Analizamos en cinco claves la derrota del Real Oviedo ante el Almería
24 ago 2021 . Actualizado a las 21:17 h.Fútbol y agosto. Dos palabras que, juntas, no suelen tener mucha credibilidad, pero que sí congeniaron bien el pasado viernes en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo. Allí, el Real Oviedo visitó a un Almería que, por lo visto en estas dos primeras jornadas del campeonato, va un paso por delante del resto. José Ángel Ziganda planteó un encuentro diferente al esperado inicialmente, sobre todo teniendo en cuenta lo visto durante la pretemporada, y Rubi lo aprovechó. Aun así, los azules firmaron un primer tiempo en el que, por momentos, llegaron a mirar a la cara a su rival. Tras el descanso, con los errores defensivos oviedistas ya reflejados en el marcador, la distancia entre ambos equipos fue insalvable.
Un ajuste llamado Sangalli
En su primer partido de la temporada, Marco Sangalli protagonizó la gran novedad del planteamiento que diseñó José Ángel Ziganda para su visita a Almería. El técnico azul, al menos en la fase defensiva, se alejó del 4-3-3 visto en los amistosos estivales y junto al futbolista donostiarra junto a Samuel Obeng. El ajuste, realizado según el entrenador azul en rueda de prensa para proteger más al equipo por dentro, sirvió para lo contrario: lo debilitó. El Almería salía con tres jugadores en primera línea, dos centrales y cualquiera de los centrocampistas, desde Samú Costa hasta Curro, pasando por Robertone. La pareja de delanteros azules esperaba y ni mordía al poseedor de balón ni llegaba a cerrar los pasillos interiores.
En la medular carbayona, Jimmy y Javi Mier no daban a basto y casi siempre se encontraban en inferioridad numérica. Con Akieme y Nieto dando la amplitud por los costados, la zona central se convertía en un mar de pirañas rojiblancas, con Lazo, Ramazani, Sadiq, Curro y Robertone flotando entre líneas. Cuando el Almería no encontraba pase por dentro y, gracias a una circulación fluida y precisa, llevaba el balón a los costados, Obeng o Sangalli no llegaban a cerrar y Jimmy y Mier ya estaban vendidos. Así llegaron varias de las oportunidades más claras del primer tiempo. El plan del Cuco no estaba saliendo y el Oviedo iba a contracorriente.
Las diagonales del Oviedo
En ataque, el Real Oviedo sí que se organizaba en un 4-3-3, pero fueron pocas las veces que los azules pudieron lucirlo. Víctimas de un juego entre líneas que todavía está en pañales, la gran arma de los carbayones para hacer daño al Almería fue la diagonal. Con Dani Calvo y David Costas como lanzadores, el equipo azul aprovechaba los problemas del Almería en los costados para asomarse al área de Fernando. Así llegó el saque de esquina que originó el empate de Obeng: diagonal de Calvo que Lucas, en banda derecha, aprovechó para poner el centro.
El gol de Lazo tras el error de Jimmy en salida de balón y el de Obeng tras una dejada deliciosa de Costas con el tacón ya lucían en el marcador, y fue entonces cuando el Real Oviedo se pudo estirar unos minutos y ofrecer una versión nada desdeñable. Sobre todo por la banda izquierda, donde Borja Sánchez apareció y encontró en Jimmy a su mejor compañía. Cornud apareció poco (aunque a balón parado sí creó peligro), pero cuando lo hizo logró aportar y de dicho trío nacieron varios acercamientos al área rival. Era el mejor momento de los azules.
Un Almería a otro nivel
Tiempo y calidad, eso es lo que ha tenido a su disposición Joan Francesc Ferrer, Rubi. El técnico del Almería llegó al club rojiblanco el pasado mes de abril y, tras apuntalar la plantilla, mantener a la columna vertebral y retener a sus jugadores más valorados, ha aprovechado estos meses de trabajo para llegar al comienzo del campeonato en una pantalla diferente a la del resto de equipos de la categoría. Se vio ante el Oviedo. Los azules, al menos en estos primeros meses, no se van a encontrar un rival que sea capaz de circular el balón a ese ritmo, con tal precisión en controles y acciones técnicas o con ese dominio de las alturas.
Ramazani, Juanjo Nieto o Akieme fijaban a su par en los costados, los centrales ofrecían pase de seguridad atrás, los centrocampistas aparecían entre líneas y Sadiq, como referencia, era capaz de jugar de espaldas o de ir al espacio. El Oviedo no era capaz de tapar todos los agujeros del barco y siempre había un jugador rojiblanco libre a la espalda de presión. El Almería ganaba metros y, sobre todo en la banda izquierda, atacaba una y otra vez la espalda de Cornud. Así llegó el 2-1 de Robertone, nacido de las botas de un venenoso Ramazani. Calvo -muy limitado tras una tarjeta amarilla impropia de un central de su talla-, Javi Mier y Femenías fallaron, sí, pero el cómo se originó el tanto no fue ninguna una sorpresa.
La entrada de Bastón y un mismo problema
El Cuco movió ficha pronto y Borja Bastón debutó con la camiseta del Real Oviedo en el minuto 59, pero el problema visto en el primer tiempo no desapareció. Es más, puede que se agravase, porque de un jugador que es centrocampista por naturaleza actuando como delantero se pasó a un ariete de área ocupando el mismo rol. El Almería siguió castigando los pasillos interiores del Oviedo y tanto Bastón como Obeng eran meros espectadores de la circulación rojiblanca. Los de Rubi seguían aprovechando los espacios y las opciones de pase siempre aparecían.
La única solución era tener el balón, pero no era esa una misión sencilla. Pasaban los minutos y el Oviedo no conseguía hacerse con el esférico y aprovechar la presencia en el área de su dupla atacante. De hecho, la intervención de más nivel de Bastón fue una dejada de espaldas en una salida de balón de los azules. Cuando el Almería presionaba un poco más de la cuenta, la posesión carbayona desembocaba en un Femenías poco preciso -y poco valiente- con el pie.
Joni Montiel en la base y el arreón que no llegó
Otros dos debuts: Matheus Aiás y Joni Montiel. Ziganda volvió a cambiar el dibujo, tiró al brasileño a la izquierda, a Obeng a la derecha y junto en el centro a Sangalli, Jimmy y el ya mencionado Montiel. Aunque el resultado no fue gran cosa, el ex del Rayo sí comprendió donde estaba el problema y bajó a la base de la jugada para, desde ahí, armar los ataques del Oviedo. Un par de aperturas a la banda y un pase por dentro son escaso botín, pero en una jornada 2 las intenciones tienen su importancia. Y Montiel, tarjeta amarilla tras una patada a Nieto al margen, las tuvo.
Con Jirka en banda derecha el Oviedo ganó en piernas y el eslovaco tuvo un par de acciones para meter miedo al Almería, pero falló en el centro primero y en el control después. Así se fue muriendo el partido, con Cardero y Montiel ejerciendo de interiores y los locales buscando sentenciar el encuentro a la contra. Que Fernando no tuviese que hacer ni una parada en ese final del encuentro, ni en toda la segunda parte en general, fue el gran borrón de los últimos 45 minutos. Eso sí, el escenario, y más tras ese gol en el descuento del primer tiempo, era demasiado complicado para un partido de agosto.