
La comunidad tiene cuatro tributos vigentes en la comunidad exclusivos de su territorio
25 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado ejercicio Asturias recaudó con sus impuestos propios, los que impone el Principado únicamente en su territorio, una cifra que superó los 88 millones de euros. Ese monto supone el 3,41% de impuestos propios sobre el total recaudado, según recogió el último informe elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), el órgano especializado del Consejo General de Economistas de España. El peso de los impuestos propios en la recaudación en Asturias es pequeño, lejos por ejemplo del contexto de Canarias donde representan casi el 15%
El análisis del Consejo General de Economistas tiene sin embargo un error a la hora de describir la situación de Asturias, el texto recoge que la comunidad tiene seis impuestos propios vigentes pero en realidad son cuatro. El primero de ellos, muy contestado en los tribunales, instancia tras instancia incluso llegando hasta Europa, pero con victoria para los intereses del Principado es el Impuesto sobre grandes establecimientos comerciales. Esta tasa, que si ganó su reconocimiento judicial es por estar vinculada a la protección del medioambiente, grava el impacto de las grandes superficies. El segundo tributo propio es el Impuesto sobre actividades que inciden en el medioambiente, que grava fundamentalmente el impacto de torres de telefonía móvil y estructuras eléctricas. El tercer tributo propio es el impuesto al juego del bingo. Y el cuarto y último tributo de Asturias es el Impuesto de Afecciones Ambientales del Uso del Agua (que es el antiguo canon de saneamiento) y que sí que supone una cantidad más que relevante en cuanto a recaudación.
¿Cuáles son los otros dos? Se cuenta como tributo propio, y lo es, el Impuesto sobre fincas o explotaciones agrarias infrautilizadas que, aunque está aprobado nunca llegó a aplicarse y no tiene recaudación. El sexto punto de la discordia es que el listado incluye el Recargo sobre las cuotas mínimas del Impuesto sobre Actividades Económicas. Pero no es un impuesto asturiano y esto es relevante. El IAE tiene su gestión compartida entre la Administración General del Estado y las Administraciones locales o comunidades y este recargo corresponde a las diputaciones en los territorios con muchas provincias y al Principado por ser comunidad uniprovincial.
En el documento se analiza la evolución de estos impuestos propios y concluyen que, como ocurre con la inmensa mayoría de los tributos, vivir en una u otra comunidad influye en la factura fiscal. En los territorios en régimen común, este 2025 están en vigor 66 impuestos propios, una cifra récord.
Sin embargo, la horquilla va entre los 11 que aplica Cataluña, que es la comunidad con mayor número de estos tributos, y Madrid, que no cuenta con ninguno. Entre ambos extremos están el resto de los territorios, incluyendo Galicia, que con siete impuestos (la misma cifra que Aragón) es la segunda que más aplica.
Le siguen Asturias y la Comunidad Valenciana (ambos con media docena); Andalucía y Murcia con cinco; Cantabria, Castilla-La Mancha, La Rioja, Canarias, Baleares y Extremadura, con tres; y Castilla y León con uno solo, que grava la afección medioambiental causada por embalses, parque eólicos e instalaciones de transporte de energía eléctrica de alta tensión.
El mayor o menor número de impuestos autonómicos impacta en la recaudación. Así, por ejemplo, la casi docena de tributos que aplica Cataluña le reportan algo más 922 millones de euros —como muestra el gráfico que acompaña la información—, según los datos recopilados por el REAF.
La mayoría, medioambientales
¿Qué actividades gravan este tipo de tributos? Según los expertos asesores fiscales, estas figuras creadas por las Administraciones autonómicas recaen principalmente en aspectos medioambientales. De hecho en Asturias es así en tributos como el de grandes superficies o el canon de saneamiento.
Algunos de ellos se repiten en Cataluña, donde están en vigor el canon del agua, el gravamen de protección civil o el impuesto sobre grandes establecimientos comerciales, además del impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos o sobre la emisión de óxido de nitrógeno a la atmósfera producida por la aviación comercial y sobre la emisión de gases y partículas a la atmósfera producida por la industria.
La Generalitat grava igualmente las viviendas vacías, las bebidas azucaradas envasadas y las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica. Completan el listado el impuesto sobre los activos no productivos de las personas jurídicas y el que penaliza las instalaciones que inciden en el medio ambiente.
Los economistas del REAF tienen un punto de vista crítico con los impuestos propios de las comunidades, destacan en su informe que el listado de tributos «ha ido creciendo», al hacer uso las comunidades de su capacidad normativa. Sin embargo, matizan que su eclosión «se ha ralentizado en los últimos años».
A su juicio se trata, además, de tributos son ineficientes, ya que su capacidad recaudatoria es escasa y, según ellos, no logra alcanzar el coste administrativo de su aplicación en el sistema tributario. Así, el documento del REAF sitúa en el 2,2 % del total de ingresos tributarios de las autonomías la aportación correspondiente a los impuestos propios. Aunque de nuevo existen diferencias territoriales.
En el caso de Cataluña, como consecuencia del mayor número de estos tributos que aplica (el 20 % del total de los que están en vigor en las distintas autonomías), el porcentaje de ingresos por dicho concepto se dispara. Por ello, el 35 % de su recaudación fiscal (en el 2022, último dato disponible) viene de aquí. En porcentaje le sigue Canarias, con el 17.8 %; la Comunidad Valenciana (11,5 %) y Baleares (9 %). A distancia están ya el resto de comunidades, incluyendo Asturias donde la tasa sobre el total de ingresos tributarios se rebaja hasta al 3%.