Guillermo José Acevedo, terapeuta: «El consumo óptimo de alcohol debería ser cero»

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

ASTURIAS

Un 12 por ciento de los asturianos consumen alcohol de manera diaria, un dato que se sitúa por encima de la media española

08 abr 2025 . Actualizado a las 17:27 h.

El alcohol y la cultura española guardan una estrecha relación. Son muchas las festividades nacionales que incluyen bebidas alcohólicas como parte de su celebración, por ejemplo, no se entienden las romerías asturianas sin sidra. Lo que puede parecer un inofensivo vermú antes de la comida o una  copa de vino para acompañarla, puede terminar derivando en una cruda enfermedad, el alcoholismo

Guillermo José Acevedo, terapeuta y socio fundador y director de Esvidas, nos habla en una entrevista para La Voz de Asturias sobre los factores de riesgos y las problemáticas a los que se exponen las personas con problemas de adicción al alcohol. Además, nos explica la importancia de los programas de desintoxicación, tanto para la persona afectada como para su entorno.

—Según datos ofrecidos por el Ministerio de Salud, un 12 por ciento de los asturianos consumen alcohol de manera diaria, un dato que se sitúa por encima de la media española. ¿A qué se debe esa cifra elevada?

—Se debe, en gran medida, a la profunda aceptación social del alcohol en España, donde muchas veces ni siquiera se percibe como una droga. Forma parte de la cultura y las tradiciones: la sidra en Asturias, las ferias del vino, la manzanilla en Andalucía, etcétera. En España se celebra con alcohol, está normalizado en reuniones familiares y eventos sociales. Por eso, aunque un 12 por ciento pueda parecer un dato elevado, en este contexto cultural podría incluso considerarse una cifra baja. 

—¿Cuáles son las consecuencias de un consumo diario de alcohol? 

—El consumo diario de alcohol puede derivar en una enfermedad crónica conocida como alcoholismo, que limita gravemente la capacidad de una persona para llevar una vida plena. Pero, más allá de la dependencia, los efectos físicos son devastadores. El hígado, órgano responsable de filtrar el alcohol, sufre una sobrecarga constante. Los primeros síntomas suelen ser fatiga y dolores musculares, pero con el tiempo, el riesgo de enfermedades graves, como la cirrosis, se vuelve una amenaza real. Además, el alcohol afecta al sistema cardiovascular, aumentando la probabilidad de sufrir hipertensión, arritmias y enfermedades cardíacas. 

Por otro lado, el sistema nervioso también se ve comprometido. Muchas personas desarrollan temblores incontrolables en las manos, dolores de cabeza persistentes y una sensación de agotamiento constante. A esto se suman problemas de sueño, pérdida de apetito y fluctuaciones en el peso, que deterioran aún más la calidad de vida de quienes padecen esta adicción.  

—¿Cuál es el consumo óptimo de alcohol para un adulto promedio? 

—El consumo óptimo de alcohol debería ser cero. Como profesional, no puedo, ni recomendaré, el consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, como mencionaba anteriormente, el consumo de alcohol en España es parte de la cultura, lo cual influye en cómo se percibe su uso socialmente.  Por esta razón y, aunque no se deba promover, es común que las personas disfruten de una copa o una cerveza ocasionalmente. 

Lo ideal es que el consumo de alcohol no se convierta en una necesidad constante, ni en una obsesión o compulsión. El uso de estas bebidas debe ser moderado y controlado, sin que afecte a la calidad de vida ni a las responsabilidades diarias de las personas. En resumen, el consumo no debe interferir en la salud física, emocional o social del individuo. 

—En España, ¿cuál es la edad media a la que los jóvenes comienzan a consumir alcohol? 

—La edad media de inicio de consumo de alcohol en España ronda los 14 años. 

—¿Considera que es una edad temprana? Si es así, ¿a qué puede deberse?

— Sí, es una edad temprana. En ese momento, los adolescentes aún no han desarrollado completamente las funciones cognitivas propias de un adulto. Esta temprana exposición al alcohol se debe, en parte, a la cultura española, donde existe una fuerte asociación entre pasarlo bien y el efecto que produce el alcohol. Las celebraciones, las reuniones sociales y la imagen del alcohol como un elemento central de la diversión refuerzan esta práctica desde una edad temprana. 

—Recientemente, se ha publicado una noticia en la que un grupo de investigadores buscan a 6.000 españoles que consuman un vaso de vino al día para demostrar si es beneficioso para la salud. ¿Existe algún estudio anterior relacionado? 

—Es cierto que algunos estudios sugieren que una copa de vino al día podría tener beneficios para la salud, especialmente para el corazón. Sin embargo, la verdadera cuestión es: ¿quién nos garantiza que realmente se quedará en solo una copa? El alcohol genera tolerancia, lo que significa que el efecto placentero que hoy me proporciona una copa de vino puede no ser suficiente mañana, llevándome a necesitar dos, tres o incluso más copas para experimentar el mismo alivio. 

