El conjunto azul entra en la fase decisiva con varios problemas que afectan al equipo
29 abr 2018 . Actualizado a las 21:19 h.Malos momentos para el Real Oviedo. Tras un periodo de crisis, parecía que los asturianos se habían recompuesto con dos victorias ante Lugo y Nástic. Los de Anquela entraban en la fase decisiva del campeonato en playoff y parecía que el calendario ofrecía un poco de ayuda.
Sin embargo, 15 días después la historia ha cambiado y el oviedismo se pregunta qué ha pasado en los últimos meses de competición para que este equipo vuelva a mostrar problemas que se creían corregidos.
Todavía quedan cinco jornadas y no hay nada perdido, aunque las esperanzas azules penden de un hilo. Todo lo que no sea ganar el próximo encuentro supone decir adiós y comenzar a preparar la próxima temporada en Segunda División. Para evitar ese final, el Real Oviedo tiene que corregir algunos de sus pecados de forma inmediata. Otros, sin embargo, tendrán que esperar a la temporada que viene.
Una defensa que ha perdido su solidez
El Real Oviedo ha pasado de ser un conjunto rocoso a otro realmente frágil. Hoy, frente al Numancia, los azules fallaron estrepitosamente en los tres goles. Fallos colectivos e individuales que muestran una pérdida de solidez preocupante. Tras una fase de campeonato en la que los azules parecían inexpugnables (estuvieron cuatro partidos y medio sin recibir gol), los rivales cada vez encuentran más fácil la portería azul.
En los últimos 10 encuentros, los asturianos solo han conseguido dejar la portería a cero en tres ocasiones. Dos ellas supusieron sendas victorias. La otra, un empate a cero frente al Barcelona B. Además, de los 10 primeros clasificados, solo Granada y Valladolid han encajado más goles.
Un ataque ‘inofensivo’
Se puede encajar un buen número de tantos y compensarlo en el plano ofensivo. El Rayo Vallecano solo ha recibido tres goles menos que el Real Oviedo, pero ha anotado 16 más. El ataque del Real Oviedo se ha quedado sin ideas, sin chispa, sin creatividad.
Durante una gran parte del campeonato, el balón parado maquilló estas carencias. En otra, fue Saúl Berjón el que evitaba que el problema fuera mayor. La producción ofensiva azul ha caído en picado. Solamente 8 goles en los últimos 10 encuentros ligueros, un bagaje demasiado escaso. De los 10 primeros clasificados, solo Osasuna, Zaragoza y Cádiz han anotado menos goles que los de Anquela.
Falta de ambición en los encuentros
En los últimos meses, el conjunto azul no ha conseguido plasmar sobre el césped sus ganas de vencer desde el minuto uno. El Real Oviedo no ha mostrado la misma imagen que ante Osasuna, Lorca o Cultural, partidos en los que salió a arrollar a su rival desde el pitido inicial y que les permitió adelantarse pronto en el marcador.
Esta tendencia quedó especialmente al descubierto en encuentros en el Carlos Tartiere, como ante el Alcorcón, el Albacete o el Barcelona B.
Un mercado de invierno sin soluciones
Eugeni Valderrama, Saúl García, Bebé, Gorka Elustondo, Jony, Nano Mesa, Luis Milla, Álex Mula, Javi Ontiveros, Toni Martínez, Alfaro… Algunos de los nombres con los que los rivales del Real Oviedo se han reforzado durante el mercado invernal.
En cambio, el Real Oviedo solo dispuso de la incorporación de Olmes García, atacante colombiano que todavía no ha debutado en partido oficial. Desde un primer momento se señalaron algunas de las carencias del equipo y que, sin embargo, no se solucionaron durante el mercado invernal.
Un banquillo dubitativo
Si los jugadores tienen gran parte de la culpa sobre el césped, no hay que pasar por alto que también el banquillo tiene responsabilidad. Anquela dijo hoy muy claro que él es el «primer culpable» de la derrota frente al Numancia. El entrenador andaluz se aferra a su discurso, tanto en las buenas como en las malas.
Jugadores que no cuentan, como Hidi o Pucko, otros que entran y salen en los planes, como Yeboah y Mariga. Además, desapariciones misteriosas, como por ejemplo la de Rocha. Todo a ello junto con la sensación de que al míster oviedista no le convence el plantel que maneja esta temporada, aunque lo defienda a capa y espada.
En el debe del preparador oviedista hay que señalar el hecho de mover a futbolistas de su puesto ideal (como hoy con Mossa y Berjón), sustituciones demasiado tardías (no cambia hasta el 3-0) y la existencia de ‘vacas sagradas’ que parecen inamovibles en su esquema pase lo que pase.