«Compre asturiano»: cómo el rearme europeo beneficiará a la industria del Principado

ASTURIAS

F. Sotomonte

Francia reclama que al menos el 65% del gasto con el programa SAFE tenga que hacerse en la UE

20 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchos ojos asturianos tenían la mirada fija en Bruselas toda vez que este miércoles se iba a anunciar el paquete de medidas destinado a proteger la producción de acero, asunto de  extrema importancia para la economía de la comunidad y, sin embargo, hubo otra cita no menos relevante en la capital comunitaria con la presentación del Libro Blanco para el Rearme y Defensa de Europa, que recoge presentó propuestas legislativas para movilizar hasta 800.000 millones de euros para inversiones militares, a través de métodos como un nuevo instrumento financiero con 150.000 millones para préstamos respaldados por el presupuesto de la Unión.

La cuestión de cómo se paga ese rearme es fundamental, pero también lo es a quién se paga. Porque en el contexto del debate actual los estados europeos quieren acelerar su reabastecimiento militar pero el continente no cuenta aún con la capacidad para ser autónomo en este campo. El principal vendedor es Estados Unidos y los europeos ya no lo consideran un socio fiable. Portugal se ha planteado cancelar la compra de varios aviones F-35 a EEUU y desde Francia, Macron quiere promover el «compre europeo»; lo que puede redundar en un «compre asturiano» bastante relevante después del despligue de iniciativas del sector en el Principado, y en concreto en la producción de blindados, en Trubia y en el futuro en Gijón.

En la jornada de ayer se hicieron así anuncios sobre la financiación del rearme, con planes de adquisiciones conjuntas y los nuevos instrumentos financieros como el llamado SAFE (Acción de Seguridad para Europa), que recaudará 150.000 millones de euros en los mercados de capital para otorgar préstamos a largo plazo a los países interesados. Pero también se ha hablado sobre los límites de cómo se hará ese gasto. Al menos así lo recogió el Financial Times en un artículo que indica que al menos el 65% del coste de los productos financiados con ese instrumento SAFE deberá gastarse dentro de la UE, Noruega o Ucrania y se excluye de hecho a Estados Unidos, a Turquía y al Reino Unido «a menos que sus países firmen pactos de defensa y seguridad con Bruselas».

Según el relato del Financial Times estas restricciones deben ser aún aprobadas por los estados miembros, y detalla además que en los planes de rearme europeo, se excluirán los sistemas de armas avanzados donde un tercer país tenga «autoridad de diseño»; es decir, control sobre la construcción, el uso de componentes específicos o la decisión final sobre su uso. «Esto dejaría fuera sistemas clave de EEUU como el sistema de defensa aérea y antimisiles Patriot, fabricado por la empresa de defensa RTX, y otras tecnologías estadounidenses sujetas a restricciones de uso por parte de Washington».

Además, y siempre según las fuentes citadas por el diario económico, la medida es vista como una victoria para Francia y otros países que promueven una estrategia de «Compra Europea», buscando reducir la dependencia de EEUU, especialmente tras la incertidumbre generada por la presidencia de Donald Trump. El Reino Unido, con sus empresas BAE Systems y Babcock International profundamente integradas en la industria de defensa europea, ha intentado ser incluido en la iniciativa. Sin embargo, la UE ha dejado claro que solo los países que firmen un acuerdo de defensa y seguridad con el bloque podrán participar, complicando la posición británica mientras las negociaciones con Bruselas se ven atrapadas en disputas sobre temas como la pesca y la migración a raíz del Brexit.

«Hacemos esto no para librar una guerra, sino para prepararnos para lo peor» dijo la jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, en la presentación del Libro Blanco, según recogió Efe. 

De hecho el documento llama a cubrir urgentemente las carencias militares de los Estados miembros, y considera críticos los sistemas de defensa aérea y de misiles, los de artillería, reservas estratégicas de municiones, drones y sistemas para combatirlos, movilidad militar, aplicaciones basadas en inteligencia artificial o computación cuántica.

Además la UE, junto con los Estados miembros, podrá apoyar la creación de reservas estratégicas y fondos comunes de preparación industrial para la defensa, y prevé adoptar este año una Comunicación conjunta sobre movilidad militar que incluirá las propuestas legislativas necesarias.

El texto destaca la importancia del proyecto del escudo fronterizo oriental, una iniciativa conjunta de varios Estados miembros para establecer un sistema integrado de gestión de las fronteras terrestres para reforzar la frontera exterior de la UE con Rusia y Bielorrusia frente a amenazas militares e híbridas.

El futuro Programa Europeo Industrial de Defensa (EDIP) tendrá un papel especial a la hora de apoyar licitaciones conjuntas, así como proyectos emblemáticos militares paneuropeos para hacer frente a las carencias de capacidades críticas más urgentes y complejas.

Si así lo solicitan los Estados miembros, la Comisión también podría actuar como central de compras.

La estrategia señala que, mientras que algunas empresas militares europeas son competitivas a escala mundial, la base industrial de defensa de la UE en su conjunto presenta deficiencias estructurales.

En este sentido, aboga por agregar la demanda de los Estados miembros para establecer pedidos más a largo plazo a la industria y que ésta pueda potenciar la producción, también garantizando la fiabilidad de los suministros, reduciendo la burocracia, impulsando la investigación y desarrollando más el mercado único para la defensa.