Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Cartagena
15 sep 2021 . Actualizado a las 09:16 h.Cuánto necesitaba el Real Oviedo una victoria como la del pasado domingo ante el Cartagena. Sobre todo, porque sucedió en el Carlos Tartiere. El municipal ovetense, tanto con gente como sin ella en sus gradas, se había acostumbrado a ver a su equipo ser mejor que su rival y no logrando reflejarlo en el marcador. Los tres puntos ante los albinegros, además de refrendar y dar vuelo al conjunto que el Cuco Ziganda está empezando a crear, sirven para que el estadio oviedista se cobre una pequeña deuda con el propio fútbol. 8 puntos de 15 posibles y la sensación de que solo es el comienzo. Ahora, toca refrendarla.
La altura de Jimmy y Luismi
Los primeros 20 minutos del partido se jugaron cerca del área del Cartagena y eso tiene una explicación. El 4-4-2 del Real Oviedo, aprovechándose de la deficiente salida de balón del rival, adelantó líneas y negó cualquier posibilidad al conjunto de Carrión. Obeng y Bastón comenzaban un trabajo que Borja Sánchez y Viti seguían desde los costados, pero la clave estaba en el posicionamiento del doble pivote azul. Jimmy y Luismi no dudaban a la hora de acompañar a la primera línea y empujaban al Cartagena hacia su propia portería. ¿El resultado? Menos líneas de pase para los albinegros, mejor posicionamiento en el campo del Oviedo y excesiva superioridad a la hora de llevarse los balones sueltos.
De nada servía que De la Bella, lateral izquierdo, se juntase a los centrales para iniciar el juego con una línea de tres. El pase no aparecía y la solución era buscar en largo a Ortuño y Rubén Castro, sin duda alguna, lo más peligroso del Cartagena en el mediodía del domingo. De vez en cuando ponían en aprietos a David Costas y Dani Calvo, pero poco más. Las jugadas solían acabar con robo del Oviedo y, en ocasiones, a una altura que permitía la transición de los azules. Si Jimmy o Luismi saltaban y recuperaban, Borja, Viti y la doble punta estaban preparados para encarar el área rival en igualdad e, incluso, superioridad numérica. Así llegó la primera gran oportunidad del partido en botas de Obeng y Viti.
Un área rival pintada de azul
La gran característica del caudal ofensivo que el Oviedo desató en el primer tramo del encuentro era el número de gente con el que se llegaba al área del Cartagena. Si uno miraba a la zona de remate cuando Cornud o Borja se disponían a centrar desde el costado izquierdo, podía ver los mismos jugadores azules que rojos. Bastón, Obeng, Viti, Luismi o Jimmy en la frontal e, incluso, Lucas apareciendo al segundo palo. Mucha opción de remate y mucho peligro en cada centro. Así atacó el conjunto de Ziganda en su mejor momento del primer tiempo.
En los inicios de juego, lo típico en un 4-4-2 como el que ahora luce el Oviedo: la salida estaba en los costados o en los puntas. El equipo del Cuco se saltaba la segunda línea a la hora de elaborar y ni Jimmy ni Luismi asumían demasiado peso en la construcción. Estaban para dar el pase de seguridad pospérdida, pero no para filtrar pases por dentro. Si no se podía llegar a Borja Sánchez y Cornud, ahí estaban los delanteros azules para facilitar el trabajo. Borja Bastón y Samuel Obeng dieron una exhibición en cuanto a juego de espaldas, apoyos en los costados y desmarques de ruptura. Fueron, además de una pesadilla para los centrales rivales, la gran puerta de entrada del Oviedo al campo del Cartagena
La importancia de la banda izquierda
El 54% de los ataques del Real Oviedo ante el Cartagena llegaron por el lado izquierdo del rectángulo de juego. Más de la mitad. No es una novedad a estas alturas que dicho flanco fuese la zona más peligrosa del cuadro azul, pero sigue llamando la atención que lo sea de una forma tan marcada. Borja Sánchez creaba desde el lado zurdo y todo el Oviedo se movía alrededor del '10': Cornud en el apoyo y en la amplitud, Jimmy por dentro e incluso, en alguna ocasión, recibiendo entre líneas, y Bastón y Obeng muy cerca para combinar y pisar área.
No fue un arma ineficaz dicha banda izquierda, ya que las ocasiones más claras y los dos goles carbayones nacieron ahí. Al Borja Sánchez le puede faltar sumar en la estadística final, esa que solo contempla los goles y las asistencias, pero su importancia en la construcción del juego es vital para el cuadro de Ziganda. Y aunque Cornud no jugase mal partido y estuviese muy presente en campo rival, todavía debe dar un paso más y ser mucho más agresivo en la profundidad. Si el lateral francés se enchufa y crea peligro con asiduidad, será un cebo perfecto para los defensas rivales. Y el '10' azul sabrá aprovecharlo.
El arte de que no pase nada
Con el 2-0 en el marcador, el partido entró en esa fase en la que puede quedar sentenciado o volver a la vida. Y el domingo, en el Carlos Tartiere, fue lo primero. Mérito del Real Oviedo, aunque no se puede obviar la poca capacidad creativa del Cartagena. El conjunto azul siguió apretando la salida de balón rival y siguió robando, haciéndose con el esférico y, más o menos, sabiendo qué hacer con él. Hay que irse hasta el minuto 70, cuando Luis Carrión ya había hecho los cinco cambios, para toparse con la primera ocasión decente del conjunto albinegro en todo el segundo tiempo. Después, ya cerca del 90', un cabezazo de Castro que se fue desviado. Nada más.
Para lograr esta sequía ofensiva del Cartagena, el Oviedo siguió jugando cerca del área rival y viviendo de la capacidad de Borja Sánchez, Bastón, Obeng, Viti, Jimmy o Luismi para arañar segundos al cronómetro. Todos los jugadores azules ganaban sus duelos individuales, se hacían fuertes y, dependiendo del momento, inyectaban morfina a la jugada o la aceleraban. El Cuco, más allá del minuto 70, colocó a Viti en punta cuando Obeng se fue al banquillo y después reforzó la medular con Javi Mier primero y Joni Montiel después, pero el guion siguió siendo el mismo. Qué bien se está cuando no pasa nada.
El show de Borja Bastón
Ya había marcado el gol que abrió el marcador, ese que suelen tildar siempre de más complicado e importante, pero Borja Bastón todavía tenía una misión que cumplir en el partido. El '9' del Real Oviedo dio aire a su equipo cada vez que entró en contacto con el balón y fue una auténtica pesadilla para sus marcadores cuando recibía de espaldas. El desenlace de dichas jugadas era siempre el mismo: el Oviedo instalado en campo rival o falta a favor de los azules, pero nunca el delantero madrileño salía perdedor del duelo.
Por si eso fuera poco, el ariete acompañó esta capacidad para retener el balón de una finura en el pase y en los controles excelsa, algo que le permitieron combinar con Borja Sánchez siempre que pudo y seguir taladrando el perfil derecho de la defensa del Cartagena. Le faltó tener una ocasión clara en zona de remate, pero todo no se puede pedir. Si Ziganda, además de activar a toda esa ristra de buenos futbolistas que pueden jugar junto al punta de referencia -deberes para el navarro-, va a contar con este Bastón, tendrá mucho trabajo avanzado.