Analizamos el impacto del delantero del Real Oviedo en el partido ante el Mirandés
29 nov 2021 . Actualizado a las 18:26 h.José Ángel Ziganda tiene a su disposición tres delanteros puros y los tres representan perfiles muy diferentes. Si en este primer tercio de temporada el Real Oviedo solo se había nutrido del que representan Borja Bastón y Samuel Obeng, las últimas actuaciones de Matheus Aiás elevan el ataque carbayón a un nuevo nivel. Si el Cuco sabe aprovecharlo, los recursos ofensivos del conjunto azul se multiplicarán, independientemente de quién sea el titular o el suplente. Y ante el Mirandés, en Anduva, el brasileño lo volvió a demostrar.
Bastón y Matheus ante Odei y Arroyo
Minuto 56 en Anduva. El Mirandés acababa de marcar el 1-0 y José Ángel Ziganda, a sabiendas de que el partido llevaba casi una hora siendo más rojillo que azul, movió su banquillo. Pombo, que en ningún momento del encuentro logró ser ese enlace deseado entre Bastón y el centro del campo, dejó su sitio a Matheus. El Oviedo pasó a jugar con dos puntas puros y el impacto fue inmediato. En la primera acción, Bastón peinó un balón largo de Femenías, Matheus se hizo con la segunda jugada y los oviedistas ya estaban instalados en campo rival.
Lo complejo pasó a ser simple, los centrales del Mirandés vieron perdida su superioridad numérica y el Oviedo encontró un camino, que ya era bastante viendo cómo se estaba desarrollando el partido. Además del juego directo que llegaba desde la primera línea, la entrada del brasileño también activó al centro del campo, en especial a Brugman. El uruguayo, lúcido en el pase pero sin líneas que utilizar en los minutos anteriores, supo conectar con la pareja de atacantes y facilitar que el conjunto de Ziganda atacase con la mayoría de sus piezas de cara a la portería rival.
Los entresijos del 1-1
Cinco minutos y el empate, el plan oviedista no pudo salir mejor. Para entender el tanto de Matheus hay que recordar el par de jugadas que lo precedieron, esas en las que los puntas del Oviedo empezaron a poner en apuros a los centrales del Mirandés. La diferencia con la acción del tanto, ni más ni menos, fue el lugar en el que se desarrolló. Brugman, escorado en el perfil diestro en salida de balón, picó un balón hacia la frontal del área, más en la izquierda que en el centro. Allí ya se estaba cociendo el gol.
Con Arroyo más liberado, pendiente también de un posible desmarque hacia al interior de Viti, era Odei el que se encargaba de la marca de Borja Bastón. Por su parte, Matheus ocupaba ese espacio tan delicado entre central y lateral, sin nadie pegado a él y con la opción de maniobrar. Cuando el brasileño controló con el pecho, Carreira y Odei ya estaban a una distancia que les impedía llegar al bloqueo. Eso sí, luego hay que cargar la pierna rápido y tener la precisión que tuvo Matheus, algo que no lo hace cualquiera.
Matheus y la banda izquierda
Con el paso de los minutos, la línea ascendente del Oviedo en el partido se frenó y el encuentro navegó en un escenario de igualdad y poco control. Luismi, arma del Cuco para sostener la medular, no resultó y el equilibrio dejó de existir debido también a que al Mirandés no le valía el empate. En ese escenario, el conjunto carbayón encontró en Matheus un gran apoyo. Y este llegó en el perfil zurdo.
Acomododado en dicha banda, el delantero brasileño fue una solución constante para Borja Sánchez, Mossa y Brugman. Primero en campo propio, con apoyos que llegaban hasta casi el área de Femenías y que, además de permitir la continuidad de la jugada, alejaban a Odei del área del Mirandés. También en campo rival, sobre todo cuando Bastón ya estaba en el banquillo y Montiel en el césped, con pases filtrados de Brugman a la espalda del centro del campo rojillo y que Matheus recibía mirando a la portería de Lizoain. Un primer toque preciso, elegir bien el pase y la misión de dar continuidad a la jugada ya estaba completada.
Matheus al espacio, el último recurso
Con el partido roto, el brasileño lo intentó al espacio. Montiel estaba siendo un buen apoyo en los inicios de las posesiones, pero cuando el Oviedo llegaba a campo rival, la entrada del centrocampista madrileño no acabó de resolver los problemas oviedistas. El control siguió sin hacer acto de presencia y Matheus se adaptó, creando casi de la nada la ocasión más clara para los azules tras el 1-1.
Femenías sacó rápido a la izquierda, Borja Sánchez controló y, cuando pudo, encontró a Matheus. El brasileño aprovechó la fuerza del pase y la pegajosa marca de Odei para, sin tocar el balón, dejar atrás al central del Mirandés e iniciar una transición peligrosísima. Matheus y Joni Montiel, dos para uno ante un Arroyo como único sostén previo a Lizoain. El ariete azul, esta vez, erró en el pase y su envió a Montiel fue impreciso. Esa fue la última gran ocasión del Oviedo.