Analizamos el cambio introducido por el técnico azul ante el Granada y la mejora de los azules en una faceta por la que habían perdido los dos últimos encuentros
09 nov 2022 . Actualizado a las 22:12 h.«Hicimos un pequeño cambio en el balón parado, defendimos de una manera que no es habitual. Dejamos a jugadores de ellos sueltos, marcamos más el lugar que al futbolista, y nos ha salido bien». Una vez finalizados los partidos, Álvaro Cervera no tiene problema alguno en desengranar varios aspectos tácticos de su equipo. Ante el Granada, el entrenador del Real Oviedo lo volvió a hacer y puso el foco en la defensa del balón parado. ¿Qué hizo el cuerpo técnico para fortalecer una fase del juego que les había hecho perder los dos últimos partidos ante el Deportivo Alavés y el Villarreal B?
Lo que pasó en Villarreal
Después de que en Mendizorroza el Real Oviedo encajase el primer gol en una falta lateral y el segundo -de penalti- se originase en una falta frontal, a los cuatro días los azules volvieron a tirar por la borda un partido en el balón parado. Fue en Villarreal, en un encuentro que el conjunto oviedista empezó ganando y que, más o menos, tenía controlado hasta que volvió a aparecer el fantasma.
Por entonces, el Oviedo defendía de forma similar a la de la temporada pasada: dos futbolistas marcaban en zona: Borja Bastón en el primer palo y Dani Calvo, gran baluarte en esta faceta, en el corazón del área pequeña. Hugo Rama y Bretones, por su parte, se centraban en la corta y en la posibilidad de que el Villarreal B sacase en corto. El resto, hasta seis futbolistas, marcaje individual. Rodri Tarín, uno de los que marcaba al hombre, salió en la foto de los dos goles y en ambos perdió la marca de Mbacke, central amarillo. En Mendizorroza, frente al Alavés, fueron otros los que salieron en la foto del marcaje individual: Luismi y Marcelo Flores.
Al finalizar el partido en la ciudad deportiva del Villarreal, el Real Oviedo se confirmaba como el conjunto que más goles recibía a balón parado de toda la Segunda División: 10 tantos -contando dos de penalti- llegaron desde la esquina o desde cualquier falta lateral y frontal de los 13 recibidos en total.
El cambio ante el Granada
Para recibir al Granada, Cervera metió mano hasta en la portería: sentó al hasta el momento indiscutible Tomeu Nadal e hizo debutar a Quentin Braat. ¿El siguiente cambio? Nuevo sistema de marcas. Hugo Rama y Bretones seguían pendientes de la marca, pero todo lo demás era distinto. Hasta cinco jugadores defendían en zona: Bastón en el primer palo, Dani Calvo en el centro, Obeng en el segundo palo y, ya a una altura diferente, Costas y Luismi. Por su parte, solo tres futbolistas defendían al hombre: Aceves, Lucas y Montoro.
El resultado fue excepcional y en los dos saques de esquina que lanzó el Granada antes de la expulsión de Aceves, uno de ellos se lo quedó Braat y el otro se esfumó sin ser rematado por ningún futbolista. Tras la roja al lateral izquierdo oviedista y la entrada de Jimmy por Obeng al descanso, Cervera no cambió el plan. Del marcaje en zona se encargaban Bastón, Calvo, Bretones -ocupando el sitio de Obeng-, Costas y Luismi. Rama y Jimmy estaban atentos a la corta y solo Montoro y Lucas marcaban de forma individual. Hasta tres o cuatro jugadores del Granada podían moverse libremente porque ningún oviedista les realizaba una marca pegajosa, pero el Oviedo no sufrió.
Un córner lo despejó Dani Calvo, otro Sergi Enrich -que ocupó el rol de Bastón- y otro Montoro. En el resto, la jugaba se esfumaba con un disparo desde la frontal o, simplemente, nadie la remataba. Además de la defensa en sí, el Oviedo también mejoró a la hora de no conceder ni siquiera la oportunidad de ser amenazado: los azules solo hicieron una falta cerca de su área en todo el segundo tiempo y el último saque de esquina del Granada fue en el minuto 74. Ni uno más en el cuarto de hora restante. Un partido que, además de por el resultado, también puede significar un punto de inflexión en esta fase del juego.