Las cuatro primeras personas sin hogar que se benefician del método housing first (primero la vivienda) en Asturias cumplen su primer medio año viviendo bajo techo en Avilés. «La evolución está siendo muy buena», dicen en Rais Fundación, que se encarga del programa de apoyo para su integración
25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Cuatro avilesinos, tres hombres y una mujer, que tenían en común llevar al menos ocho años durmiendo al ras, en la calle, han visto cómo su vida ha dado un giro completo en los últimos seis meses. Con una media de edad de 55 años, fueron seleccionados entre 16 posibles candidatos para poner en marcha la primera experiencia del modelo housing first (primero la vivienda) en Asturias. En diciembre del año pasado, a cada uno se le facilitó una vivienda en la que residir y, hoy, el balance no puede ser más positivo. Uno de ellos quiere iniciar en septiembre estudios de Formación Profesional, otro se ha apuntado a cursillos de natación, uno más ha comenzado un tratamiento de la diabetes que padece e incluso ha habido quien, por primera vez en su vida, ha aprendido a manejar una vitrocerámica. Todos, además, han adquirido hábitos de higiene y alimentación impensables durante los años que durmieron en la calle.
«Los candidatos elegidos no se lo creían al principio», recuerda Alejandra Puente, la directora de la zona norte para Rais Fundación (que se dedica a trabajar con personas sin hogar), «conseguir que tengan habilidades en su propia casa ya es un reto y la evolución está siendo muy buena. Nos deja muy satisfechos». La filosofía del housing first, que se puso en marcha en los años 90 en Estados Unidos y Canadá con más que probada eficacia en los países en los que se ha implantado desde entonces, le da también un giro al tradicional modelo paternalista, conocido como escalera, en el que lo último que se consigue, con suerte y tras cumplir una serie de requisitos y normas, es una vivienda.
«Los mayores éxitos se dan en personas con una trayectoria de calle muy cronificada»
«Vas subiendo peldaño a peldaño y, al final de todo, está la vivienda. Con el housing first se le da la vuelta a la escalera de ese sistema de meritocracia. Además, una vez que tienen acceso a una vivienda, son las propias personas quienes deciden qué quieren hacer. Si itinerarios de salud, si recuperar vínculos familiares o intentar un tratamiento de desintoxicación», explica Puente, que indica que, a través del programa Hábitat que Rais Fundación ponía en marcha hace dos años en España, ya se ha facilitado un hogar a 68 personas, además de en Avilés, en Barcelona, Córdoba, Madrid, Málaga, Sevilla o Zaragoza. «El nombre del programa, Hábitat, no es baladí. Tiene mucho que ver con con la comunidad y con cómo te mueves en tu entorno», explica.
Ya se ha demostrado, además, que el programa funciona con quienes están en peor situación. «Vemos que los mayores éxitos se dan en personas con una trayectoria de calle muy cronificada. Lo que se viene demostrando en el programa e intentamos evidenciar es que la vivienda es el desencadenante de muchas motivaciones y de la recuperación de habilidades», indica Puente. «A las personas que viven en la calle les hacemos invisibles. No les miramos. La vivienda es el desencadenante para que puedan retomar una vida más normalizada».
«Nadie quiere estar viviendo en la calle»
En España, 33.000 personas viven en la calle. En Avilés, se llegaron a detectar hasta 17. «El mayor nivel de pobreza es tener que dormir al ras. Además, en los perfiles muy cronificados de calle, prácticamente todos tienen alguna adicción», explica Puente, que deja muy claro que «nadie quiere estar viviendo en la calle». Se acaba en ella por un cúmulo de circunstancias y, una vez en ella, es muy complicado dejarla. «En los sistemas tradicionales de atención, como pueden ser los albergues, existen una serie de condicionantes. Los horarios, el hecho de que no puedan ir con sus mascotas… El 90% de las personas sin hogar consumen, sobre todo alcohol, y eso no se permite tampoco en el sistema tradicional», recuerda.
