Preparados para la reacción

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Los jugadores del Oviedo celebran la victoria ante el Albacete
Los jugadores del Oviedo celebran la victoria ante el Albacete Real Oviedo

El Carlos Tartiere vivió la noche más intensa de la temporada y acompañó a la perfección al Real Oviedo en su victoria ante el Albacete

03 feb 2020 . Actualizado a las 10:07 h.

Era partido de los grandes. La gente iba entrando al Carlos Tartiere desde el calentamiento y antes de las 20:00 horas ya se podía intuir que el municipal ovetense iba a presentar un gran aspecto. A las 20:25 reinaba una calma tensa que anunciaba batalla. 16 jornadas son una vida, pero de no ganar al Albacete, el Real Oviedo hubiese salido herido y quién sabe si de muerte.

Independientemente de la precisión en el pase, la fluidez en el juego o las basculaciones del colectivo, los de Javi Rozada demostraron desde el primer minuto que estaban más metidos en el encuentro que su rival. Costaba, como siempre, pero el partido se jugaba en el campo del Albacete. Y el Carlos Tartiere no necesitaba más. Los 17.734 espectadores no fueron la mejor entrada de la temporada, pero sí generaron el mejor ambiente del curso. El juego del equipo hizo el resto.

Un gol anulado a Ibra, un penalti fallado por Saúl, el gol de Tejera, un penalti parado por Lunin y el gol del Albacete en el rechace del mismo. Todo eso en 16 minutos que reflejan a la perfección lo que está siendo la temporada del Real Oviedo en su feudo. El descanso llegó y la sensación, a pesar de la superioridad demostrada, era que los azules no podían ganar el partido. Eso sí, el Tartiere no dudó en despedir a los suyos con una sonora ovación.

Pero no era el día para agachar la cabeza. Ayer no. El Oviedo no bajó el ritmo y Tomeu Nadal siguió teniendo más trabajo que Lunin. Antes del 60', Ibra marcó su segundo tanto de la noche, el primero que subía al marcador. El delantero senegalés rebosa carisma. Capaz de levantar al estadio con su sola presencia y cuando el juego no le acompaña, si está enchufado como ante los manchegos el resultado es el que se vio. 

Tras silbar a Jon Erice y aplaudir a Néstor Susaeta, el Carlos Tartiere siguió acompañando a la perfección a su equipo. Cuando el Albacete amagó con reaccionar, el Fondo Norte estuvo ahí para despejar balones como un defensa más. Cuando Ibra, con permiso del VAR, sentenció el partido, el estadio oviedista resopló. Y eso es noticia esta temporada. El banquillo de Rozada, que celebró los goles con efusividad, no quiso alardes tras el pitido final. Los jugadores, eso sí, no tuvieron más remedio que exhibir su felicidad en el centro del campo. 

La mejor noticia de la noche no fueron los tres puntos, que también. Fue ver esa comunión con la grada al término del encuentro. 18º y empatados con el primer equipo en puestos de descenso, pero vivos y, por primera vez en el presente curso, hasta ilusionados. La guerra es larga y va a costar, pero el Real Oviedo dio un gran paso hacia adelante ante el Albacete.