La clave está en entender por qué bebemos. Si la razón es disfrutar del sabor, la textura y el aroma del vino o acompañar una comida, puede no ser un problema. Pero si lo que buscamos es el efecto de inhibición que el alcohol provoca, es ahí donde empieza a parecer el riesgo. 

—¿Cuáles son los posibles efectos adversos que podrían llegar a experimentar las personas que participan en este estudio? 

—Los efectos adversos más comunes del consumo regular de alcohol son el desarrollo de una dependencia, lo que puede llevar a una adicción, así como la aparición de diversas enfermedades: trastornos hepáticos, como la cirrosis, problemas cardiovasculares, afecciones en el sistema nervioso, sistema inmune debilitado. El abuso del alcohol también puede desencadenar problemas emocionales como la ansiedad y la depresión y puede afectar a la capacidad de una persona para mantener una vida social y laboral equilibrada. 

—¿En qué momento  puede empezar a considerarse que hay un problema con el consumo de alcohol? ¿Cuándo se considera que se trata de un consumo excesivo?

—El consumo de alcohol se empieza a considerar un problema cuando la persona pierde el control sobre la cantidad que se consume. Si cada vez que prueba una gota de alcohol no puede detenerse y comienza a experimentar una reacción de obsesión y compulsión al entrar en contacto con él, es cuando se está entrando en el terreno del alcoholismo. Este comportamiento refleja una dependencia en la que la necesidad de consumir bebidas alcohólicas se convierte en algo incontrolable, afectando a la vida cotidiana de la persona. Se considera un consumo excesivo cuando el alcohol comienza a interferir en la salud física, emocional y social del individuo, afectando a su bienestar general. 

—¿Cuáles son las primeras señales de alerta para considerar que alguien de nuestro entorno tiene un problema con el consumo de alcohol? 

Las señales de alerta pueden manifestarse en diferentes ámbitos de la vida de una persona. Por un lado, los síntomas físicos, como puede ser la sudoración excesiva, temblores involuntarios, dolor crónico de estómago y una sensación persistente de fatiga. Por otro lado, afecciones emocionales, como episodios de ansiedad, depresión, irritabilidad y cambios repentinos en el estado de ánimo sin una causa aparente. Pueden detectarse además en un ambiente social, por ejemplo, a través de actitudes como beber en situaciones donde no hay un motivo claro para hacerlo, perder el control al consumir alcohol, mostrar malestar o, incluso, volverse hostil en reuniones sociales. Otra forma es observando los cambios de comportamientos, como el abandono de responsabilidades laborales o personales, pérdida de interés en aficiones o actividades que antes disfrutaba, tendencia a mentir o incluso a robar para seguir consumiendo. Si una persona presenta varias de estas señales, es fundamental actuar con empatía y buscar ayuda profesional para abordar el problema a tiempo. 

«El alcoholismo puede afectar a cualquier persona»

—¿Cuáles son los principales factores de riesgo? ¿Qué tipo de personas son más propensas a caer en esta adicción? 

—Los factores de riesgo para desarrollar una adicción al alcohol son diversos y se pueden clasificar en tres áreas principales. En primer lugar, el factor genético. Existe un componente genético, identificado en un gen denominado «X», que predispone a ciertas personas a desarrollar la enfermedad del alcoholismo. Si hay antecedentes de alcoholismo en el árbol genealógico, puede aumentar la vulnerabilidad del individuo a la adicción. Por otro lado, los factores ambientales. El contexto en el que una persona se desarrolla juega un papel crucial. El entorno social y familiar, así como las influencias externas, tienen un gran impacto en el aprendizaje y las conductas asociadas al consumo de alcohol. Por último, los factores psicológicos, como una baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, dificultades para relacionarse socialmente o problemas afectivos pueden aumentar el riesgo de desarrollar dependencia al alcohol. Es importante entender que el alcoholismo es una enfermedad biopsicosocial y primaria, lo que significa que puede afectar a cualquier persona.

—¿Cómo es el proceso que se desarrolla para que una persona acabe inmersa en esta problemática? 

—El proceso comienza con un uso aparentemente controlado, por ejemplo, una copa de vino ocasional. Sin embargo, con el tiempo, esta cantidad deja de ser suficiente para alcanzar el mismo estado de bienestar. La persona comienza a necesitar más copas para experimentar el mismo efecto, lo que lleva al abuso del alcohol. A medida que la cantidad consumida aumenta, se desarrolla una dependencia física, es decir, el cuerpo empieza a necesitar el alcohol para funcionar de manera normal. Si la persona deja de beber, experimenta síntomas de abstinencia. Con el paso del tiempo, el alcohol pasa a convertirse en la prioridad del individuo, ya que el deseo de consumirlo se vuelve incontrolable. Esta es la fase de químico-dependencia, donde la persona no puede vivir sin el alcohol y su consumo domina su vida. 

