El colegio ovetense que convierte la diversidad y multiculturalidad de su alumnado en fortalezas educativas

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Alumnado del colegio público ovetense San Pedro de los Arcos
Alumnado del colegio público ovetense San Pedro de los Arcos

Con 174 matriculados, de los que el 95% proceden de más de 20 países diferentes, el colegio público San Pedro de los Arcos es un modelo de integración: «Todo lo que se da en este cole son ventajas. Es la enseñanza del futuro», destaca el director del centro

10 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay un colegio en Asturias que se puede erigir como modelo de integración, multiculturalidad y convivencia, ese es el colegio público ovetense San Pedro de los Arcos. Con 174 alumnos matriculados, de los cuáles el 95% son extranjeros o tienen apellidos que cruzan fronteras, este centro transforma la diversidad que aporta su alumnado en fortalezas educativas de esas que enriquecen la experiencia educativa de todos. La dirección del centro celebra esta realidad, destacando que la mezcla cultural aporta una valiosísima riqueza a la comunidad escolar y convierte a sus estudiantes en ciudadanos del mundo, muchos de ellos bilingües o trilingües.

Este entorno multicultural fomenta, por tanto, el aprendizaje de idiomas y la comprensión intercultural, más allá del contenido curricular y los conocimientos competenciales que han se han de impartir como en el resto de colegios. En un momento en que la diversidad es más importante que nunca, San Pedro de los Arcos demuestra que la educación puede ser un puente hacia la unidad y el respeto mutuo. Es por ello que el director de este centro, Ramsés García Rodríguez, señala que «todo lo que se da en este cole son ventajas», hasta el punto de considerar que «esto es la enseñanza del futuro».

Ramsés explica que cuando la nueva dirección se hizo cargo del centro, este contaba con 8 unidades, ya que dos clases de infantil estaban agrupadas en una, con lo cual contaban con 2 unidades de infantil y 6 de primaria. Este curso, en cambio, el colegio público San Pedro de los Arcos está en 11 unidades: tres de infantil, una por cada curso y en primaria tienen desdoblados los cursos de primero y tercero, mientras que en el resto de cursos cuentan con una unidad. En total, 174 alumnos matriculados que, según explica el director, tienen procedencia de más de 20 países diferentes: de todos los países sudamericanos, de Rusia, Marruecos, Ucrania, de otros países europeos e, incluso, este año tienen una niña de China, «una nacionalidad que estábamos esperando como agua de mayo», apostilla el mismo, que también apunta que hay alumnado que ha nacido en España.

Resiliencia natural y tolerancia a la frustración

La mezcla multicultural que aglutina este centro, el equipo directivo y el profesorado la han transformado en fortalezas. Ramsés destaca que a esos alumnos «les enseñamos todo el contenido curricular al igual que el resto de colegios» y que «nuestro alumnado pasa al instituto con una buena formación». Pero, más allá de eso, pone de relieve «la vanguardia educativa» en la que se encuentran porque el alumnado concentra «bagaje cultural, capacidad de adaptación, una resiliencia natural y una tolerancia a la frustración que está muy por encima de la que pueden tener otros niños», señala el mismo, que también llama la atención sobre que el alumnado es «bilingüe o trilingüe» al ser más de 95% procedente de otro país, con lo que los niños aprenden a discriminar entre diferentes idiomas porque «unos compañeros arrastran a otros», incide, tanto en los conocimientos como «en desarrollar resiliencia».

«Se congregan en este colegio por la casuística del barrio y la aportación que hacen es enorme porque no generan problemas emocionales al no dar valor a muchas cosas que, sin embargo, frustra a los niños de aquí», comenta Ramsés García, que lamenta que «eso el sistema no lo esté midiendo» porque, a su entender, en el colegio San Pedro de los Arcos «se están desarrollando adultos con un potencial sin parangón». De hecho, asegura que «estamos en un colegio de élite» si se tiene en cuenta que en no muchos otros centros hay niños que hablen tres idiomas: el materno, el paterno y el español.

En cuanto al contenido curricular, el director del colegio ovetense explica que cuentan con refuerzos educativos, como pueden tener otros colegios, para atender las necesidades de aquellos niños con diferentes capacidades. Además, el centro ha desarrollado dos proyectos, uno de éxito escolar, con formación a profesorado y alumnado, y otro de asturianía, que son complementarios para que el alumnado avance en la expresión y compresión oral y escrita y en el aprendizaje de competencias educativas.

Alumnado del colegio
Alumnado del colegio

«Y aquí tratamos de naturalizar todo y el intercambio cultural resulta muy bonito porque hay una integración absoluta», traslada Ramsés, que entiende que la educación que están dando en el San Pedro de los Arcos «es la educación del futuro», sobre todo, porque el alumnado tiene una altísima tolerancia a la frustración, resuelven los imprevistos con naturalidad y aprenden muchísimo por imitación porque «aquí la multiculturalidad nos acerca», apostilla.

Un colegio lleno de ventajas y oportunidades

El director del centro pone de relieve que «la educación de excelencia» que se da en el San Pedro de los Arcos tiene mucho que ver con que el equipo directivo, que lo integran otras dos personas, además de él, Sandra Carranza y Ana Chinchilla, empezaron nuevos en sus cargos el curso anterior «con la misma mirada» hacía el proyecto educativo del centro: «todo lo que se da en este colegio son ventajas. Es una oportunidad», destaca Ramsés García, que precisamente presentó proyecto para dirigir este centro cuando este se quedaba sin dirección teniendo su plaza en otro colegio «por el potencial que tenía a nivel humano». Con él arrastró a Sandra Carranza, una profesional de amplia experiencia que, señala, «tiene una mirada inclusiva y venía de conocer y trabajar el ámbito social».

A eso suma que el colegio ovetense cuenta con un claustro de profesores que apoya a la dirección respaldado por un programa de formación y por una AMPA implicada en la actividad del centro. «Entonces, a este colegio ¿le ponemos etiqueta o vemos la riqueza que tiene?», pregunta su director, que se siente muy satisfecho con haber podido presentar proyecto para dirigir el centro y con que «la administración haya creído en el proyecto y siga creyendo en esta dirección», manifiesta. Un proyecto que apuesta por «optimizar y seguir cultivando la resiliencia» porque, a su entender, hay que poner la mirada «en esa habilidad del ser humano». «Y esto es la enseñanza del futuro», reitera Ramsés García, que concluye que «nosotros no tenemos extranjeros, tenemos felicidad».