De la tranquilidad a la desesperación

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Afición del Real Oviedo en el partido ante el Córdoba
Afición del Real Oviedo en el partido ante el Córdoba LFP

Así vivió el Carlos Tartiere el doloroso empate del Real Oviedo ante el Córdoba

22 abr 2019 . Actualizado a las 14:01 h.

El partido pedía a gritos una victoria segura y eso nunca es bueno. Aun así, el Real Oviedo cumplió en el primer tramo del partido. 2-0 a los diez minutos y la sensación de que el Carlos Tartiere, por fin, viviría una tarde tranquila de fútbol. Pero no. La entrada de Piovaccari fue el pistoletazo de salida a unos minutos convulsos en los que jugadores, cuerpo técnico y afición veían que algo no iba bien. No se equivocaban.

El argentino dio un par de sustos revoloteando por el área azul y a cinco minutos del final ponía el 2-1 tras una serie de desajustes. El respetable del Tartiere, con un murmullo que sonaba a 'lo estaba viendo venir', expresó su descontento cuando Arcediano Monescillo señaló el final de la primera parte.

En el descanso, por cierto, se vivió un momento de tensión en el Fondo Norte. La seguridad privada del Real Oviedo intentó quitar una bandera de unos aficionados porque, al parecer, tapaba una valla publicitaria. Dicha bandera lleva en el mismo sitio toda la temporada así que los oviedistas allí presentes no entendieron la decisión. Finalmente, y tras un pequeño tumulto, la bandera no fue retirada. 

Ya con las miradas de nuevo sobre el césped, el escenario no cambió demasiado. A medida que el Córdoba ganaba metros, los errores de los jugadores de Anquela pesaban más en la afición azul. El empate terminó de cansar a una gran parte del estadio y, por primera vez en la temporada, no se esperó al final del partido y los pitidos aparecieron en todo su esplendor. 

Ramón Folch, impreciso en varias acciones consecutivas, pagó el mal ambiente que se estaba generando y no fue bien despedido cuando el técnico jienense decidió cambiarlo, ya con el 2-2 en el luminoso.

Joselu calmó los ánimos y recordó a todos los presentes que, a pesar de la imagen, el Oviedo volvía a ganar y estaba más vivo que nunca en la lucha por el playoff, pero solo fue un espejismo. Con el 3-3 de Andrés Martín, en una acción muy difícil de explicar, bronca final con la plantilla en el círculo central. Incredulidad y decepción, una temporada más.