La Pizarra: El hábitat del Tiburón

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

José Ángel Ziganda, en el Carlos Tartiere
José Ángel Ziganda, en el Carlos Tartiere Real Oviedo

Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Tenerife

14 dic 2020 . Actualizado a las 21:23 h.

13 segundos. Eso fue lo que tardó el Real Oviedo-Tenerife en ser otro partido. Todo lo planificado por ambos conjuntos durante la semana ya no valía y ambos, no solo los isleños, tenían que adaptarse al nuevo contexto generado por la expulsión de Pomares. El Oviedo, que obviamente lo tenía más fácil, cumplió. Y eso no siempre pasa. El conjunto de José Ángel Ziganda, con el paso de las jornadas, gana en automatismos con balón, cada vez la pierde menos e, importante, cada vez se atreve a más cosas. Los errores defensivos hay que corregirlos, pero eso es mucho más fácil cuando dichos errores son individuales. Los errores realmente groseros, los estructurales, casi nunca aparecen en los partidos de los carbayones.

Aprovechar el escenario

La histórica expulsión de Carlos Pomares inclinó el campo hacia la portería de Dani Hernández y, definitivamente, la responsabilidad que conlleva el ser dueño del balón recayó en el Real Oviedo. Los azules, rápidamente, detectaron el punto débil del Tenerife y no tuvieron piedad. Con los isleños todavía en shock, Borja recogió un balón por dentro, miró a la derecha y envió el balón a la zona que más estaba notando la tarjeta roja vista en el primer minuto.

Pomares, lateral izquierdo del Tenerife, ya estaba en los vestuarios. En su lugar, un Bermejo muy poco acostumbrado a ser el bastión defensivo de su equipo tenía enfrente a una de las mejores parejas ofensivas de la Segunda División. Junto a él, tímidamente, Joselu le ayudaba a tapar la zona. Nieto y Sangalli olieron la sangre y allá que fueron. Conducción del extremo, el lateral por fuera y centro medido a la cabeza de Leschuk. Minuto 4 y el Oviedo, en superioridad numérica, ya ganaba.

Jugada del 1-0. Superioridad del Oviedo en derecha: 1-Sangalli con balón. 2-Nieto, asistente, doblando. 3-Bermejo, un atacante, actuando de lateral. 4-Joselu, delantero, haciendo mal la ayuda
Jugada del 1-0. Superioridad del Oviedo en derecha: 1-Sangalli con balón. 2-Nieto, asistente, doblando. 3-Bermejo, un atacante, actuando de lateral. 4-Joselu, delantero, haciendo mal la ayuda

El Oviedo con balón

El marcador ya lucía el 2-1 y fue ahí cuando el Real Oviedo se hizo dueño del balón y no lo soltó hasta que el colegiado pitó el descanso. Ramis replegó a los suyos y Fran Sol, cabeza de la coraza defensiva del Tenerife, se situaba en campo propio y a bastantes metros del centro del campo. Javi Mier, muy participativo, era el origen de casi todas las jugadas. Por detrás del canterano solo estaban los centrales y, a su lado, un vigilante Edgar. Por delante, muchas opciones. Juanjo Nieto y Mossa daban amplitud al ataque azul, Blanco Leschuk y Obeng fijaban a los centrales y, ahí estaba la clave, Borja Sánchez y Sangalli se metían por dentro.

Los extremos del Oviedo hacían dudar a su par y buscaban el espacio entre el doble pivote, el lateral y el central del Tenerife. Los azules, en casi todas las jugadas, eran capaces de encontrar la última ventaja necesaria para acabar la jugada, bien con un centro franco o un tiro desde la frontal. Esto último propició que, sin balón, todo fuese mejor. El Oviedo no permitía salir al Tenerife, Mier (soberbio en esta función), Edgar y los centrales estaban atentos a las segundas y, en el minuto 45, Fran Sol no había conseguido cazar ni un balón en campo rival. Ni uno.

Ataque posicional del Oviedo: 1-Mier, en los inicios junto a los centrales. 2-Sangalli, por dentro. 3-Borja, por dentro. 4-Sol, jugador del Tenerife más adelantado
Ataque posicional del Oviedo: 1-Mier, en los inicios junto a los centrales. 2-Sangalli, por dentro. 3-Borja, por dentro. 4-Sol, jugador del Tenerife más adelantado

Los nuevos amigos del Tiburón

Explicada la idea general del Oviedo con balón, toca hablar del recurso más peligroso de los azules. En general, y aunque la capacidad de combinar entre líneas vaya a más cada jornada, los de Ziganda ganan más metros por fuera que por dentro. Nieto y Sangalli por derecha o, como pasó una y mil veces ante el Tenerife, Mossa, Borja Sánchez y Blanco Leschuk en la izquierda. El Tiburón ha encontrado su coto de pesca.

