El decreto que reconoce a las familias monoparentales «ha servido para poco»: las madres solteras por elección piden igualdad de derechos
ASTURIAS

El colectivo explica que la norma fue aprobada en el Principado hace dos años pero que más allá del reconocimiento de la condición de familia monoparental apenas se han desarrollado medidas específicas de protección y sigue habiendo «discriminación» en ámbitos como el económico o la conciliación
27 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La crianza de los hijos es, sin duda, una tarea desafiante que hoy por hoy puede resultar muy difícil por infinidad de condicionantes, como pueden ser el económico o, simplemente, la propia conciliación de la vida familiar y laboral. Si esa crianza, además, se hace en solitario, la dificultad es exponencial. La última Encuesta Continua de Hogares (ECH) cifraba en 2020 en 43.200 los hogares monoparentales de Asturias. El Principado elevaba el dato a 51.500 hogares cuando en marzo de 2023 aprobó el decreto que regular la condición de familias monoparentales. Por tanto, en nuestra región, las familias con un solo progenitor representan una realidad cada vez más visible y diversa. Por ejemplo, se da un crecimiento notable en las madres solteras por elección, un colectivo que opta por criar a sus hijos en solitario de manera voluntaria. Si bien no hay datos concretos de cuántas familias monoparentales constituyen este colectivo, la Encuesta Continua de Hogares reflejaba en 2020 un total de 7.100 en las que el estado civil del progenitor era soltero/a, 6.300 en las que el progenitor era mujer y 700 en las que era hombre.
La representante en Asturias de la Asociación Madres Solteras por Elección, Deborah Salagre, explica que esa cifra engloba a progenitores solteros que han sido madres o padres en diferentes circunstancias y que el colectivo de quienes han decidido serlo voluntariamente es mucho menor, aunque ha crecido en los últimos años. Las madres en solitario por elección que forman parte de la asociación en la región no llegan al medio centenar, pero Deborah asegura que el número de socias, porque no hay ningún padre, ha ido en aumento y que, incluso, ya forman parte de la asociación 6 chicas que están en tratamiento de fertilidad para ser madres, que han acudido por la información que aporta el colectivo y por la red de apoyo que supone formar parte del mismo.

Ella, concretamente, es madre soltera por elección de un niño de 6 años. Deborah cuenta que ella siempre tuvo claro «que quería ser madre» y llegada una edad se lo planteó seriamente iniciando un tratamiento de fertilidad en una clínica privada. «Yo trabajo en una escuela infantil con niños pequeños y tenía conocimiento de lo que era. Y quería ser joven y tener fuerzas para tener un hijo, así que después de dos largos años de tratamiento, lo tuve», relata Deborah, que añade que «en mi familia no sorprendió nada porque siempre lo había dicho y tuve mucho apoyo». Es más, ella dice que «soy madre soltera, pero no sola».
Lo que señala que muchas veces les falla a las familias monoparentales y, por tanto, también a las madres en solitario por elección son las políticas públicas, ámbito en el que considera que aún queda camino por recorrer. Si bien hace dos años el Principado aprobó un decreto que reconoce la condición de las familias monoparentales, las madres solteras por elección consideran que dicho marco ha tenido un impacto limitado. Según Deborah, la normativa apenas ha impulsado medidas específicas de protección y, en la práctica, siguen enfrentando «discriminación» en ámbitos clave como la economía y la conciliación laboral y familiar.
Abordar las «pequeñas discriminaciones»
«En marzo de 2023 se aprobó aquí en Asturias el decreto que reconoce a las familias monoparentales, pero ha servido para poco», indica Deborah Salagre, que comenta que una «una novedad, entre comillas, es que aparece la opción de familia monoparental en las solicitudes de ayudas o becas», sin embargo, añade que se mantiene la discriminación en el tope de ingresos con los que pueden optar a esas ayudas. En concreto, el umbral de renta para familias de dos miembros (monoparentales) es de 16.000 euros. «En nuestro caso es una persona solo la que mete dinero en el hogar», señala Deborah, que entiende que esa y otras «pequeñas discriminaciones» deben irse abordando para avanzar en lo que durante años lleva siendo la reivindicación del colectivo: una verdadera igualdad de derechos y oportunidades, que reconozca y respete la diversidad de las familias en la región.
Y es que, aunque destaca como «muy importante» que a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo se reconozca que las familias monoparentales tienen derecho a acumular las diez semanas que le habrían correspondido al otro progenitor, o que aquí en Asturias se financien a través de la sanidad pública los tratamientos de fertilidad, la misma manifiesta que todavía queda mucho que luchar en ámbitos como el económico o la conciliación. Algunas medidas que reivindica el colectivo, y que volverán a trasladar a las administraciones regional o locales, es que se revisen las becas de comedor o de libros, que puedan tener algún beneficio en el pago del IBI o que en las actividades de conciliación que se organizan en diferentes épocas del año, como pueden ser los campamentos de verano, tengan cierta prioridad. «Tenemos que seguir tirando para que no haya discriminaciones con las familias monoparentales», plantea Deborah Salagre, que eleva su reivindicación al Gobierno estatal para que desbloquee la Ley de Familias «que se ha paralizado muchísimas veces».