Analizamos en cinclo claves el empate entre Real Oviedo y Deportivo
03 abr 2019 . Actualizado a las 13:18 h.Sin tiempo para digerir la derrota en El Molinón, el Real Oviedo continuó el domingo con esta versión futbolística de Los doce trabajos de Hércules que es la Segunda División recibiendo a un Deportivo que, aunque lleve mes y medio sin reconocerse ante el espejo, sigue teniendo argumentos de sobra para ganar en cualquier escenario. Los de Anquela, que sí tenían un plan marcado en el primer tiempo, se fueron diluyendo tras el descanso. Dieron la cara y evitaron la reacción del Deportivo, pero las ideas se fueron mezclando.
Todo al '10'
Natxo González recuperó el rombo y el Real Oviedo respondió. Con el partido de ida en la cabeza, donde a pesar de desactivar el juego interior coruñés los carbayones salieron goleados, Anquela no quiso sustos: Champagne jugando en largo, equipo muy junto para morder en la presión y, cuando el balón le caía a los de azul, dársela rápido a Saúl Berjón.
El capitán azul va a más en cada partido y, partiendo desde la banda izquierda, hizo daño a la defensa del Dépor con Mossa como fiel escudero. Tras varios avisos por dicho flanco, Saúl superó a Didier Moreno para que Yoel Bárcenas, esta vez sí, transformara el tercer centro intentado en el 1-0. Mientras, en el doble pivote, un Folch más suelto de lo normal y el debutante Jimmy cerraban el pase a los interiores blanquiazules y no se complicaban la vida cuando robaban el balón.
Quique, solo ante el peligro
El rombo no estaba solucionando el apagón sufrido por el Dépor en el último mes y medio, pero Quique tenía el día. El delantero vallisoletano, siempre recibiendo en inferioridad, no paró de crear problemas a un Christian Fernández desbordado. Jugando de espaldas, driblando a través del primer control o recibiendo al espacio, el ex de Osasuna parecía imparable.
El Oviedo cerraba bien las líneas de pase interiores, pero cuando Duarte, casi a la media hora de partido, consiguió encontrar el hueco por primera vez en el encuentro, ahí estaba Quique para castigarlo y crear una ocasión clara de gol. El delantero deportivista cerró su gran primer tiempo provocando, segundos antes de que se llegara al descanso, la tarjeta amarilla a Mossa en el enésimo duelo ganado jugando de espaldas.
Dominante Champagne
El primer tiempo del portero carbayón fue impecable. Si Quique estuvo sobresaliente en la creación de situaciones de gol, el arquero argentino estuvo igual de bien para desbaratarlas. Para muestra la gran ocasión visitante del primer tiempo: nueva acción de espaldas de Quique, que genera el espacio suficiente para sacarse un zurdazo a la base del poste derecho, lugar al que llegó Champagne para evitar el tanto.
En el juego aéreo más de lo mismo. Seguro en los centros laterales, no dio opción en ninguna de las faltas que botaron los coruñeses. Dominó su espacio, se mostró valiente y lució técnica al blocar los balones y negando posibles rechaces a sus adversarios. Comienza a ser habitual que el argentino de puntos, pero no por ello hay que dejar de comentarlo.
Cuando Quique encontró a Carlos
Tras el paso por los vestuarios, dos factores marcaron el inicio del segundo tiempo: la presión azul no era tan intensa como antes y Carlos Fernández aterrizó en el Carlos Tartiere. El sevillano, que llevaba más de dos meses fuera de los terrenos de juego, apareció en el momento justo para ser el escudero perfecto de Quique.
Los movimientos de los delanteros deportivistas hacían dudar en todo momento a los tres centrales carbayona y los espacios eran aprovechados por la segunda línea formada por Pedro y los interiores. En uno de esos movimientos, Carlos recibió en la derecha y toda la defensa oviedista se vino abajo: Forlín no siguió al sevillano, Alanís se fue con Pedro en vez de quedarse en el sitio y Quique, partiendo desde el otro costado y libre de la marca de Christian, llegó para depositar en la red un maravillo envío de su compañero en la delantera.
El plan difuso del Oviedo
Cuando parecía que el Deportivo se hacía con el control del partido, el Real Oviedo calmó el escenario a base de centros laterales. Folch y, sobre todo, Jimmy pusieron el temple requerido para no complicarse tras robo y los azules solo sufrían en los balones largos a las grandes individualidades (Quique, Carlos y luego Cartabia y Valle) rivales.
Los carbayones desactivaron el envite visitante, pero los centros de Saúl (nunca se esconde) desde la izquierda y de Carlos Martínez desde la derecha no encontraban rematador. Como ya ocurrió en Gijón, Ibra entró para solucionarlo y Duarte y Somma sufrieron más que ante Joselu, pero no llegó el gol.
Con nueve partidos por delante, los de Juan Antonio Anquela deben decidir con qué plan se quieren jugar las opciones de playoff. Si se quiere apostar en muchas fases de los partidos por el juego directo, Ibra parece indispensable. Si se quiere paliar la falta de ideas en el ataque posicional sumando más gente en campo contrario, esa línea de tres centrales que no acaba de aportar mucho en los inicios de juego y que ya no se muestra todo lo contundente que en su día llegó a ser podría suponer un problema.