Mujeres que quiebran montañas: las cholitas escaladoras muestran su poderío físico en Asturias

ASTURIAS

Las cholitas escaladoras
Las cholitas escaladoras Gonzalo Laborda

Las montañeras bolivianas se encontraron en Mieres con la asturiana Rosa Fernández para relatar cómo comenzaron a ascender grandes cumbres con su traje tradicional enfrentándose a prejuicios y barreras culturales

03 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La montañera asturiana Rosa Fernández conoció a las «Cholitas Escaladoras» en una expedición en Bolivia en 2015. Por entonces, la historia de estas mujeres, que reivindican su condición femenina, su fortaleza y su ascendencia indígena, estaba empezando a fraguarse. Las cholitas eran cocineras de altura y porteadoras, pero no todavía escaladoras. «En el Himalaya y el Karakórum no hay cocineras de altura, son siempre hombres, y me sorprendieron estas mujeres», explica la asturiana.

Durante aquel primer encuentro nacieron unos lazos entre ambos lados del Atlántico que no han dejado de estrecharse. Entonces, las bolivianas les mostraron su interés en ascender una cumbre con ellas. Pasó el tiempo y se reencontraron en 2022 para ascender el Apamayo, el Tarija y el Huayna Potosí. Hicieron cumbre doce escaladoras asturianas y cuatro bolivianas, y el encuentro fue todo un éxito. El club «Una a Una», fundado por Rosa Fernández, y las «Cholitas Escaladoras» han congeniado desde entonces porque participan de la misma mentalidad. «Son fuertes y están muy unidas; esa es también la filosofía de nuestro club», asegura la alpinista asturiana.

Las cholitas escaladoras
Las cholitas escaladoras

Después de aquello, las asturianas convencieron al Ayuntamiento de Mieres para que invitase a las cholitas a participar en las Jornadas de Montaña, y el viaje tuvo lugar la semana pasada. Acudieron Cecilia Llusco y Flora Chura. «Es muy hermoso lo que estamos viviendo», señalaba Cecilia, que reconoce que se quedó «a boca abierta al ver esos paisajes». A lo largo de toda la semana pasada se han asomado al mar, han disfrutado caminando por Las Ubiñas —unas montañas que no esperaban que fueran tan escarpadas—, han escalado en un rocódromo y hasta se han hecho pruebas de esfuerzo en el Centro de Medicina Deportiva de Avilés.

Han venido a disfrutar de Asturias, un lugar que encuentran «muy limpio y con las casas y las calles muy ordenadas». Pero también vienen a hacer una aportación valiosa con su testimonio. Las cholitas son un ejemplo de empeño, de trabajo y de reivindicación.

Las cholitas escaladoras en Asturias
Las cholitas escaladoras en Asturias Gonzalo Laborda

El mismo año en el que conocieron a Rosa Fernández, 2015, fundaron el grupo, y el día 17 de diciembre hicieron su primera ascensión al Huayna Potosí. Para llegar hasta esa cima, tuvieron que superar, en primer lugar, prejuicios muy arraigados en su entorno. «Antes era un poco raro que la mujer trabajara en las actividades de montañismo; solo los varones podían trabajar. Tuvimos que romper esas barreras y demostramos que somos muy fuertes».

Pertenecen al pueblo indígena aimara y, desde el primer momento, quisieron defender su identidad escalando con su vestimenta, la pollera, que es una falda de muchas capas y puede pesar hasta dos kilogramos. «Somos muy fuertes y decidimos hacerlo, aunque al principio nos decían que no podríamos, que con las polleras había mucha dificultad. Pero hemos logrado las cumbres, vamos rompiendo las barreras y demostrando que podemos», explica Cecilia.

Después de aquel primer ascenso, hicieron un proyecto para ascender ocho seismiles, ocho cumbres americanas que están por encima de los 6.000 metros, cuya culminación fue el Aconcagua, el techo de América, una cima difícil no solo por la altitud (6.960 metros), sino también por los fuertes vientos que suelen azotarla.

Una de las grandes conquistas de su iniciativa fue que se convirtieron en un ejemplo no solo para el mundo del alpinismo, sino también para otros muchos campos. «Antes era muy difícil que la mujer con pollera trabajase en cualquier campo; ahora la discriminación ha ido bajando. Es cierto que nos ha ayudado que el presidente, Evo Morales, fuera indígena, pero nosotras estamos muy orgullosas de llevar el mensaje escalando con nuestras vestimentas. Somos muy guerreras, no dejamos que nada nos detenga».

Su historia se dio a conocer en el documental Cholitas, dirigido por Pablo Iraburu y Jaime Murciego, que ayudó a que se valorase su trabajo y también contribuyó a que viajasen fuera de su país. Esta difusión ha sido, para ellas, muy importante: «Estamos contentas por haber llevado a lo alto a las mujeres, que pueden salir de la casa, hacer sus actividades, no solo quedarse sometidas por el marido. Antes había mucho sometimiento y ahora todo está cambiando. Estamos orgullosas y alegres de llevar nuestro mensaje al mundo».

Traer ese mensaje a Asturias «ha sido un privilegio; nos estamos llevando muchas cosas en el corazón» y «una alegría inmensa para seguir escalando más montañas». Cecilia es guía de montaña y está muy agradecida con Rosa Fernández, cuyo apoyo valora enormemente.

Flora Chura empezó a escalar inspirada por su padre, a quien acompañó en 2018 en su primera ascensión al Huayna Potosí. Desde entonces, no ha dejado de aprender y de luchar por tener una buena formación técnica. Al principio, cuando comenzó a escalar algunas de las montañas que requieren cierta preparación técnica, se encontró también con prejuicios: «Los varones me dijeron que no iba a poder. Yo dije que iba a demostrar que podía y, poco a poco, fui agarrando seguridad y confianza en mí misma».

En su caso, a su lucha en la montaña se une la maternidad. Es madre de dos hijos y tiene que compatibilizar la crianza con la formación en cursos de alta montaña, que requieren no solo tiempo, sino también un esfuerzo económico importante. Su objetivo es convertirse en guía profesional. Y, en cualquier caso, con lo que ha hecho, ya ha demostrado que las mujeres tienen un sitio en la escalada que nadie les puede arrebatar. «La montaña no te discrimina, recibe por igual a hombres y mujeres», subraya.

Ahora, las «Cholitas Escaladoras» tienen un proyecto en mente que sería la culminación de su vocación alpinista: hacer cumbre en la montaña más alta del mundo. Actualmente, el colectivo está formado por ocho escaladoras, y quieren que alguna de ellas acabe cumpliendo ese sueño de coronar el Everest. Para ello, necesitan apoyo financiero, que esperan que llegue en algún momento. «Soñar no cuesta nada y, poco a poco, se puede lograr».

Después de superar tantos obstáculos y prejuicios, cabe esperar que sigan rompiendo barreras y acaben demostrando su enorme fortaleza pisando la cima del mundo.