Los mayores de 60 años concentran casi la mitad de las licencias de armas en Asturias

Manuel Noval Moro
Manuel Noval Moro REDACCIÓN

ASTURIAS

Armas
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La falta de relevo en la actividad cinegética, que mantienen hoy los hombres de edad avanzada, podría ser la causa de que esta franja registre 16.055 de los 35.814 permisos que suma la región

31 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Un 44,83% del total de personas que poseen armas en Asturias tienen más de 60 años, una tendencia creciente que parece obedecer a la tradición cinegética, que acapara la mayoría de las licencias, y en la que no hay signos de que se produzca un relevo generacional.

Los últimos datos facilitados por el Ministerio del Interior datan del 31 de diciembre de 2023, fecha en la que el número total de licencias y autorizaciones de armas ascendía a 35.814 en Asturias. De esa cantidad, un total de 9.661 las tienen registradas personas entre los 60 y los 69, lo que supone un 26,98 % del total. Esta es la franja de edad con más licencias. A continuación, se sitúan las personas de 50 a 59 años, que registran 8.178 licencias, un 22,83 %, y el grupo de las de 40 a 49 años, con 6.399, un 17,87 %.

Por su parte, hay 5.152 personas de entre 70 y 79 años con licencia, lo que supone un 14,39 %, y 1.242 mayores de 80 años, un 3,47. Con lo cual, en su conjunto, los mayores de 60 años suman 16.055 licencias, que se sitúan en el mencionado 44,83% del total.

Por contra, los menores de 40 años suman tan solo el 13 % de las licencias. El grupo de 30 a 39 años tiene registradas 3.418 armas, lo que supone un 9,54 %; el de 18 a 29 años suma 1.345 licencias, un 3,75%, y los adolescentes de entre 14 y 17 tan solo registran 59 autorizaciones, lo que representa un residual 0,16 % del total.

Este envejecimiento del perfil del titular de licencias no es exclusivo de Asturias, si bien la región ocupa uno de los puestos más altos en porcentaje de licencias en franjas altas de edad: concretamente, el cuarto puesto. Solo la superan Murcia, la comunidad con tenencia de armas más envejecida, con un 55,52 % de mayores de 60 años; Cataluña, con un 46,42 %, y Galicia, con in 46,27 %. En todas estas comunidades, tanto la caza como el uso recreativo o profesional de armas han tenido históricamente un fuerte arraigo.

En la tenencia de armas hay una abrumadora mayoría de hombres. Del total de licencias y autorizaciones de España, situado en, 1.436.865, tan solo 58.818 corresponde a mujeres, lo que supone apenas un 4,09%, frente a las 1.378.047 a nombre de hombres, que representan el 95,91 %, del total. Esta masculinización del acceso y uso de las armas puede atribuirse a la tradición, los roles familiares y la práctica de la caza, copada casi en su totalidad por hombres, así como a una mayor presencia en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y también en las actividades deportivas o de ocio.

España, restrictiva con el uso y registro

España es un país restrictivo en el uso de las armas frente a otros territorios que se muestran más laxos en la regulación. El Reglamento de Armas establece como requisitos carecer de antecedentes penales, superar un examen psicotécnico más exigente que el del permiso de conducir, acreditar el uso previsto del arma, como caza, tiro deportivo, seguridad privada o colección, y en muchos casos pertenecer a una federación o estar inscrito en un club o asociación que tenga relación con esta actividad.

Además, existen pruebas teóricas y prácticas ante la Guardia Civil, especialmente en las licencias tipo E, de caza, y F, de tiro deportivo, donde se evalúa el conocimiento legal, la destreza y el uso seguro del arma. Una vez obtenida, la licencia debe renovarse periódicamente (cada tres o cinco años, según el caso), y siempre tras una nueva evaluación médica.

Por otra parte, las armas, ademas de registradas, deben guardarse en condiciones de seguridad y solo pueden utilizarse en los contextos para los que han sido autorizadas. El uso fuera de esos límites puede ser castigado como delito grave.

Excepción para los menores

La legislación prohíbe la posesión de armas a menores, pero existen algunas excepciones muy concretas para los ámbitos del tiro deportivo y la caza. En el caso del tiro, los menores deben estar federados en una disciplina reconocida y contar con la licencia tipo F, que solo se concede con la autorización expresa de los padres o tutores legales, y el uso está estrictamente limitado a entrenamientos o competiciones autorizadas.

En cuanto a la caza, desde los 14 años pueden participar con escopetas, siempre que tengan la licencia autonómica correspondiente, un permiso especial y la presencia permanente de un adulto que también tenga la licencia en vigor. En ambos casos, el arma deberá estar registrada siempre a nombre del adulto que se haga responsable del menor, y su uso limitado a espacios y actividades reguladas a tal efecto, como cotos de caza o galerías de tiro.