—¿Las personas adictas al alcohol son conscientes de su propio problema?

—La adicción al alcohol provoca una distorsión casi total de la realizada en la persona afectada, lo que lleva a minimizar el problema e incluso negarlo. Es común que quienes padecen esta adicción no reconozcan su situación, ya que el alcohol se convierte en una parte integral de su vida. De hecho, la mayoría de los pacientes que se someten a tratamiento suelen presentar una fuerte negación, especialmente en las primeras fases del proceso. Esta negación es completamente normal y forma parte de la dinámica de la enfermedad. 

«La intervención temprana puede marcar una gran diferencia en la recuperación de la persona adicta al alcohol»

—Si detectamos que una persona de nuestro entorno tiene problemas con el alcohol, ¿qué podemos o qué debemos hacer?

—Lo más importante es pedir ayuda profesional de inmediato, no solo si hemos detectado claramente el problema, sino también si simplemente lo sospechamos. La intervención temprana puede marcar una gran diferencia en el tratamiento y la recuperación de la persona adicta al alcohol. Es fundamental actuar con empatía y ofrecer apoyo, pero siempre con el respaldo de profesionales que puedan guiar el proceso de tratamiento de manera adecuada y eficaz. 

—¿El alcoholismo puede derivar en la adicción a otras sustancias?

—Sí, el alcoholismo puede llevar a la adicción a otras sustancias. La enfermedad del alcoholismo debilita la voluntad del afectado, lo que lo hace más vulnerable a involucrarse en otras conductas de riesgo. A medida que la dependencia al alcohol aumenta, la persona puede comenzar a buscar otras formas de escape o gratificación, lo que puede derivar en la adicción a las drogas u otras sustancias, así como adicciones comportamentales, como la ludopatía.

—¿Qué porcentaje suele acudir a rehabilitación por iniciativa propia? 

—El porcentaje es muy bajo, ya que uno de los principales síntomas del alcoholismo es la negación del problema. La mayoría de las personas afectadas no reconocen su adicción, por lo que no buscan tratamiento por iniciativa propia. Generalmente, y según los datos que hemos podido ver en nuestros centros de Esvidas Grupo Sanitario Reinservida, la persona acude a rehabilitación presionada por factores externos, como la familia, el entorno social, problemas económicos, labores o incluso cuestiones legales.

—¿Cómo es el proceso para lograr salir de esta adicción? ¿Cuáles son los mayores retos durante la rehabilitación?

—El proceso de rehabilitación es lento, pero sumamente satisfactorio, con excelentes resultados siempre que, tanto la persona afectada como su familia, sigan las recomendaciones profesionales. En el caso del alcoholismo, hay una fase crítica durante la desintoxicación, ya que el síndrome de abstinencia del alcohol, conocido como delirium tremens, presenta una alta tasa de mortalidad. Superar esta etapa es esencial para el éxito del tratamiento. 

Una vez pasada la fase de desintoxicación, la deshabituación desempeña un papel fundamental. Esta etapa ayuda al adicto a romper el hábito de beber, y la reinserción juega un papel clave en el proceso de recuperación. En esta fase, la persona aprende estrategias para manejar la vida sin alcohol y enfrentarse a los desafíos cotidianos sin recurrir a la droga. 

—¿Cuál es el papel que debe cumplir el entorno más cercano de la persona que está en proceso de rehabilitación?

—El entorno cercano de la persona en rehabilitación también puede verse afectado por la enfermedad. A menudo, se genera lo que se conoce como codependencia, donde los familiares o amigos se vuelven «adictos» al adicto, y su bienestar emocional se entrelaza con el comportamiento del afectado. Es crucial que el entorno cercano reciba apoyo y tratamiento, al igual que la persona que está en rehabilitación, y que siga las indicaciones de los profesionales al pie de la letra. Esto ayudará a crear un ambiente saludable y de apoyo para la recuperación. 

—¿Qué porcentaje de personas consiguen rehabilitarse al 100 por cien?

—Se podría decir que todas las personas afectadas, así como sus familias, que siguen estrictamente las indicaciones del equipo terapéutico en cuanto a plazos y límites, logran una recuperación completa. Sin embargo, el porcentaje de aquellos que no siguen este enfoque y se desvían del tratamiento es relativamente bajo y sus posibilidades de recuperación total disminuyen significativamente. 

 —¿Es posible una recaída? 

Sí, el alcoholismo es una enfermedad crónica que requiere un tratamiento continuo y tiene una tendencia natural a la recaída. Sin embargo, una recaída puede ser, en algunos casos, una oportunidad para aprender de los errores cometidos y fortalecer la recuperación, si se aborda adecuadamente. A pesar de esto, una recaída también puede tener consecuencias graves, como poner en riesgo la vida del afectado o llevarlo a abandonar el tratamiento de forma permanente. Por lo tanto, nunca debe considerarse como una opción y es esencial seguir el tratamiento con compromiso y perseverancia.