José Manuel Zapico, secretario general de CCOO: «La acumulación de vivienda se tiene que gravar; hay 100.000 vacías en Asturias»

Nel Oliveira
Nel Oliveira OVIEDO

ASTURIAS

José Manuel Zapico, secretario general de CCOO Asturias
José Manuel Zapico, secretario general de CCOO Asturias

El actual dirigente del sindicato afrontar su tercer mandato: «Llevamos 40 años con la misma jornada laboral y las empresas tienen más beneficios que nunca; es de justicia trabajar menos y vivir mejor»

16 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Zapico (Sama, 1977) cumple una semana después de haber sido reelegido como secretario general en Asturias de CCOO. Lleva en el cargo desde 2017 y ahora afronta el que será su tercer mandato al frente del sindicato. Una nueva etapa que afronta con ilusión y ganas de seguir luchando por mejorar la vida de la clase trabajadora asturiana. No será tarea fácil lo que viene por delante, un momento al que se refiere como «el más convulso desde la Segunda Guerra Mundial».

—Comienza nuevo mandato. ¿Seguirá una línea continuista o tiene previsto cambios?

—Los cambios son obligados. Quien se para en la bicicleta se cae y hay que estar a la altura de los retos que tenemos por delante en estos próximos cuatro años, que son de órdago. Yo creo que vivimos el momento más convulso desde la Segunda Guerra Mundial y en ese sentido el sindicato tiene que rearmarse. El Congreso nos ha servido para salir más fuertes y en definitiva tenemos que dar un salto hacia adelante. Y por lo tanto en estos cuatro años tenemos que, una vez establecidas las prioridades, abordarlas con determinación y el Congreso en ese sentido fue muy claro. Hay cuatro áreas que el sindicato tiene que mejorar, porque creemos que se están haciendo las cosas bien, pero dada la situación hay que mejorar. Son cuatro patas: vivienda, juventud, comunicación y afiliación.

 —¿En comunicación a qué se refiere?

—Hay que dar la batalla del relato. Nos preocupa como la derecha y la ultraderecha están canalizando todos los medios de comunicación, tanto tradicionales como nuevas formas de comunicar, podemos simbolizar en las redes sociales. El sindicato también tiene que implicarse en esa batalla cultural por generar hegemonía y contrarrestar mensajes de odio y de violencia que cada vez están más alto en el día a día. Y sobre todo con gente joven que está recibiendo mucha fake news, mucha desinformación a través de las redes sociales y el sindicato tiene que dar esa batalla del relato

—Le quiero preguntar sobre el balance que hace desde que está al frente de CCOO en Asturias. ¿En qué ha mejorado la calidad de vida de los asturianos?

—Bueno, en positivo, yo creo que hemos puesto las bases para ir disminuyendo la brecha salarial entre hombres y mujeres, que era una obsesión que teníamos. En 2017 éramos la comunidad autónoma con mayor brecha salarial entre hombres y mujeres de todo el país y desde 2017 a esta parte ha disminuido en 20 puntos, con lo cual queda mucho camino por recorrer. Lo que tenemos que seguir mejorando es incrementar los salarios. Asturias está entre las cuatro o cinco comunidades autónomas con salarios más altos, pero tenemos un drama y es que los asturianos, entre todas las comunidades autónomas, también son los primeros que tienen mayor ventaja de oportunidad en emigrar. Son los que más salario reciben en comparación con cualquier otra comunidad autónoma cuando salen de su comunidad autónoma.

—¿Cree que ha mejorado la calidad de vida de la clase trabajadora?

—Ha mejorado, pero en un contexto muy complicado y cualquier avance tiene que consolidarse todavía. Ha mejorado la brecha salarial, ha mejorado en materia de salarios y también, por ejemplo, comunicaciones con la Variante de Pajares, que también es un hito histórico para nuestra comunidad autónoma. Y en el debe tenemos todavía un ferrocarril de Cercanías que responde al siglo XIX y no al siglo XXI, con incidencias diarias. Tenemos el problema de la vivienda que mencionaba antes, que se está llevando la mayor parte del salario. Y tenemos que también hacer frente a todo lo que tiene que ver con la transición energética, que está poniendo a las grandes industrias, a lo que tiene que ser el motor económico de Asturias, en entredicho.

—¿De qué salud interna goza el sindicato actualmente?

