El capitán del Real Oviedo llega al derbi en unas condiciones similares a las del curso pasado
12 nov 2019 . Actualizado a las 09:39 h.Ausente en la jornada anterior y entre algodones durante la semana previa al encuentro. Así llegó Saúl Berjón al primer derbi asturiano del curso pasado y así, exactamente 365 días después, llegará al duelo ante el Sporting de este domingo (Carlos Tartiere, 16:00 horas).
El ovetense, aquejado de una sobrecarga desde la semana previa al encuentro ante el Almería, fue baja en Huesca y, de momento, no se ejercitó con sus compañeros en el entrenamiento de ayer lunes, el primero de la semana. Tras disfrutar hoy del día de descanso, se espera que el capitán carbayón pueda estar el miércoles a las órdenes de Javi Rozada, pero no se puede asegurar.
El contexto deportivo también es similar. Vale que el Real Oviedo 18/19 no firmase un inicio de curso tan catastrófico como sí lo hizo el de Sergio Egea esta temporada, pero hace un año el equipo de Anquela no llegaba al derbi en su mejor momento. Los azules venían de caer goleados en Riazor (4-0) y el técnico jienense atravesaba su peor momento al frente de la nave azul. Tanto que, un resultado negativo ante el máximo rival podría haber puesto en peligro su puesto.
Saúl Berjón llegó para rescatar dicha nave. «Salió y nos ganó el partido, como hizo muchas veces», dijo Anquela sobre la actuación del '10' en la entrevista concedida a La Voz de Asturias. El ovetense jugó solo el primer tiempo, pero fue suficiente para dar dos asistencias y ser parte del 2-0 con el que se llegó al descanso.
Ahora, el equipo de Javi Rozada encara el derbi tras caer merecidamente en Huesca. Al igual que hace un año en Riazor, Saúl no estuvo en El Alcoraz y ahora le toca volver para liderar al conjunto carbayón. Clave en el buen hacer del equipo durante el mes de octubre (tres victorias, un empate y una derrota), su asociación con Borja, Sangalli y Ortuño se antoja esencial para los intereses azules.
Eso sí, aprendiendo del pasado. Hace un año, Saúl jugó tocado el derbi y pagó las consecuencias: casi tres meses sin jugar por una rotura fibrilar. Veremos qué pasa este domingo.