Ante el Extremadura, Carlos Martínez se reencontró con su mejor versión y Joselu volvió a marcar
21 ene 2019 . Actualizado a las 21:14 h.La victoria del Real Oviedo en el Francisco de la Hera dejó imágenes que muestran a las claras lo unido que está el vestuario carbayón. Ante la plaga de lesiones de la que pocos futbolistas de la plantilla se han librado, los jugadores azules celebran como suyos las pequeñas victorias personales de sus compañeros.
El 0-1 de Joselu es prueba de ello. El onubense se lesionó a finales de noviembre y volvió al once el fin de semana pasado. Su cuenta anotadora tan solo contaba con tres tantos y en Almendralejo, de nuevo como delantero centro, se reencontró con el gol.
El ex del Granada realizó una incansable presión ante el Tenerife y fue clave en la victoria, pero no marcó. Las caras de sus compañeros en la celebración y el gesto del ariete, resoplando y moviendo las manos, volviendo hacia su campo dejan a las claras todo lo que significa el gol ante el Extremadura.
El otro gran protagonista fue Carlos Martínez. El navarro llegó a la capital del Principado tras dos temporadas en la Real Sociedad muy castigado por las lesiones y tan solo había jugado cuatro encuentros ligueros en el presente curso, dos de ellos como titular. Ayer volvió a ocupar el carril derecho y, por primera vez en esta 18/19, se le vio cómodo tanto en defensa como en ataque.
Se incorporó con peligro y llegó varias veces al área del Extremadura para poner dos grandes centros: uno lo remató fuera Folch y el otro Yoel Bárcenas lo convirtió en el 0-2. El panameño, obviamente, fue felicitado, pero los primeros abrazos fueron para Carlos Martínez. Los compañeros, a sabiendas de todo lo pasado, no dudaron en ir a ese costado diestro para hacer piña con el navarro. El Oviedo coge vuelo y el vestuario azul al completo es parte de ello.