—Nosotros medimos la salud del sindicato en tres parámetros que son la situación económica, las elecciones sindicales, la representatividad y la afiliación. Tenemos una buena situación económica, muy solvente. Comisiones Obreras garantiza su actividad sindical única y exclusivamente con los recursos propios que genera la afiliación y los ingresos por servicios jurídicos. Es decir, no dependemos de subvenciones para generar nuestra actividad sindical, pero no renunciamos a ellas porque son legítimas y además contribuyen al sostenimiento democrático de la sociedad porque nosotros cuando negociamos un convenio colectivo no lo negociamos solo para los afiliados, sino para el conjunto de los trabajadores. Y por lo tanto es un derecho y nosotros no vamos a renunciar y vamos a pelear por que se mantenga. Pero dicho eso, el sindicato no las necesita para generar su actividad sindical gracias a la afiliación. En cuanto a las elecciones sindicales estamos contentos porque seguimos siendo el primer sindicato de Asturias con más ventaja que hace cuatro años respecto a la segunda fuerza sindical. Y eso es que la gente confía mayoritariamente en Comisiones Obreras. De hecho, uno de cada tres votos en las elecciones sindicales es para la candidatura de Comisiones Obreras.  Y donde tenemos que mejorar es en retener a la afiliación. Afiliamos mucho, pero también tenemos bajas afiliativas, sobre todo en el primero y segundo año de afiliación. Hay una instrumentalización de la afiliación en función del problema. Y eso tenemos que mejorarlo a través de ofrecer servicios que permitan sacar partido a la cuota de la afiliación. La cuota de la afiliación te da derecho a la atención sindical, te da derecho a los servicios jurídicos, pero debería también ser útil para acceder a otro tipo de servicios con terceras entidades.

—El problema de la afiliación de la gente joven parece un problema común en todos los sindicatos

—Más que la afiliación, el problema y la preocupación es que se impliquen y militen en la organización. Nosotros tenemos unas mil personas jóvenes menores de 30 años afiliadas, que para una población envejecida como Asturias está bien. Podría estar mejor, pero está bien. Nuestra obsesión es que la gente joven se implique y participe del día a día del sindicato para organizarse. 

—Hablemos de vivienda, uno de los grandes retos que comentaba antes. ¿Está haciendo CCOO lo suficiente para garantizar a la clase trabajadora asturiana el derecho a una vivienda?

—Desde luego, en el Congreso el análisis que hacíamos era que tenemos que hacer mucho más de lo que estamos haciendo en materia de vivienda porque es un problema de primer orden para la sociedad y en especial para la juventud. Por lo tanto, nuestro compromiso es implicarnos tanto en la propuesta como en la movilización para garantizar ese derecho en Asturias.

—¿Y qué proponen?

—Nuestras propuestas son amplias y van en la línea de crear un fondo de capital público que permita construir nueva vivienda de protección y además en régimen de alquiler. Planteamos la rehabilitación y eficiencia energética de las viviendas vacías. En Asturias hay 100.000 viviendas vacías que están esperando porque una persona las pueda habitar y en ese sentido hay que introducir recursos, que hay que dar seguridad a los propietarios privados que tienen esas viviendas para garantizarles tanto el cobro del alquiler como que se les va a devolver en condiciones óptimas esas viviendas. También hay propuestas en materia de fiscalidad. Creemos que a partir de un número determinado de viviendas, aquellas personas que las tengan en propiedad y no las pongan a disposición de las personas que las necesiten, pues también hay que gravar esa acumulación de viviendas. También estamos rechazando la proliferación de viviendas de uso turístico en zonas tensionadas. Hay un conjunto de medidas que se puede resumir en una, que es nuestra propuesta para la ley de vivienda que el gobierno de Asturias ha comprometido, que es aumentar al 1% de los presupuestos asturianos la partida económica destinada a vivienda, hoy está en 0,6 aproximadamente, y que se reconozca vivienda como derecho subjetivo en Asturias. Que todas las personas que las necesitan tengan instrumentos y recursos para poder acceder a ellas.

—Le pregunto ahora por empleo y fuga de talento. ¿Qué cambios estructurales hacen falta en Asturias para que los jóvenes puedan desarrollar un proyecto de vida digno en la comunidad?

