La mano derecha de Mendilibar en el Eibar analiza para La Voz de Asturias la figura de Sergi Enrich, clave en aquel conjunto armero y último fichaje del Real Oviedo
19 jul 2022 . Actualizado a las 09:04 h.Seis temporadas estuvo en Primera División el Eibar de José Luis Mendilibar, seis temporadas en las que Sergi Enrich fue pieza fundamental del conjunto armero. El de Ipurua se convirtió en uno de los equipos de autor por excelencia del fútbol español, basándose en un juego agresivo en la presión y muy eficiente en ataque gracias a las llegadas por los costados y a los centros laterales. Aquel Eibar no se hubiese entendido sin el ahora nuevo delantero del Real Oviedo. Iñaki Bea, segundo entrenador de Mendilibar todos esos años y actualmente seleccionador de República Dominicana, analiza para LA VOZ DE ASTURIAS el rendimiento de Enrich en Ipurua y el tipo de delantero en el que se ha convertido ahora. Así es el nuevo soldado de Jon Pérez Bolo.
—¿Cómo llega Sergi Enrich a Ipurua?
—En aquel momento el Eibar era un equipo que estaba entre Primera y Segunda por el tema del descenso administrativo del Elche. Nos resultó dificilísimo poder firmar jugadores, porque muchos esperaban a que les saliese un Primera que tuviese confirmada la plaza y había operaciones que se iban al traste al principio del verano que se nos escaparon. Me atrevería a decir que Sergi fue uno de los primeros fichajes de aquel verano.
—¿Qué tipo de delantero era en 2015?
—El Eibar siempre quería, independientemente del entrenador, ese delantero fuerte con el que puedes jugar más directo. Arruabarrena lo fue el curso anterior con Garitano y Enrich hizo un primer año espectacular al siguiente, ya con nosotros. Ya en el primer entrenamiento me sorprendió lo bien que entendía el fútbol: sabe cuándo bajar a recibir, aguantar el balón o asociarse. Que un futbolista entienda el juego para mí ya es muchísimo.
—Fue fundamental.
—Éramos un equipo de llegar pronto al área rival y de intentar atacar por bandas y recurrir a los centros, y Sergi era una de las claves que nos permitían llegar lejos y ganar metros en campo rival. Era habitual jugar directo con él, recuerdo un partido ante el Athletic en el que hizo pequeño a Laporte. Nos ayudó muchísimo.
—27 goles entre Bastón y Enrich aquella temporada en Primera.
—Supimos combinarles, sí. Borja Bastón también entiende el juego, pero sobre todo dentro del área. Fueron muy compatibles desde el primer momento, al margen de que Bastón tuvo uno de esos años que es capaz de hacer, como el último en Oviedo. Sergi nos llevaba a campo rival y luego en el área aprovechábamos el instinto de área y el gol de Borja.
—En los seis años, Enrich jugó junto a varios delanteros de mucho nivel.
—Ahora se juega más 4-3-3 o 4-2-3-1, con un mediapunta que es más interior que delantero. Nosotros no. Enrich jugó con Charles también, que era más Borja Bastón. Kike García, siendo totalmente diferente, es más el estilo de Enrich lejos del área. Sergi es más fino técnicamente y Kike tiene un desmarque al espacio que Sergi no. Lo bueno que tiene Sergi es que es capaz de adaptarse a cualquier tipo de esquema y compañeros.
Cuando un equipo juega en 4-4-2 siempre parece que el punta referencia tiene que ser el grande y tipos como Arruabarrena y Enrich niegan esa teoría. Saben moverse por zonas intermedias, ayudan en la construcción del juego y bajan a recibir, pero son delanteros. A mí me gusta eso: que el segundo punta/mediapunta sume goles y que otro delantero más de área cargue la zona de remate. Hoy en día hemos creado un tipo de mediapunta que no me llenan, a mí me gusta el que es delantero y presume de ser delantero, aunque tenga unas condiciones y un estilo de juego diferentes. Pero ahora está de moda esos mediapuntas que son más medios que puntas y a mí ese tipo de jugador me gusta más en banda. Orellana era un buen ejemplo.
—El Eibar era muy fuerte en los centros laterales y ese también es un recurso manido en los equipos de Bolo. ¿Qué tal se maneja Enrich en esa faceta?
—Es un poco el gen del entrenador vasco, ¿no? Mendi, Arrasate, Bolo… Equipos que aprietan mucho y que intentan llegar por bandas y centros laterales. Sergi, muchas veces, era demasiado poco egoísta de cara a gol. Obviamente le da importancia al gol, pero no es ese delantero que quiere marcar 17 tanto y solo mira por ello. Dentro del área hace muchos movimientos para que los aproveche otro delantero, aunque ha metido goles y es buen rematador. El gen asesino, ese instinto que sí tiene Bastón, Sergi no lo tiene tanto. Pero tiene otras cosas, claro. A nivel de vestuario es genial porque se alegra muchísimo cuando un compañero mete gol, pero también daba rabia porque podía sumar más cifras. Es jodido encontrar ese equilibrio.
—Con los años, Enrich se ha convertido en un delantero diferente al de ese primer Eibar.
—El otro día lo hablaba con un director deportivo: el delantero, cuanto más mayor es, mejor futbolista es. Aunque pierda esa velocidad y ese punto de potencia, da igual. Entienden mucho mejor el juego cuando cogen aplomo. Y Enrich es eso. Al principio era más móvil y dinámico, con nosotros hacía unos esfuerzos tremendos y muscularmente lo notó, aunque es muy fuerte. Fue cambiando, seguramente inconscientemente, su manera de jugar y se adaptó a las circunstancias.
—¿Y ahora?
—En la temporada del descenso tuvo una lesión de rodilla que no parecía nada, pero de la que le costó recuperarse. Y nosotros lo notamos. Si hubiese estado bien de verdad creo que no hubiésemos bajado. Era fundamental para nosotros. Y se ve ahora con Bolo, que lo tuvo el año pasado en la Ponferradina y ha hecho todo lo posible para tenerlo en Oviedo. Eso dice mucho de un futbolista.