Abel Bretones: «No cambiaría nada de mi camino»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Abel Bretones, en el portón de El Requexón
Abel Bretones, en el portón de El Requexón Tomás Mugueta

El langreano ofrece a La Voz de Asturias su primera entrevista tras firmar su contrato profesional con el Real Oviedo

23 nov 2022 . Actualizado a las 09:35 h.

Está a punto de dar su primera entrevista como profesional, pero Abel Bretones (La Felguera, 2000) ya se desenvuelve por El Requexón como el mayor de los veteranos. Después de una carrera desarrollada íntegramente en Langreo, el Real Oviedo es su casa desde el 31 pasado de enero, pero todo ha ido muy rápido. De parche del filial en el último día del mercado de invierno a ser el décimo futbolista con más minutos disputados en el primer equipo, renovación incluida hasta 2026. Jon Pérez Bolo le dio el primer empujón y tiene toda la pinta de que Álvaro Cervera no le va a frenar. Ahora no. Así son los obreros del fútbol. 

—¿Cómo está?

—Lo estoy llevando bien, sobre todo gracias a la ayuda de mi familia, amigos y compañeros. Me encuentro bastante bien.

—¿Ya se ha acostumbrado a ser jugador del Real Oviedo?

—Al principio me costaba, me seguía viendo jugador del Vetusta. Ahora es verdad que llevo bastante tiempo asentado en el día a día del primer equipo y ya me veo como uno más. Al principio me mimaban un poco en el vestuario, por así decirlo, pero ya no.

—Antes de aterrizar en el Real Oviedo, usted solo había jugado en el UP Langreo y en el Alcázar.

—En benjamines me llamó el Oviedo, pero yo ya había renovado con el Langreo. Incluso vine a Oviedo y me enseñaron el Tartiere, pero no pudo ser. A partir de ahí, nunca más me volvieron a llamar.

—¿Destacaba de pequeño? ¿Le llamaron de otros equipos?

—Jugaba con David Iglesias (ex del Vetusta) en el Alcázar y ahí éramos los que destacábamos un poco, pero tampoco nada del otro mundo. Pasaban los años y a mí no me llamaba nadie, la verdad [risas].

—¿Nunca jugó en las primeras categorías del fútbol base asturiano?

—En infantil, solamente. En alevines -ascendimos a primera- y en cadetes jugué en segunda. Cuando me tocaba jugar en primera en mi segundo año cadete fue cuando volví al Langreo.

—Ahora, desde muy pequeños, las redes sociales dan importancia a niños que están en canteras como Oviedo y Sporting.

—[Interrumpe] A mí ese rollo…

—Usted es una ‘rara avis’, ojeando su trayectoria. 

—Lo que siempre tuve claro es que, aunque desde muy pronto estés jugando en canteras potentes, donde de verdad empieza el fútbol y sabes si puedes hacer algo en este mundo es a partir de juveniles. Ahí es donde tienes que ser fuerte y demostrar. Hay muchísimos jugadores que estuvieron desde benjamines en el Oviedo o en el Sporting y ahora están jugando en Preferente. Sí que es verdad que mi ejemplo es extraño, pero no cambiaría nada de mi camino.

—Jugadores que estaban en Primera Regional y que luego se asienten en el fútbol profesional…. Pocos.

—Es verdad, pero a mí me valió de mucho jugar en Primera Regional o en Preferente. Primero porque hice un grupo que todavía hoy seguimos siendo muy amigos. Luego los resultados también salieron bien, porque subimos a Preferente primero y después a Tercera. Lo disfruté muchísimo.

—¿Ahí era extremo?

—Qué va, era delantero. Cuando ascendimos a Preferente metí 20 goles como delantero: iba al espacio, me bajaba a recibir, me pegaba entre centrales…

—¿Tenía representante?

—Hasta segundo año de juveniles no tuve. El que todavía es ahora mi representante, que también es de La Felguera como yo, me fue a ver jugar a San Claudio con el regional y hasta ahora. Me lo tomé con naturalidad, hasta ese momento ni me lo había planteado.

—Marzo de 2019, Durango. Debutó en Segunda B con el Langreo siendo todavía juvenil. 

—Le estoy muy agradecido a Hernán Pérez, porque fue el primero en confiar y en darme la oportunidad. Tiro de mí y tanto él como su segundo, Clemente, fueron muy importantes en esos primeros pasos.

—¿En qué momento le llamada del Oviedo?

—Ya en el verano de 2021 contactaron conmigo, pero nunca había salido de La Felguera y me costaba dar ese paso. Y me quedé en el Langreo. El Oviedo siguió insistiendo en enero y ahí ya dije sí, aunque me costó bastante, no creas.

—¿Qué se encontró el primer día en El Requexón?

—Al ser un filial todo fue bien desde el principio. Gente de mi edad y a muchos ya los conocía de jugar contra ellos. Todos me trataron genial desde el principio, desde los compañeros hasta Jaime, Andrés, Jon y todo el cuerpo técnico, pasando por los fisios y los encargados de material.