—Comentaba antes que somos una comunidad autónoma donde la gente que emigra tiene la mayor oportunidad de hacerlo porque somos los que más salarios reciben, los hombres un 17% más de media y las mujeres un 24% más de media, y hasta que no abordemos esa problemática estará lejos de poder alcanzarse a corto plazo y medio plazo. Se da porque tenemos una alta cualificación, bien sea a través de la formación profesional y de la experiencia laboral o bien a través de la gran universidad pública que tenemos en Asturias, y es debido a que el tejido económico asturiano está poco especializado y poco diversificado. ¿Cómo revertir esta situación? Pues nosotros creemos que las empresas asturianas tienen que crecer en tamaño, que tienen que exportar más, que tienen que investigar, destinar más recursos a investigación, y después tenemos que clarificar qué sectores son estratégicos para un desarrollo económico de Asturias. Nosotros a través del diálogo social hemos acordado cuáles son esos sectores estratégicos donde deberíamos centrar los esfuerzos, que son una industria más moderna y más sostenible, energías renovables, industria agroalimentaria, economía del dato, economía plateada y todo lo que tiene que ver con envejecimiento activo, y patrimonio natural, cultural e industrial de Asturias. Ahí tiene que crecer Asturias con investigación y desarrollo para fortalecer ese tejido económico que pueda absorber el talento, sobre todo joven, que tenemos en nuestra comunidad autónoma y acabar con este drama de migración o de destierro que llamamos nosotros de mucha gente que tiene que salir fuera de Asturias. Para eso se necesitan empresarios y empresarias que arriesguen, que inviertan y que no lo hagan solo cuando hay ayuda pública, que es lo que tenemos hasta este momento.

—Parte de la fuga de talento se produce en el sector privado, pero también es un problema que afecta al sector público, como es el caso de la Sanidad. ¿Qué retos hay ve en lo público?

—Fundamentalmente hay que competir con otras comunidades autónomas y con otros países en salarios y hay que también ofrecer capacidad de negociación colectiva para flexibilizar las jornadas de trabajo y poder conciliar, que cada vez está más presente entre las inquietudes de los trabajadores y trabajadoras. El salario es importante, pero ya no es tan important, sino que hay otras medidas de flexibilidad laboral en materia de jornada que contribuyen a que una persona se quede en Asturias a trabajar. Yo creo que ofrecemos calidad de vida, que Asturias es un lugar maravilloso para vivir si tienes trabajo, buenos salarios y precios asequibles de la vivienda.

—En relación a las inversiones que llegan las que están más de actualidad son las anunciadas en el sector de Defensa. ¿Qué oportunidades y riesgos traerán para los trabajadores?

—Nosotros hablamos de triste oportunidad y yo creo que el contexto cuando hablamos de Defensa no se puede obviar porque estaríamos mintiendo. Europa tiene que ser un espacio de seguridad y de paz y desgraciadamente en el contexto global eso pasa por fortalecer el sector de Defensa y recuperar capacidades productivas que se han perdido en España y en Europa. A partir de ahí a nadie se le escapa que es un sector que genera mucha investigación y desarrollo y aquella sociedad que genera conocimiento es la sociedad que tiene más capacidad de resiliencia ante las dificultades y el ejemplo lo tuvimos durante la pandemia. Aquellas sociedades que tenían una industria estratégica no solo resistieron mejor los efectos del Covid sino también salieron antes de la situación de crisis económica que generó la pandemia. Los trabajadores en Asturias si se caracterizan por algo en la industria es por su conocimiento, por su experiencia, por su buen hacer y por lo tanto contamos con fortalezas a la hora de que Asturias sea un polo de referencia en materia de defensa para el estado español. Y como tal hay que aprovecharlo porque genera empleo de calidad puesto que es un sector fuertemente sindicalizado y si hay un silogismo claro es que donde hay sindicato y organización de los trabajadores hay mejores condiciones laborales

—¿Qué opina de la situación que está atravesando Duro Felguera? Son 1.500 los puestos de trabajo que penden de un hilo.

—Hay que decir que Asturias cuenta también con una fuerte tradición industrial y de ingeniería y que tenemos grandes ingenierías, pero desde el sindicato llevamos tiempo reclamándoles que se coordinen entre ellas no para competir sino para ser más fuertes y para competir hacia afuera. Y en ese sentido creo que ahora hay que aprovechar la situación en la que se encuentran para trabajar conjuntamente las ingenierías asturianas y en concreto en Duro Felguera lo que hay que hacer es seguir arrimando el hombro desde las administraciones para que encuentre la estabilidad necesaria para seguir siendo una empresa de referencia. Lo que tenemos que lograr en este momento es que Duro Felguera se estabilice para garantizar esos 1.500 puestos de trabajo y ser a futuro una empresa de referencia.

—¿Y si no lograra salir a flote? ¿Cree que el sistema está preparado para reabsorber a esos trabajadores?

—En Asturias hay ingenierías y hay industrias que van a necesitar en los próximos años de trabajadores y trabajadoras con cualificación y desde luego en Duro Felguera los hay. De hecho, nos ha ocurrido en anteriores expedientes de recuperación de empleo de Duro Felguera que los trabajadores y trabajadoras han encontrado empleo en empresas similares de manera rápida.

