
Este profesional de 25 años natural de Biedes, en el concejo de Las Regueras, se ha especializado en desarrollar su trabajo eminentemente en un medio rural muchas veces desprovisto de esta clase de servicios. «El trato de la gente es totalmente diferente, te acoge un poco más en su casa y ves las vulnerabilidades que tienen en el día a día»
07 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Pelayo Alonso es un fisioterapeuta de 25 años de Biedes, en el concejo de las Regueras. Este joven profesional ha logrado conjugar labrarse una trayectoria laboral con el hecho de prestar servicio en zonas rurales, las cuales muchas veces se encuentran francamente desprovistas de este tipo de ocupaciones.
Explica que «con 12 años, más o menos», empezó a interesarse por la que en el futuro sería su profesión. «Hacía ciclismo y tuve una pequeña lesión», explica. «De repente vi cómo era la profesión y me hizo gracia», añade. Admite que le llamó la atención «la idea de tener un problema y poder arreglarlo de una manera un poco mecánica».
Asimismo, siempre vio la fisioterapia como «una profesión novedosa, que no era lo típico», todo ello dentro de «la rama sanitaria, que me gustaba ya de aquella». «Me decanté muy rápido», reconoce.
Admite que «las mayores dudas surgen cuando terminas la carrera y te planteas empezar a trabajar». Explica que comenzó «trabajando en clínicas privadas en Piedras Blancas y Oviedo», pero nunca le importó desplazarse. «Por el hecho de criarme en un pueblo, tenía interiorizado el tema del desplazamiento», asevera.
A la vez, en su ánimo comenzaba a surgir la idea de «no ir a la ciudad, sino a algún sitio más pequeño». Su labor de fisioterapia por el entorno rural surgió «a través de una asociación» que contactó con él. «Hice un parón de trabajo al ir a hacer unas prácticas a Barcelona, entonces empecé a buscar trabajo y surgió una oportunidad en Llanera a través de un conocido que me comenta que estaban buscando un fisio para hacer un programa de rehabilitación en medio rural», remarca.
«A raíz de empezar a trabajar con la asociación, comencé con ello y vi que había opción de hacerlo, tanto de manera asalariada como por cuenta propia», abunda. En este sentido, optó por «hacerlo de manera autónoma, para compaginarlo con otras cosas». «Me gustó y me fui enganchando, voy de un lado a otro y eso a mí me encanta», resalta.
Una de las cosas más atrayentes de la fisioterapia en el entorno rural es «que no haya esa rutina y que vaya variando». Del mismo modo, «cuando vas a casa de alguien lo notas mucho más relajado, con menos estrés». No obstante, reconoce que «tienes que organizarte de una manera que todo sea más calmado, más relajado». En esta línea, «el trato de la gente también es totalmente diferente, te acoge un poco más en su casa y ves las vulnerabilidades que tienen en el día a día».
En sus periplos por pueblos y zona rural atiende «desde personas que tienen algún tipo de discapacidad neurológica o traumatológica y post quirúrgicos, hasta algún tipo de trastorno músculo esquelético que podrías atender en clínica, pero que a lo mejor a la persona le cuesta más el desplazamiento».
También presta servicio a «gente mayor que a lo mejor necesita cierta ayuda para trabajar aspectos como la marcha y el manejarse en su entorno». Fundamentalmente su radio de actuación se da «entre Avilés y Oviedo, aunque también voy últimamente a Gijón», si bien también se desplaza por «Siero, Llanera, Santo Adriano, Proaza, Grado e Illas».