Aller será pionero en Asturias en utilizar el ADN para vigilar que no se deje excrementos de perros en la vía pública

ASTURIAS

El registro genético de los animales permitirá reconocer qué mascota dejó su deposición y, con esta prueba, multar a su propietario
27 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El concejo de Aller será el primero de Asturias en utilizar el ADN para identificar a los dueños de mascotas que no recojan los excrementos de sus animales en la vía pública, según aseguró recientemente su alcalde, Juan Carlos Iglesias . El municipio, que ya ha iniciado los trámites para implantar el sistema, se suma a una tendencia creciente en España, donde casi ochenta municipios han optado por la tecnología genética para combatir la falta de civismo y mejorar la limpieza de sus calles.
El sistema se basa en crear un registro obligatorio de ADN canino. Para ello, los propietarios deben acudir a una clínica veterinaria autorizada, que obtiene una muestra de saliva o de sangre de cada animal. Los datos recogidos se almacenan en una base municipal, y cada perro recibe una chapa que acredita su inclusión en el censo.
Entonces, cuando aparece un excremento en la vía pública, los operarios municipales recogen una muestra siguiendo una cadena de custodia que consiste en identificar, fotografiar y geolocalizar el hallazgo y, posteriormente, enviarlo al laboratorio.
Una vez allí, el ADN extraído de la muestra se coteja con los perfiles almacenados en la base de datos y, si aparece una coincidencia, se multa al propietario de la mascota.
La iniciativa, aunque es nueva en Asturias, lleva varios años aplicándose en toda España. El municipio pionero fue Xátiva, en la Comunidad Valenciana. Comenzó a aplicarlo en 2014 y no tardaron en seguir su ejemplo otras localidades de la Comunidad Valenciana, Andalucía o la Comunidad de Madrid. Ciudades como Málaga, Alcalá de Henares, Mislata, Benalmádena o Collado Villalba han adoptado este modelo con éxito.
De los 78 municipios que exigen el registro genético en toda España, son 60 de ellos los que aplican la identificación por ADN para sancionar a los dueños de las mascotas. Según las empresas que se encargan de los registros, la base de datos ya supera los 140.000 perros inscritos en toda España.
Cualquier municipio que, como Aller, quiera implantar este sistema, necesita modificar las ordenanzas municipales. En primer lugar, ha de establecer la obligación de registrar el ADN de todos los perros residentes, y sancionar a los dueños de mascotas que lo incumplan.
Por otra parte, la ordenanza fija los procedimientos de registro y recogida de muestras, así como el régimen sancionador en cada caso. En los municipios españoles en los que se está aplicando el sistema, las multas por no recoger los excrementos pueden oscilar entre los 300 y los 3.000 euros, atendiendo a criterios como la gravedad o la reincidencia del infractor. En el caso de Aller, las sanciones podrían situarse entre los 750 y los 1.500 euros.
La aplicación del ADN canino no se limita al control de excrementos. El registro genético tiene otros usos que pueden ser beneficiosos para el municipio, como la identificación de animales perdidos, abandonados o robados, incluso en casos en los que se les haya retirado el microchip; un control más riguroso de las camadas, la prevención de la zoonosis o el uso de información útil par estudios de slud pública y gestión urbana.
La implantación del sistema ha demostrado que puede tener un impacto notable. Algunos municipios que lo han adoptado han registrado reducciones de hasta el 80% en la presencia de excrementos en la vía pública.
Por último, el control genera actividad económica vinculada a los servicios veterinarios y los laboratorios, y los ingresos por sanciones permiten a los ayuntamientos reforzar sus programas de limpieza y concienciación ciudadana.