La Pizarra: Sin soluciones

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Egea charla con José Luis Baroja durante el Oviedo-Lugo
Egea charla con José Luis Baroja durante el Oviedo-Lugo Real Oviedo

Analizamos en cinco claves la derrota del Real Oviedo ante el Mirandés

10 sep 2019 . Actualizado a las 10:47 h.

Lolo González por Tejera, Riki por Omar Ramos, Juanjo Nieto por Diegui Johannesson, Bolaño por Arribas y Champagne por Alfonso Herrero. Cinco cambios en el once y casi todo sigue igual. El Real Oviedo, un equipo que en cuatro jornadas ya ha utilizado a 18 jugadores como titulares y donde solo tres futbolistas (Joselu, Lucas y Borja Sánchez) no han debutado, volvió a demostrar ante el Mirandés que su problema de juego poco tiene que ver con las piezas que estén sobre el césped. Es mucho más complejo.

Los mejores minutos del curso

Ante un Mirandés todavía en construcción (tres de los titulares aterrizaron en Anduva esa misma semana), al Real Oviedo le hizo falta muy poco para firmar su mejor rato de fútbol en lo que va de temporada. Los azules, con un centro del campo de tres en situación defensiva y que en ataque pasaba a un doble pivote con Riki por delante, consiguieron ser medianamente sólidos y no sufrieron con solo una mirada del rival, algo que venía pasando en las anteriores jornadas.

Además, tanto Jimmy como Riki supieron interpretar bien la presión sobre el doble pivote rival y desde un principio se vio que los rojillos tenían problemas para salir desde atrás. Los de Iraola insistieron y Jimmy lo aprovechó: robo y definición perfecta de Ortuño. El encuentro se teñía de azul y empezaba otro partido en Anduva.

Riki y Saúl en el flanco izquierdo

Una vez más, Alfredo Ortuño fue el recurso más fiable del Real Oviedo. En los inicios de juego, los centrales se abrían ofreciendo pase a Champagne y Lolo se incrustaba entre ambos. Cuando el balón llegaba a Javi o Christian, se juntaba la poca lucidez de ambos en dicha tarea con que las líneas de pase brillaban por su ausencia, así que el balón largo hacia el delantero murciano se convertía en la única opción. 

En este complicado contexto, Riki Rodríguez fue la mejor noticia del encuentro para el conjunto carbayón. El canterano, en su primera titularidad en el fútbol profesional, hizo bueno casi todo balón que le llegó, supo cuando conducir y cuando soltarla y, casi por primera vez en el curso, activó en el flanco izquierdo a Saúl Berjón. De las botas de ambos salieron las primeras combinaciones con algo de sentido de toda la temporada. 

Cambio de guion

El Mirandés pasó al 'plan B' y le funcionó. Antonio Sánchez cogió el mando en la medular y a base de diagonales Álvaro Rey y Martín Merquelanz entraron en el encuentro para quedarse. Los flancos se convirtieron en el arma más peligrosa de los rojillos, que empezaron a merodear el área de Nereo a base de centros laterales.

Álvaro Peña la tuvo primero y Merquelanz no falló después. El Oviedo sólido del primer tramo se esfumó y un simple pase de 30 metros desarbolaba el entramado defensivo de los azules. Y así llegó el empate, con Kijera yendo en moto, Lolo (muy perdido cuando el juego se aceleraba) entrando con los centrales carbayones y el '11' del Mirandés aprovechando el espacio surgido. Aunque Riki y Ortuño, este último con un cabezazo que se fue alto, lo seguían intentando, el partido ya se le había ido a los de Sergio Egea.

El peor momento del Oviedo

Egea fue cauto retirando a un muy nervioso Lolo González y dio entrada a Edu Cortina en la medular. Aunque es cierto que el ovetense no tuvo su partido, decidiendo mal en la presión y siendo poco preciso en el pase, no puede ser culpable de nada. El Mirandés dominó a su antojo el primer tramo del segundo tiempo y el Oviedo mostró muchos de sus problemas actuales.

Incapaces de asentar una posesión decente en campo rival, la mala ocupación de espacios de los carbayones cuando tenían el balón estaba directamente relacionada con el caos que se originaba cuando el esférico pasaba a ser rojillo. Las ayudas no llegaban, las distancias eran muy grandes y la coraza desaparecía. Se tiende a pensar que el ataque y la defensa son entes independientes cuando la realidad es que están estrechamente relacionadas.

Un final poco sorprendente

Bolaño fue expulsado tras llegar tarde al enésimo saque de banda a zona de nadie de Juanjo Nieto (muy poco afortunado durante los 90 minutos) y el Oviedo, más replegado que nunca, respiró. El conjunto local tampoco conseguía circular el balón de manera fluida y, después de que Nereo dejase varias intervenciones de mérito, los locales no tiraban.

En campo rojillo poco que contar. El flanco izquierdo desapareció por completo y solo la lucidez de Riki (sacrificado tras la expulsión) en un par de jugadas dieron a los azules la opción de asustar a Limones, pero ni eso. Poco a poco, después de esos minutos relativamente tranquilos ya mencionados, el Mirandés fue ganando metros. Con Álvaro Rey en plan estrella y la doble punta rojilla ocupando el área, el 2-1 no sorprendió a casi nadie. 

Da vértigo asomarse a la clasificación y ver que el Real Oviedo es colista, pero se suele decir que la clasificación no hay que mirarla hasta que llega octubre. Eso sí, las sensaciones son imposibles de ignorar. Los azules tienen un problema evidente de juego y el no haber visto casi ningún remedio tras cuatro encuentros sí es preocupante. ¿Los goles en los minutos finales? Una anécdota si se compara con lo otro.