La equinoterapia se consolida como apoyo para víctimas de violencia machista y personas con depresión

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ASTURIAS

Un joven de 30 años con parálisis cerebral monta un caballo asistido por dos monitoras durante una sesión de equinoterapia en el centro ecuestre de Gijón
Un joven de 30 años con parálisis cerebral monta un caballo asistido por dos monitoras durante una sesión de equinoterapia en el centro ecuestre de Gijón Juan González | EFE

Esta terapia con caballos muestra resultados «favorables» en casos de estrés postraumático, según la Fundación Kocina

07 abr 2025 . Actualizado a las 11:57 h.

Interactuar con caballos, una actividad que desde el siglo pasado se conoce como equinoterapia que ha demostrado efectos beneficiosos en la rehabilitación neuromuscular y el desarrollo emocional en casos de daño cerebral, se utiliza cada vez más y amplía su campo de acción en personas con depresión y en víctimas de violencia machista.

Tradicionalmente utilizada en trastornos del espectro autista, parálisis cerebral, lesiones neurológicas, y espina bífida, entre otros, en los últimos años la terapia ecuestre ha obtenido resultados favorables en el tratamiento de depresiones y del trastorno por estrés postraumático de mujeres víctimas de violencia machista, ha explicado a EFE Katty Vives, monitora de la Fundación Eduardo Kocina que desarrolla estos programas en Gijón.

El caballo transmite calor, lo que ayuda a relajar la musculatura y los ligamentos a la vez que estimula el sistema circulatorio y transmite impulsos rítmicos al cinturón pélvico, la columna y las piernas del jinete en un patrón de locomoción tridimensional que da una sensación de impulso hacia adelante.

Vives, que trabajó también en terapias con delfines en Cancún (México), y fue fundadora del primer centro de equinoterapia de Asturias, en Oviedo, ha destacado que la mejora de quienes las utilizan «son evidentes» al poco tiempo y se nota tanto en el aspecto físico como en el psíquico aportando «sensación de felicidad».

La metodología aplicada se basa en el análisis individual de cada persona y cada ejercicio tiene un objetivo determinado como mejorar el tono muscular, estabilizar la postura o potenciar la comunicación, porque nos se trata solo de montar a caballo sino de aprovechar su movimiento para lograr avances funcionales, ha indicado la directora de la Fundación, Marisol Mesa.

Actualmente, en el Club Hípico de Las Mestas, en Gijón, un equipo de la Fundación Kocina atiende a ocho adultos y dos niños que asisten a sesiones de una hora de duración varios días a la semana, en los que, asistidos por las monitoras, limpian, preparan las monturas, y dan paseos a lomos de los caballos.

Se establece una relación de comunicación y confianza entre animal y jinete, que refuerza la motivación, reduce el bloqueo mental derivado de algún trauma psíquico y aumenta la capacidad cognitiva, ha afirmado Vives. «El caballo es un mediador terapéutico excepcional, y el programa facilita un entorno estructurado en el que cada usuario avanza según su capacidad y evolución», según el presidente de la Fundación.

Jesús Kocina ha añadido que «se sigue un enfoque individualizado, que está orientado a optimizar la movilidad, reforzar el equilibrio y fomentar la integración social de los participantes».

Daniel, un joven con parálisis cerebral de nacimiento, participa desde hace tres años en este programa de rehabilitación, y ha logrado recuperar en parte la motricidad y el equilibrio físico y mejorar en aspectos cognitivos y en su estado de ánimo, ha asegurado la monitora. «Nada más bajarse de la silla de ruedas le cambia el gesto, se le ve feliz cuando cepilla el caballo, le coloca la cabezada, la montura, y lo monta desde una plataforma», ha destacado Vives.

Al montar a caballo, el paciente asocia sus sensaciones físicas con las reacciones psicológicas y se establece una relación con el entorno que actúa en el área psicoafectiva aumentando la autoestima y el autocontrol.

La directora de la Fundación ha valorado los avances logrados en movilidad, estabilidad emocional y habilidades sociales de los usuarios del programa, algunos de los cuales llegan con patrones de marcha inestables o con dificultades de comunicación que van superando en pocos meses.

En la Grecia antigua ya se aconsejaba montar a caballo para prevenir y curar diversas dolencias del cuerpo y de la mente, pero la equinoterapia, tal como se conoce actualmente, fue introducida en Estados Unidos en 1900 y se reconoció oficialmente en 1969, informa Efe.