difícil para Mario.

—Quizás porque nosotros no supimos potenciarle o porque él no estuvo bien, jugó menos. En la primera vuelta jugó mucho y en la segunda vuelta Masca y Enol pasaron por delante bajo mi punto de vista. Igual no supimos hacerle entender que ese tenía que ser su rol en ese momento. En el caso de Sergio Neira, es un juvenil que seguramente esperaba tener oportunidades en el filial… Creo que la paciencia es muy importante, tanto en el caso del club como en el de los jugadores. No hay que dar pasos de más. Luego ya son situaciones entre futbolista, club, familias y agencias de representación. Les deseo lo mejor y, aunque para mí lo primero es el Oviedo, el fútbol no se acaba aquí. Son gente muy joven y tendrán recorrido.

—Este domingo (El Requexón, 12:00 horas) empieza la temporada del Vetusta.

—El Racing Villalbés es un equipo recién ascendido, muy ordenado y con las ideas claras. Mezclan jugadores veteranos con otros de más desparpajo y congenian bien el poderío físico en defensa y lo que puedan tener arriba. Encajan muy pocos goles y lo han demostrado en pretemporada, así que sabemos que será difícil. Nosotros tendremos que estar pendientes de muchas facetas e intentar llevar a cabo lo que estamos ensayando. Soy optimista porque el equipo ha trabajado bien.

—¿Que haya posibilidades de que dos juveniles de segundo año como Marco Esteban y Jaime Vázquez sean la pareja de centrales el domingo resume bien este ciclo del Vetusta?

—Bueno, es una posibilidad, sí. Todavía no lo tenemos claro y hay más opciones en esa línea defensiva, pero si tienen que jugar jugarán. Marco Esteban ya tiene la experiencia de la temporada pasada y Jaime, después de un año difícil, ha venido bien. Veremos qué decisión tomamos. Pero como siempre te digo, son dos chicos juveniles que estarán con nosotros, como muchos otros, y todos tienen opciones de jugar. Lo dije el primer año: la edad no es ningún inconveniente para mí y si tenemos que apostar por ellos, lo haremos.