La eficacia del housing first precisamente es un hecho debido a que esos condicionantes no existen. «Dentro de tu casa haces lo que quieres. Además, son las propias personas sin hogar quienes deciden libremente entrar en el programa», reitera Puente, que explica que sí se exige para seguirlo un mínimo de un año en calle o que se acuda a alojamientos de emergencia para pasar la noche. Las viviendas en el caso de Avilés pertenecen a Vipasa y su alquiler corre por cuenta de los propios participantes del programa, que les ha ayudado precisamente a tramitar el acceso a las ayudas a las que tenían derecho. «La renta no es superior al 20% de sus ingresos», explica Puente.
«Cuando vives al ras, te preocupas de comer y dormir en sitios seguros, no de tu salud»
El programa, al ser el beneficiario quien marca sus propios itinerarios, refuerza su autonomía y confianza. Un técnico de intervención social les acompaña en ese nuevo camino, por ejemplo, en la adherencia a tratamientos de salid o en las gestiones en el seguimiento, en la adherencia a tratamientos o en las gestiones de apoyo emocional. «Son los garantes de su entrada en la vivienda», recalca Puente, que también explica que los pisos están distribuidos en barrios normalizados y dispersos para facilitar su integración en su entorno.
Cada seis meses se realiza una evaluación, mediante entrevistas a los participantes y a las personas que les atienden para valorar la evolución del programa en diferentes aspectos como las relaciones sociales y familiares, el ocio, la seguridad o la salud. «En los estudios que ya se han concluido a nivel de España sobre 28 personas se percibe un avance fuerte en el ámbito de la seguridad y de las relaciones familiares, que se retoman, pero también deja de manifiesto que la salud es incluso peor». Esto tiene una explicación: «Cuando vives al ras solo te preocupas de comer y dormir en sitios seguros, ahora son más conscientes de todo y de que su salud está deteriorada».
Permanencia en la vivienda del 98%
En Avilés, se está abordando una primera evaluación, cuyos resultados se conocerán en septiembre. «La evolución es muy buena, pero no quiere decir que no vaya a haber recaídas», indica Puente, en referencia a posibles adicciones o pérdida de hábitos, e incluso deterioro mental. En cualquier caso, en los dos años que el programa Hábitat lleva implantado en España, la permanencia en la vivienda fue del 98%. Solo hubo dos casos de lo contrario y fue debido a que los participantes fallecieron.
«Poco a poco lo que estamos consiguiendo es que los programas de hocino first se integren como una solución de permanencia y que los ayuntamientos los vayan integrando en sus políticas para dar solución al sinhogarismo», valora Puente, que recuerda que este método llegó a Europa en los años 2008 y 2009. «Países como Francia, Irlanda, Finlandia, Italia o Portugal lo tienen implantando e incluso existe un observatorio europeo en el que todos los países tienen en común la evaluación, en la que se demuestra su eficacia».
Valora también muy positivamente que el Ayuntamiento de Avilés fuera el primero en dar el pistoletazo de salida en Asturias. «Es un ayuntamiento puntero en políticas de servicios sociales y tuvo la valentía de lanzarse con cuatro viviendas», indica, explicando que para ello se sacó a licitación pública el servicio de apoyo a los participantes, concurso al que se presentaron tres entidades y que obtuvo Rais Fundación en septiembre de 2016.
El Gobierno del Principado impulsó esta iniciativa, tras la celebración de unas jornadas sobre inclusión social celebradas el año pasado, comprometiéndose a facilitar 14 viviendas públicas a los Ayuntamientos de Oviedo (5), Gijón (5) y Avilés (las 4 ya ocupadas). En principio, estaba previsto que en Oviedo y en Gijón se implantaran estas primeras experiencias de housing first en el primer semestre de este año, aunque todavía no ha sido así.