La Pizarra: Y Víctor Camarasa volvió a ser importante

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Víctor Camarasa, durante el Real Oviedo-Eibar
Víctor Camarasa, durante el Real Oviedo-Eibar Real Oviedo

Analizamos la actuación del centrocampista del Real Oviedo en la victoria de los azules ante el Lugo

19 abr 2023 . Actualizado a las 19:02 h.

«Jugué 20 minutos y salí en una posición (mediapunta) en la que no pude aprovecharlo mucho, porque necesito estar en contacto con el balón y salí más para ayudar al equipo», dijo Víctor Camarasa tras disputar 20 minutos ante el Eibar hace casi tres semanas. En Las Palmas jugó todavía más tiempo y por fin lo hizo en el doble pivote, pero en un contexto de partido en el que el Oviedo casi nunca tenía el balón y lo primordial era defender. Por eso, y sin ninguna duda, la media hora de Camarasa ante el Lugo se puede considerar su primera gran actuación con el Real Oviedo. Su primera gran actuación en general, incluso, después de dos años marcados por las lesiones. Volver a ser futbolista.

En la base de la jugada

Tres cambios son muchos, pero no siempre influyen tanto en un partido como sí lo hicieron el pasado sábado Manu Vallejo, Raúl Moro y Víctor Camarasa. Con dicho movimiento en el minuto 60 -también influyó, claro está, que los lucenses se quedasen con uno menos a los ocho minutos-, el Real Oviedo-Lugo viró hacia a un lugar en el que los azules, y en especial Camarasa, supieron cómo dominar el escenario a través del balón. El valenciano pisó el césped del Tartiere con instrucciones claras: construye el juego, no esperes por él. Y cumplió. En su primera intervención, el centrocampista apareció entre centrales y con un pase hacia adelante para Abel Bretones inició la jugada del 2-1. 

Ese flanco izquierdo con el lateral, Raúl Moro y Manu Vallejo fue donde el Oviedo edificó su victoria ante el Lugo. Pero antes, el balón partía desde la primera línea y ahí estaba Camarasa para que los inicios de juego fuesen mucho más limpios que de costumbre. En media hora, Camarasa intervino más que Koba en la hora anterior -22 toques del francés y 34 del valenciano-, se acercó a los números de Borja Sánchez y acabó el partido con un más que notable 24 de 25 en pases: un 96% de acierto. 

Jugar hacia adelante

Camarasa no solo le dio claridad a la posesión del Oviedo, también mordiente. En un centro del campo al que le cuesta mirar hacia adelante a través del pase, el '16' azul no tiene complejos -y le sobra calidad- a la hora de mirar a lo lejos y permitir al conjunto oviedista ganar metros y atacar diferentes alturas. Cuando cayó a la derecha, por ejemplo, activó a Viti al espacio con uno de se esos pases que generan el desmarque, y no al revés. 

Su capacidad para encontrar el pase de seguridad primero y el pase alejado después hacía que los apoyos de Luismi en la medular o los de Sergi Enrich cuando bajaba a recibir de espaldas se transformasen después en entregas incisivas que superaban líneas. Con un Lugo desordenado casi todas las fases del juego, este Camarasa fue un argumento diferencial y tanto Manu Vallejo como Raúl Moro supieron aprovecharlo en la media hora que estuvieron sobre el césped.

Con ganas de más

Camarasa estaba disfrutando sobre un campo de fútbol como hacía mucho y se notaba casi en cada jugada. Cuando el Oviedo llegaba al área lucense, el valenciano no se cortaba a la hora de asomarse al balcón del área -después de participar en el inicio de la jugada- y esperar un pase atrás para gozar de una ocasión. Verle pedir el balón desesperado en una acción de Moro por banda izquierda es una prueba de ello. Además, estuvo activo sin balón cuando tuvo que ser necesario. Descorchada la botella, todavía quedan seis partidos por delante para, tras unos años complicados, demostrar que Camarasa está de vuelta. Y está de vuelta en el Real Oviedo.