—¿Qué te pedía Jaime?

—David Iglesias se marchó y yo llegué al filial para ser extremo, básicamente porque el Vetusta no tenía ninguno zurdo. Venía de jugar como lateral en el Langreo, pero no tuve ningún problema.

*En la semana en la que el Vetusta se iba a jugar el ascenso, el hermano de Abel falleció de forma repentina. 

—Se consiguió el ascenso, pero fue un final de temporada muy duro. 

—El domingo nos jugábamos el ascenso ante el Colunga a las 17:00 horas, y yo a las 16:00 estaba aterrizando en Santander. Llegué para la celebración y bueno, fue una alegría que ayudó a sobrellevar ese mal momento que estaba pasando.

—Ha tenido que afrontar momentos muy complicados en el último año, ¿de dónde saca uno la fuerza?

—Soy una persona muy positiva y de todas las cosas malas que te pueden pasar hay cosas que las puedes transformar y te pueden ayudar. La familia ha estado muy unida, porque si no hubiese sido imposible, y cualquier café con un amigo también ayudó. Parece que no, pero ayuda mucho. Son detalles que te pueden salvar el día.

—¿El fútbol le está devolviendo todo ese esfuerzo?

—Un poco sí lo creo, la verdad. No solo a mí, también a mis padres.

—Es complicado hablar con alguien de usted y que no aparezcan rápido los halagos. 

—Tengo muy presente todo el cariño que recibí aquella semana. Javi Cueto, Javi Moreno, Mangel… todos me dedicaron unas palabras que significaron mucho para mí. Que te tengan estima como persona y compañero es lo mejor que te puede pasar.

—Pretemporada con el primer equipo: ¿Cómo se entera de que iba a ser uno de los elegidos?

—Estaba de vacaciones en Sevilla. Era finales de junio, creo, y me llamó Dani Bautista para decirme que me iba a meter en el grupo de WhatsApp.

—¿Se lo esperaba?

—Igual se ríen de mí, pero un poco sí [risas]. Al ser de último año y ver que también llamaban a otros de mi edad como Javi Moreno o Nnoshiri, pues sí lo pensaba.

—Borja Sánchez todavía no había renovado y Marcelo Flores no era una opción para el Oviedo. ¿Pensó que era su oportunidad?

—No, tampoco pensé en eso. La pretemporada arrancó y yo iba poco a poco: en entrenar bien el primer día, encadenar varios días de trabajo buenos, coger confianza… Me importaba gustarle al míster, claro, pero no pensaba más allá.

—Bolo confió en usted.

—Estuve muy bien con él desde el primer día, y también con Pablo Lago. Me pedían correr al espacio, centrar mucho y no parar de apretar. Ellos siempre me veían como extremo, aunque algún entrenamiento puntual sí jugué como lateral.

—Ante el Leganés casi debuta con gol. 

—Lo pasé un poco mal con los nervios, estaba loco por que llegase la hora del partido y quitármelos todos de golpe. Más o menos fue un buen debut. Una pena el gol anulado, pero ganamos y eso es lo único que importaba.

—Álvaro Cervera.

—El primer día me dijo que de joven era como yo, “zurdito y tal”. Me trató como uno más desde el principio y me dio confianza.

—¿Cómo es jugar de extremo en Segunda? ¿Qué diferencia hay a jugar por izquierda o por derecha?

—Los laterales rivales siempre te niegan la portería y cuando juego en izquierda solo me queda escapar por la izquierda, pero como soy zurdo se esperan que voy a hacer eso y me tapan el centro. En derecha puedo sorprender algo más, porque se fijan mucho en taparme el disparo o el centro de zurda y a mí no me importa desequilibrar por fuera y centrar con derecha.

—¿La de lateral izquierdo es su posición ideal?

—Seguramente, sí. Me gusta aparecer desde atrás y aprovechar los espacios que se generan arriba. Tengo que mejorar en ciertos conceptos defensivos, como los perfiles o la basculación, sobre todo a la hora de saltar a una marca cuando esta se va para adentro, pero me gusta ser lateral.

—Una típica, ¿qué es lo que más está notando del salto de categoría?

—El ritmo, sin duda. Aunque sea la respuesta más tópica. Una vez que entrenas todos los días con jugadores de Segunda y adquieres el ritmo de competición, la confianza viene sola y puedes ofrecer lo que sabes.

—Renovó hasta 2026.

—No costó nada [risas]. Se pusieron en contacto con mi representante y firmamos muy rápido.

—Si le dicen todo esto en enero, cuando todavía estaba en el Langreo...

—Son cosas que no te puedes llegar a imaginar. Le estoy muy agradecido a todos los compañeros -y amigos- que tuve y que ahora me mandan mensajes diciéndome lo orgullosos que están. Saben lo que ha costado.

—¿Le fríen a mensajes?

—Qué va, no hace falta. Sigo yendo a Ganzábal a verlos, o aquí a El Requexón a ver al Vetusta. Siempre estoy en contacto con ellos.