—En cuando a transición energética. ¿Están las empresas aprovechando debidamente las ayudas a la descarbonización para generar un empleo verde y de calidad?

—Más que las empresas, nosotros lo que achacamos al Gobierno es la precipitación y la improvisación con la que se está desarrollando la transición energética, es decir, es una cuestión de tiempos. Si se destruye empleo y se cierran empresas o se disminuye su capacidad productiva sin generar puestos de trabajo alternativos, pues la transición energética será un fracaso y será una reconversión industrial más. Y lo que es más grave, pondremos a la gente que tiene que apoyar electoralmente las fuerzas progresistas que tienen que tener como bandera la lucha contra el cambio climático. Pues nos pondremos a la contra y será también un proceso fallido que tiene que ver con mejorar el medio ambiente y la sostenibilidad del planeta, porque aquí el orden de los factores altera el producto. Si destruimos empleo sin generar puestos de trabajo alternativos, la transición, nuestra transición es ruptura y los trabajadores y trabajadoras castigarán a las acciones políticas que hayan favorecido esa situación.  Por lo tanto, lo público debe dar ejemplo, y dar ejemplo es exigir a Iberdrola y Naturgy, por ejemplo, que inviertan en Asturias, o que Hunosa, que es un instrumento público, pues de también ejemplo de lo que debe ser una transición energética.

—Parece complicado hablar de transición energética en Asturias sin citar a ArcelorMittal. ¿Cree que peligra su continuidad en la comunidad?

—Yo creo que peligra la continuidad de la propiedad de la siderurgia, porque un consejo de administración privado va a anteponer el reparto de dividendos, y cuanto es más mejor, al interés general. Y, por lo tanto, veníamos denunciando que teníamos precios de la electricidad que no eran competitivos. Y ahora tenemos que poner la voz de alarma, porque ante el incremento de aranceles en Estados Unidos, la familia Mittal y el consejo de administración en cualquier momento puede tomar una decisión contraria al interés general, favoreciendo su capacidad productiva en otros mercados. Pero lo que no puede peligrar, bajo ningún concepto, es la continuidad de la siderurgia integral en Asturias y en España, porque es una cuestión de soberanía, ya no sólo de empleo, de generación de riqueza empujando a otros sectores económicos. No nos cabe en la cabeza que pueda haber otro escenario que no sea su continuidad como tal, como siderurgia integral. A partir de ahí, ¿cómo hacerlo? Pues hay diferentes fórmulas y, de momento, la que se está empleando es fallida, porque la entrega de recursos públicos parece que no es suficiente y, por lo tanto, nosotros lo que pedimos es al Gobierno de España que sea valiente y no descarte ninguna opción, entre otras cuestiones, porque la Constitución Española también dice que cualquier riqueza privada está supeditada al interés general.

—¿Se refiere a expropiar?

—Hemos visto cómo Italia no hace mucho nacionalizó su siderurgia y como Inglaterra y Gran Bretaña lo acaban de hacer. Es un escenario que nosotros creemos que no hay que descartar. 

—Lo último por lo que le quiero preguntar es por la reducción de jornada laboral de 40 horas semanales a 37,5. ¿Es suficiente?

—Llevamos 40 años con la misma jornada laboral, 40 años donde ha aumentado la productividad, ha aumentado la tecnología y las empresas tienen más beneficios que nunca y por lo tanto es de justicia ahora trabajar menos para trabajar mejor y vivir mejor. Trabajar mejor porque en el contexto europeo en el que nos movemos muchos países de nuestro entorno trabajan menos horas que España y son más productivos. Por lo tanto trabajar más no significa hacerlo mejor. Y también porque hemos demostrado que entornos de trabajo estables y con derechos son entornos de trabajo que generan no solo mayor bienestar a los trabajadores y a la sociedad sino también un mejor desarrollo de la economía. Nos ha pasado con la subida del Salario Mínimo Interprofesional, las empresas decían que se iba a destruir el empleo y España tiene casi 22 millones de trabajadores ocupados, que es una cifra récord. Nos pasó con la reforma laboral atajando la temporalidad, con más estabilidad estamos viendo que la economía española es de las más fuertes a nivel mundial y estamos convencidos de que si se reduce el tiempo de trabajo en este momento también eso va a favorecer a la economía española para que siga siendo un motor económico fuerte de la Unión Europea. Por lo tanto es el momento, no hay excusas.

—¿Hasta dónde debería llegar esa jornada?

—Nuestro objetivo es reducir la jornada laboral a 35 horas semanales con ese paso intermedio de 37,5 horas.