Los secretos de la cocina tradicional que sobrevive a la despoblación: «El que viene siempre vuelve»

ASTURIAS






Casa Nuevo, en Pillarro, lleva 43 años manteniendo viva la esencia de la cocina de cuchara: «El arroz con pita lo inventó mi bisabuela. Un día, unos clientes del ayuntamiento lo pidieron, y desde entonces se quedó en la carta»
23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Aquí se comen bien, bien. Pero bien... ¡eh!». Pasan unos minutos de las diez de la mañana de un día entre semana en el restaurante Casa Nuevo, el único de Pillarno, una pequeña parroquia del concejo de Castrillón con apenas 800 habitantes. Apoyados sobre la barra, café y periódico en mano, dos clientes habituales. Dos vecinos de los de toda la vida. «¿Qué venís a hacer un reportaje? Es que cocidos como los de aquí ya no los encuentras en ningún sitio», comentan antes de que Macarena García, actual gerente del local, se adentre en el comedor de la primera planta para confesar —junto al resto de generaciones que han pasado por los fogones del popularmente conocido como «Casa Pepón»— los secretos de un buen guiso, lo que les ha llevado hace apenas una semana a recibir el premio de «Guisos de Invierno Comarca de Avilés» en el Centro Niemeyer.
Casa Nuevo se fundó en 1951, pero no como restaurante. Por entonces funcionaba como una pequeña de ultramarinos a cargo de María Josefa Rodríguez y José Nuevo «Pepón». Con más de cuatro décadas de historia —pasó a ser restaurante en 1982— este local ha sido testigo de generaciones de comensales que han disfrutado de platos tradicionales como su famoso arroz con pita, la fabada o el pote. Siempre cocinados con el sabor de antaño y el cariño de una familia que ha hecho de la cocina su forma de vida. De lo que más abastecen a sus clientes es del menú del día, el cual «improvisan» cada día por la mañana, tiene un precio de 12 euros y está compuesto por tres primeros, tres segundos, postre, bodega y café. Para este día, por ejemplo, antes de empezar el turno de comidas ya están preparando desde primera hora patatas a la riojana, sopa de pescado, cintas de lomo y gallitos. «¿La clave de un buen guiso? Mimarlo, que se haga en dos o tres horas poco a poco, a fuego lento. Es que no hay otra. ¡Ah sí! Y agitarlo, que no removerlo con una cuchara. Eso es muy importante», explica en el comedor María Josefa Rodríguez.
Los cambios en Casa Nuevo fueron prácticamente generacionales. Manteniendo, eso sí, la cocina tradicional y de cuchara. Si bien primero fue un pequeño ultramarinos donde «arriba se echaba la partida» y décadas después dio el salto a restaurante. «Nunca pensaron que esto sería un restaurante. Si lo hubieran pensado, habrían hecho el comedor más grande», comenta entre risas. Ahora, Macarena García ha querido darle un aire vanguardista al local para adaptarse a los nuevos tiempo, pero sin perder la esencia. «Siempre hemos cocinado como se hacía antes, pero también hemos introducido platos más modernos, como el arroz con marisco o la milhojas crujiente de verduras», explica la propietaria. Sin embargo, los platos estrella siguen siendo los de siempre: el arroz con pita, la fabada y el pote. «El arroz con pita lo inventó mi bisabuela. Un día, unos clientes del ayuntamiento lo pidieron, y desde entonces se quedó en la carta», relata.

Primero fueron María Josefa Rodríguez y José Nuevo «Pepón»; después Eva, Herminia y María Josefa Nuevo; y ahora son Macarena García, María Jesús García y José Ángel García Nuevo los que lleva el local junto al resto de la plantilla: Lorena García, María del Mar Zapico y Nerey Alfredo Tejada. Todos ellos preservan las claves de la cocina tradicional que, según recalca María Josefa Nuevo, están en la paciencia, el tiempo y los ingredientes: «El compango es esencial, pero también hay que cocinar despacio. Las fabas, por ejemplo, necesitan agua y tiempo para que queden perfectas».
Un restaurante familiar en un pueblo que resiste
Casa Nuevo es hoy el único restaurante de Pillarro, un pueblo que, como muchos otros en Asturias, ha sufrido la despoblación rural. Sin embargo, el local sigue siendo un punto de encuentro para vecinos y visitantes. «Aquí vienen a comer obreros, gente mayor, familias... Los fines de semana servimos a unas 150 personas cada día y entre semana a unas 60 a diario», comenta la propietaria. A pesar de las dificultades, la familia no se plantea cambiar de ubicación. «No sería lo mismo. La gente viene aquí porque sabe que va a comer bien, y eso es lo que importa», afirma. El fin de semana, cuando más demanda hay, ofrecen un menú del día por 28 euros «más elaborado» en el que también hay tres primeros, tres segundos, bodega, postre y café.
Aunque la cocina tradicional sigue siendo el eje central, Casa Nuevo no se cierra a la innovación. «Hemos hecho cursos para aprender nuevas técnicas, como cocinar al horno en lugar de en la olla, o introducir más variedad de pescados en la carta», explica Macarena García. Sin embargo, el compromiso con los platos de siempre sigue intacto: «No vendemos humo. Vendemos lo que hay: buena comida, bien hecha y con productos de calidad». Con 43 años sirviendo comidas a sus espaldas, Casa Nuevo es más que un restaurante: es un pedazo de la historia de Pillarro, un lugar donde el tiempo parece detenerse mientras se disfruta de un buen guiso. Y, como dice la dueña, «el que viene siempre vuelve».