Los tres futbolistas forman un triángulo muy dinámico que cada vez se entiende mejor. Mossa, que suele dar la amplitud pegado a la línea de cal, también es capaz de aparecer por dentro. Borja, que durante la primera parte del pasado viernes firmó una de esas actuaciones que muy pocos jugadores de la categoría pueden firmar, amargaba el partido a Shaq (lateral rival) o esperaba por dentro, le daba igual. Y Leschuk, por su parte, localizó la superioridad del Oviedo en dicho flanco y para allá que fue, haciendo dudar en todas las jugadas a Carlos Ruiz y Folch. El 2-0, por cierto, congregó a los tres.

Asociación del Oviedo en el perfil izquierdo: 1-Borja, con el balón. 2-Blanco Leschuk, escorado. 3-Mossa, dando amplitud
Asociación del Oviedo en el perfil izquierdo: 1-Borja, con el balón. 2-Blanco Leschuk, escorado. 3-Mossa, dando amplitud

Errores que, casi siempre, cuestan puntos

Ziganda lo sabe y sus jugadores lo saben. Lo normal, en esta Segunda División tan ingrata con el juego desplegado durante gran parte de los partidos, es que errores como los cometidos por el Oviedo ante el Tenerife te alejen de la victoria. Los azules reaccionaron y los tres puntos se quedaron en el Tartiere, pero no se pueden ignorar. Y más en un partido como el del pasado viernes.

Lo dijimos en el segundo apartado: el Oviedo, acaparador del balón durante el primer tiempo, no estaba permitiendo ni un amago de amenaza por parte del Tenerife. Por eso el gol de Bermejo dolió aún más. La jugada, que nace de un error de Edgar con balón, acabó en saque de banda a favor del Tenerife cerca del saque de esquina. Tras el primer despeje, Nieto ya está desconectado de la acción defensiva. El Tenerife ganó la segunda, Nono puso un buen centro y Bermejo ya le había ganado los metros de la verdad al lateral azul.

En el 2-2, más de lo mismo. Tras la reanudación, el conjunto de Ramis no era capaz de encerrar a un Oviedo que seguía llevando el partido más cerca del área de Dani Hernández que de la de Femenías. El empate nace de una falta tonta de Borja a Shaq Moore. El Tenerife la colgó al área y, cuando Sol ya le estaba ganando el salto a Edgar y Javi Mier, Mossa ya había renunciado al marcaje de Carlos Ruiz, autor del gol y solo en el segundo palo.

A la izquierda, primer gol Tenerife: 1-Nieto, mal perfilado. 2-Bermejo con el terreno ganado. 3-Arribas con Sol; Derecha, segundo gol Tenerife: 1-Carlos Ruiz, autor del gol. 2-Mossa, cerrando segundo palo y dejando marca libre. 3-Sol gana disputa a Edgar
A la izquierda, primer gol Tenerife: 1-Nieto, mal perfilado. 2-Bermejo con el terreno ganado. 3-Arribas con Sol; Derecha, segundo gol Tenerife: 1-Carlos Ruiz, autor del gol. 2-Mossa, cerrando segundo palo y dejando marca libre. 3-Sol gana disputa a Edgar

La reacción

No hubo tiempo para que el Oviedo se pusiese nervioso. Después de que el VAR diese por bueno el 2-2 del Tenerife, Rodri Ríos entró por Obeng y el partido se reanudó. Cuatro pases. Solo cuatro. Eso fue lo que pasó entre el tanto de Carlos Ruiz y el 3-2 de Rodri. Leschuk sacó de centró, Edgar se la dio a Sangalli, conducción del extremo, pase a Nieto y el lateral, desde muy lejos, puso un centro perfecto: el Tiburón se llevó al primer palo a los dos centrales del Tenerife y Rodri, libre de marca y en el primer balón que tocaba, cabezazo a la red.

Al Tenerife le volvió a costar reaccionar y el luminoso marcaba el minuto 73 cuando, por primera vez en el segundo tiempo, el conjunto de Ramis atacaba en posicional y conseguía replegar al Oviedo en campo propio. Minuto 73. Los azules, muy peligrosos cada vez que cruzaban la medular, sentenciaron el encuentro en otra clase magistral de Leschuk dentro del área: vals en zona de remate, pulsaciones al suelo y envió raso para que Borja Sánchez fusilase a Dani Hernández.

Al partido le quedaban diez minutos, pero se acababa de morir. El Real Oviedo no conoce su techo y, seguramente, ni quiera conocerlo, pero pasan las semanas y su trabajo sobre el césped, reflejado cada vez más en el marcador final, da pie a la ilusión. Con el Tiburón encontrando su hábitat ideal, y puliendo ciertos errores más individuales que colectivos, este equipo puede dar mucha guerra. Y José Ángel Ziganda, comedido pero cada vez más hambriento, lo sabe.