El nuevo perfil del comprador de inmuebles rurales en Asturias: entre el bienestar y el emprendimiento

Manuel Noval Moro
Manuel Noval REDACCIÓN

ASTURIAS

Casa rural Llugarón I en Villaviciosa
Casa rural Llugarón I en Villaviciosa TURISMO DE ASTURIAS

Extranjeros con poder adquisitivo y jóvenes que quieren vivir del turismo rural son los principales demandantes de inmuebles en el campo asturiano

10 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias está viviendo una transformación en su mercado inmobiliario rural, en el que destacan por encima del resto dos tipos de compradores. Por un lado, los llegados de otras partes de España y, sobre todo, extranjeros, que suelen tener alto poder adquisitivo y buscan propiedades singulares con historia y significación cultural. Por otro, nuevos emprendedores de turismo rural, personas que que deciden cambiar su estilo de vida y hacerse con negocios que otras personas quieren dejar porque están próximas a la jubilación.

Elvira Fafián, responsable del portal Aleas Abandonadas, señala que, en Asturias, están proliferando los compradores llegados de países como México, Holanda o Alemania. Son personas que buscan edificios con valor histórico, con escudos heráldicos o edificaciones tradicionales, como hórreos. Además, no quieren aislamiento sino privacidad y contacto con la naturaleza pero con buenas comunicaciones. Según Fafián, las casas ya no se compran por el edificio en sí sino por todo lo que ofrece su entorno. «Les interesa saber si hay autovías cerca, si hay tiendas, restaurantes, si pueden rehabilitar un hórreo y convertirlo en una oficina, Asturias les resulta muy atractiva, pero muchos llegan sin conocerla en absoluto», señala.

Entonces, valoran mucho que los inmuebles estén bien situados, y la costa suele ser la elección principal. Cada vez es más frecuente que los compradores exijan que las casas tengan vistas al mar, cercanía a un pueblo con actividad o vecinos con un estatus similar. Y los servicios son fundamentales: «El comprador ya no se conforma con que la casa sea bonita; quiere que tenga buena conexión a Internet, que haya restaurantes cerca, que el acceso esté en buen estado, etcétera», sostiene Faifán.

El otro gran grupo de compradores lo componen personas de mediana edad y jóvenes que quieren cambiar de estilo de vida y mudarse al campo, y eligen para ello ponerse al frente de un negocio de turismo rural. Su objetivo es encontrar una propiedad que les permita vivir en ella y generar ingresos desde el primer día. Estos negocios suelen estar situados más hacia el interior. Los emprendedores están adquiriendo negocios ya establecidos, que estuvieron gestionados durante décadas por propietarios que ahora se jubilan. «Muchos de estos negocios fueron pioneros en el turismo rural en Asturias, pero ahora sus dueños tienen 60 o 70 años, y la segunda generación, en la mayoría de los casos, no está interesada en retomarlos», señala la agente inmobiliaria.

Por otra parte, el perfil del turista rural ha cambiado, y los nuevos negocios tienen que acomodarse a él. Hasta hace diez años, el turismo era más estático. Los visitantes llegaban para descansar y pasar el tiempo en la casa. Hoy, buscan experiencias como rutas de senderismo, gastronomías y actividades al aire libre. Esto ha provocado que algunas casas rurales hayan quedado obsoletas y que los nuevos compradores busquen ubicaciones más estratégicas.

El agua y la tierra

Todos los compradores suelen coincidir en valorar aspectos clave de las propiedades en Asturias. La primera es el agua. Suelen buscar propiedades con manantiales, pozos o fuentes naturales, que por suerte abundan en muchas casas tradicionales de la región que hacen que resulten muy atractivas. «El agua es lo que más se valora», asegura Elvira Faifán. También abundan en las casas tradicionales los terrenos agrícolas, que tienen mucho valor para quienes quieren emprender negocios con oferta agroalimentaria.

El comprador asturiano

Faifán señala que el comprador asturiano en su tierra se comporta de forma distinta a como lo hacen en otras comunidades como el País Vasco o Galicia, donde existe también mucha oferta de inmuebles. Según asegura, el comprador vasco y gallego sigue mostrando un fuerte apego a su tierra, mientras que el asturiano emigrado regresa con una mentalidad más enfocada en la inversión y la rentabilidad. «El asturiano que emigró es espabilado. Cuando vuelve, lo hace con la idea de invertir en algo que funcione. No es como el gallego, que tiene un apego más sentimental a la tierra. El asturiano quiere vivir bien y, si puede, montar un negocio que le dé calidad de vida», señala.

El de Asturias no es un mercado barato, en el que se pueden encontrar casas a precios muy bajos, como sí ocurre, por ejemplo, en Galicia. En la comunidad vecina hay edificaciones por 20.000 euros que los jóvenes adquieren para reformarlas e irse a vivir allí. En Asturias, no existe ese tipo de oferta. Las casas más baratas están en torno a los 60.000 euros. Suelen tener terreno y edificaciones auxiliares, abundan sobre todo en zonas más aisladas. En cambio, las propiedades con más demanda, las que tienen cierta entidad y están bien situadas, tienen precios que oscilan entre los 125.000 y los 300.000 euros.

Estos precios, no obstante, reflejan que Asturias sigue aumentando su valor como residencia y como espacio turístico, y que por sus características singulares está atrayendo a cada vez más gente de todos los rincones.