Analizamos la importancia del delantero del Real Oviedo en la victoria de los azules en Burgos
23 feb 2022 . Actualizado a las 09:06 h.No fue el Burgos-Real Oviedo del pasado domingo un partido de ataques fluidos, transiciones fulgurantes o lucidez en el pase. No, todo lo contrario. En El Plantío, también condicionado por el ambiente en las gradas, se vivió un encuentro con sabor a duelo definitivo: poco riesgo, mucha tensión y disputas individuales continuas en las que se luchaba por un par de metros a la postre vitales. Y en medio de dicha batalla, Borja Bastón. El conjunto de José Ángel Ziganda, muy competitivo pero agarrotado con balón en el estreno de los tres centrales y los carrileros, bebió de esa fuente de goles, pero también de juego, que es ahora mismo su delantero centro. Esta fue la actuación del pichichi carbayón en tierras burgalesas.
Sin balón y con balón
Para entender el rol de Bastón en el ataque carbayón del pasado domingo, primero hay que empezar entendiendo lo que tuvo que hacer en defensa. El Cuco decidió esperar en la medular y permitió a la primera línea del Burgos circular, pero poco más. Los locales, con Elgezabal casi siempre por dentro y Rubio y Córdoba en los flancos, intentaban salir con balón, pero bien por la falta de automatismos colectivos en ese arte o por el buen hacer del Oviedo, el desenlace solía ser un golpeo en largo. Viti y Obeng, que actuaban de extremos pero vivían más por dentro que por fuera, se juntaban al doble pivote y formaban una línea de cuatro. Por delante, Bastón, cerca de dicha línea y con un objetivo: tapar el pase al pivote del Burgos.
El Oviedo no sufría, pero cuando robaba le costaba iniciar y asentarse campo rival. Lo hizo muy poco y, salvo un par de conducciones de Viti, siempre a partir de Bastón. El pichichi oviedista, a sabiendas de que Obeng no partía del carril central y sí desde el flanco izquierdo, se alejaba de los centrales burgaleses y caía a banda para recibir. Brugman lo encontró en alguna ocasión y eso permitió a los azules ganar metros y comenzar el ataque más cerca de la portería de Alfonso Herrero. Bastón utilizaba a Miguel Rubio para sacarlo de zona y generar un espacio por dentro que, en general, los carbayones casi no aprovecharon.
Un generador de espaldas
No es que el Oviedo ejecutase a la perfección su plan y el objetivo fuese jugar directo sobre Bastón. El objetivo puede que fuese ese, pero la realidad es que el delantero azul hizo buenos despejes y balones largos forzados que salían desde la defensa y el centro del campo oviedista. Bastón, siempre bien perfilado y utilizando su cuerpo de la mejor forma posible, ganaba la posición a su marcador, recibía de espaldas y con el central encima encontraba al hombre de azul o, al menos, provocaba la falta.
Pasaban los minutos y esto se repetía una y otra vez, tanto que el pichichi acabó siendo el jugador de ataque del Real Oviedo que más participó en El Plantío. Según datos de SofaScore, el ariete tocó el balón en 38 ocasiones, completó 11 pases, ganó 7 duelos y recibió falta en 4 ocasiones. Para comparar, Obeng tocó el balón 21 veces, completó 4 pases, ganó 2 duelos y no recibió ni una falta. ¿Viti? 21 toques, 7 pases, 2 duelos y ni una falta recibida. Pero es que el madrileño también soporta la comparación con el doble pivote, ya que Brugman realizó 47 toques y Jimmy 24. Un Bastón multiusos.
¿Y el gol? Pues no solo tuvo a Bastón como fantástico ejecutor, también nació de sus botas. Un despeje de cabeza de Luismi, bombeado y sin muchas opciones de ser jugado, lo hizo bueno el '9' del Real Oviedo. En dos toques, control y pase, Bastón ganó el duelo a Miguel Rubio y encontró a Obeng al espacio. Los azules se asentaron en campo rival, Lucas cedió a un Jimmy que encontró su centro favorito y el resto... ya sabemos qué pasó.
El arte del desmarque
En la jugada del penalti, Bastón hizo lo que llevaba haciendo todo el partido: encontrar su lugar en zona de remate y ser más listo que su marcador. Rubio, la víctima favorita del '9' en la tarde del domingo, estaba pendiente junto a Elgezabal de Brugman. Fue Córdoba el que se quedó solo ante el peligro y fue Córdoba el que perdió la batalla con Bastón, que le ganó la posición y solo pudo frenarle con un claro agarrón.
Ya en el primer tiempo, solo unos centímetros impidieron que Bastón inaugurase el marcador de la misma forma. Antes de que Mossa llegase a controlar un balón en banda izquierda, el ariete ya estaba levantando el brazo, oliendo la sangre y fijando su objetivo a la espalda de Miguel Rubio. El centro fue bueno, el desmarque efectivo y la ejecución maravillosa, pero la acción acabó anulada por fuera de juego.
La influencia de Bastón en el área no solo se pudo ver en los centros laterales, también en las pocas transiciones que el Oviedo logró armar a lo largo del encuentro. En la más clara del segundo tiempo, por ejemplo, Viti condujo por banda izquierda tras aprovecharse de una gran acción de Brugman. Cuando el '7' se asomaba al balcón del área, Bastón se llevó la marca de Rubio y dejó libre un espacio que Obeng atacó desde segunda línea, pero el pase de Viti no fue bueno.