Myriam Álvarez, afectada de endometriosis: «Me he llegado a desmayar de dolor. Es un dolor insoportable que te incapacita»
ASTURIAS

A sus 26 años, relata cómo la enfermedad está afectando y condicionando su vida, desde los estudios, al trabajo o a la propia maternidad
24 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Myriam Álvarez tiene 26 años y está afectada de endometriosis, una enfermedad crónica que se caracterizada por el crecimiento fuera del útero de un tejido similar al revestimiento del útero y que puede afectar a otros órganos cercanos, como el intestino o la vejiga. Una de las consecuencias de padecer endometriosis es que causa un dolor intenso, sobre todo, durante la menstruación, pero también cuando no hay sangrado. Es el caso de Myriam, quien asegura que «sufro dolor todos los días de mi vida», un dolor que se agudiza durante la regla hasta volverse «un dolor insoportable que te incapacita». «Me he llegado a desmayar de dolor», añade la misma, que da cuenta de lo mucho que la enfermedad afecta a su calidad de vida general.
Myriam recuerda vivir con dolor desde que a los 10 años tuvo su primera menstruación. También recuerda estar en clase a los 12 años y tener que tirarse al suelo debido al dolor tan fuerte que podía llegar a tener. «Fue muy duro, porque a esa edad tener la regla te da hasta vergüenza, y yo me retorcía de dolor», apostilla esta joven, que cuenta que durante los primeros años se restaba importancia a sus síntomas «por eso que dicen de que al principio la regla duele siempre». Con 18 años acudió a una consulta ginecológica y la indicación fue que empezara a tomar la píldora para tratar de controlar el dolor. «Porque no es un dolor normal, es un dolor que me incapacita y que no se va tomando analgésicos».
En 2019, Myriam Álvarez se somete a una resonancia, tras la cual le diagnosticaron que tenía un foco de adenomiosis (cuando el tejido que normalmente recubre el útero (tejido endometrial) se desarrolla en la pared muscular del útero), por lo que optan por colocarle un DIU Mirena. «Al principio funcionó bien, pero al cabo de un tiempo mi cuerpo era como que lo rechazaba y tuve que estar ingresada en el hospital una semana porque me generó infección y me tuvieron que tratar con antibióticos», explica la joven, que añade que con ese tratamiento consiguieron mantenerle colocado el DIU y durante algo más de un año estuvo un poco mejor. «Pero volví a empeorar, tuve otra infección y me volvieron a ingresar y ahí ya se vio la endometriosis», relata la misma.
La realidad a día de hoy de Myriam es que «siento dolor todos los días de mi vida», porque explica que el dolor no lo tiene sólo durante los días de sangrado, sino también fuera de la menstruación. «Yo no soy madre, pero las asemejan al dolor de las contracciones de parto y afectan a mi calidad de vida en general», comenta la misma, que a modo de ejemplo señala que «tengo veces de estar tomando algo con amigos y tener que levantarme e irme del dolor tan intenso que me da». Un dolor «insoportable» por el hay días en lo que «no puedo ni levantarme de la cama», asevera.
Es tal la manera en que le ha afectado a su calidad de vida que incluso tuvo que dejar sus estudios de diseño de moda. «Tuve que parar porque no podía ir a clase, así que me busqué un máster para hacer desde casa, pero que no supusiera tener que cumplir unas horas en un plazo, porque hay días que estoy mejor y hago más y otros días que no puedo levantarme de la cama y no hago nada», revela. Y, al igual que en los estudio, la enfermedad le afecta en su vida laboral: en invierno trabaja como tatuadora para poder organizarse y en verano, cuando el cuerpo se lo permite, trabaja como socorrista.
Extirpar el útero, como única solución
«Y aprendes a vivir con un dolor contante, porque no queda otra, y con parches porque, por el momento, no hay tratamientos efectivos», traslada Myriam, que concreta que el parcheo que le dan dado a ella es colocarle otro DIU Mirena y que tome pastillas de progesterona porque el DIU no hace efecto al cien por cien. «Porque la única solución que tendría es que me quiten el útero, que serviría para quitar la adenomiosis, pero no me garantizan que vaya a mejorar del todo», indica la joven, que añade que, pese a la operación, la endometriosis podría seguir padeciéndola puesto que es un tejido que puede aparecer en la vejiga, en el intestino o en los pulmones.
Además, en los planes de Myriam y su marido está tener hijos, aunque se muestra consciente de que no sabe si va a poder lograrlo. «Buscar un embarazo supone quitar toda la medicación y soportar el dolor», plantea esta joven de 26 años, que dice que los profesionales que la tratan en la Unidad de Endometriosis del HUCA le han recomendado acudir a un psicólogo que la ayude a prepararse «para el dolor que voy a pasar». «Y eso de que la endometriosis mejora si te quedas embarazada es un bulo. La enfermedad no mejora por ser madre», comenta la misma.
Por todo esto, Myriam considera que «queda mucho por hacer» en el tratamiento de esta enfermedad que durante muchos años estuvo silenciada y que generaba incomprensión para con las mujeres que la padecían y la padecen. «A día de hoy no se sabe el porqué de esta enfermedad. Los tratamientos son hormonales o medicación que provoca una menopausia anticipada. Es increíble que no haya más opciones», indica la joven, que incide en que «no hay soluciones como tal, sólo parches» que, en ocasiones, añade, generan efectos secundarios, como puede ser depresión.
Apoyo para una enfermedad silenciada y banalizada
Myriam forma parte de la Asociación EsEndo Asturias, un colectivo integrado por afectadas por endometriosis que da visibilidad a la enfermedad y que ella pone de relieve por el apoyo emocional y la comprensión que encuentran quienes la padecen. «La asociación es un apoyo, te ayudan con las dudas, encuentras referencias en gente que ha conseguido tener hijos, son un sostén psicológico y te hacen ver que no estás loca», manifiesta esta joven de 26 años, que no oculta que, en ocasiones, cuando otras personas banalizan el dolor y la enfermedad, ha llegado a dudar de sí misma.
Otro apoyo importantísimo para Myriam es formar parte de la Unidad de Endometriosis del HUCA. «En esa Unidad se preocupan mucho, son claros con las explicaciones y los médicos son empáticos», reconoce la misma, que asegura que la han ayudado mucho. «Cuando empecé a ir al ginecólogo, rara era la vez que no saliera llorando», apostilla, poniéndole la denominación de violencia obstrética a muchas situaciones que vivió. «En esta Unidad del HUCA, las cosas han mejorado muchísimo, porque antes lo que pasábamos era algo a lo que no se le daba importancia. Te mandaban ponerte la manta eléctrica y tomar un ibuprofeno, y te sientes mal y dudas de ti misma», traslada.
También considera muy importante la visibilidad que dan a la enfermedad profesionales como el doctor Francisco Carmona, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínic de Barcelona, «porque no sólo ayuda medicamente, sino que ofrece charlas y conferencias dando visibilidad a la enfermedad, por lo que hay que estar muy agradecidas por su labor», indica Myriam Álvarez, que añade que a día de hoy, «y aún conociendo la existencia de la enfermedad, se llegan a tardar años en diagnosticar la enfermedad porque hay profesionales que no están preparados. Y ponerle nombre es un alivio», concluye.