Una nueva vida para el albergue de Saliencia: «Fui una gran ejecutiva y luego fui bajando un poco el ritmo»
ASTURIAS

Tras una larga trayectoria dedicada a las compras dentro del sector industrial, Adriana González ha decidido cambiar su desempeño laboral y regentar este emblemático establecimiento de Somiedo, cerrado desde el pasado mes de octubre. «Donde trabajaba antes no estaba a gusto y yo siempre visualizaba acabar viviendo en montaña, en una cabaña, con mis perros y a mi aire»
04 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.
El albergue de Saliencia, en Somiedo, es un edificio centenario que, hasta 1981, desempeñó un papel fundamental como la escuela del pueblo. En 1992, el edificio dio un giro de 180 grados y se convirtió en lo que es hoy en día: un alojamiento, restaurante y bar de referencia en la zona. Y, precisamente, de giros de 180 grados sabe un par de cosas Adriana González.
A sus 50 años ha decidido cambiar por completo su vida profesional. Después de toda una trayectoria trabajando en el segmento del metal, dentro del apartado administrativo, ahora se ha decidido a volver a darle vida a este emblemático establecimiento.

En poco más de una semana será la encargada de reabrir el establecimiento, tras casi medio año de cierre. Un local que, por derecho propio, se ha erigido en punto de encuentro y peregrinaje para propios y ajenos de la zona. «Mi anterior vida profesional la pasé en el mundo de las compras en el sector industrial del metal, primero en el aluminio y luego también en TKE, en aeropuertos, y ahora me encontraba trabajando en Imasa, en la parte de renovables», explica.
«En mi época de Alcoa fui una gran ejecutiva y luego fui bajando un poco el ritmo, porque la vida familiar lo requería», apunta. Reconoce que toda su vida, desde muy pequeña, siempre fue «muy montuna», acompañando a sus padres a escapadas desde que tenía uso de razón. Con ellos acostumbraba a subir, fin de semana sí, fin de semana también, «para la zona de Redes, Ladines, Ríoseco, Coballes, Campu Casu...». «Ya por el 2010, más o menos, empezó a darme por correr y a meterme un poco en el mundo del trail», resalta.
Admite que es una de esas participantes «que va corriendo, ve algo que le gusta, para, y saca una foto... ósea, que voy a disfrutar», si bien apunta que recientemente se clasificó «tercera de más de 50 en el campeonato de Asturias». A partir de las competiciones, caso del Desafío Somiedo (en cuya organización colabora desde hace tiempo), comenzó «a amar este sitio y en uno de los training camp nos quedamos aquí». Considera que se trata de «un sitio maravilloso y espectacular». «A mí me encanta venir aquí 7 u 8 días por el verano... de hecho, el año pasado estuve casi 15», apunta.

Adriana González, que también se describe como «furgonetera» de corazón, siempre se preocupaba por preguntar cómo estaba la situación del albergue, hasta que se enteró que las personas que lo gestionaban iban a dejarlo. El Ayuntamiento de Somiedo sacaba a subasta la explotación del equipamiento en febrero de este año, con un presupuesto de licitación de 36.000 euros (sin IVA), para su apertura como alojamiento, bar y restaurante.
«Donde trabajaba antes no estaba a gusto y yo siempre visualizaba acabar viviendo en montaña, en una cabaña, con mis perros y a mi aire», remarca. Se considera una persona «muy social y extrovertida», que siempre quiso «tener un negocio propio».
De cara a poner en marcha el albergue va a organizar «un evento de inauguración el día 12 de abril y luego, ya a partir del día 13, lo abrimos para pernoctas», pese a que la semana que viene un grupo de la Universidad de Biología se quedará en el establecimiento.
«Abrimos a partir del día 13 al 100% y el trabajador que tengo conmigo ya está contratado y demás, por lo que ya soy empresa, autónoma, pero empresa», resalta. Indica que, pese a que los anteriores gestores «se marcharon en octubre», el albergue «está bastante bien mantenido» pese a que la concesión trae aparejada el compromiso de invertir 15.000 euros.