Una familia de lo más normal: «Aquí no hay ninguna figura paterna, solo somos dos madres»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Las asturianas Cristina Suárez (i) y Cristina Alves (d) son madres de dos mellizas. Son una de las cientos de familias homoparentales en la región
Las asturianas Cristina Suárez (i) y Cristina Alves (d) son madres de dos mellizas. Son una de las cientos de familias homoparentales en la región

Las asturianas Cristina Alves y Cristina Suárez son pareja desde hace ya más de ocho años. Tras darse cuenta que lo de ellas era más que amistad, decidieron ir a vivir juntas y formar una familia

10 feb 2025 . Actualizado a las 09:31 h.

No siempre resulta relevante saber quiénes son los padres de un niño pero, ya bien sea por curiosidad o por cortesía, suele ser habitual hacer esta pregunta. Cuando alguien formula esta cuestión a Yanira o Leyre rápidamente estas mellizas de tres años responden sin dudar: «Mamá y mami». Para ellas, los roles de género no existen ni tampoco la necesidad de dar algún tipo de explicación sobre cómo es su familia. Estas dos hermanas simplemente tienen un par de madres que las cuidan, educan y apoyan en cada paso que dan en la vida.

Son fruto del amor y el cariño que se tienen las asturianas Cristina Alves y Cristina Suárez, de 31 y 27 años, respectivamente. Uno de los cientos de matrimonios igualitarios que hay en Asturias desde que hace menos de dos décadas se permitiese oficializar  por ley las relaciones entre personas del mismo sexo en nuestro país. Son además una de las parejas más conocidas en redes sociales, ya que comparten su día a día con sus miles de seguidores para dar visibilidad a las familias homoparentales como ellas.

Fue hace siete años cuando estas dos jóvenes y vecinas de Mieres se empezaron a conocer. Todo surgió a raíz de una fotografía en Instagram. Cristina Alves, conocida como La rubia —así es como se diferencian—, compartió una instantánea en esta red social de un espectáculo circense al que había ido. «Como excusa para ligar», Cristina Suárez —la morena— le dejó un mensaje privado para saber cómo había sido la experiencia. Tras intercambiar un par de mensajes y dada la buena sintonía entre ellas comenzaron a quedar pero como amigas.

«Ni yo sabía que le gustaban las chicas ni ella sabía que a mi también me gustaban»

En ese momento, Cristina la que tiene el pelo moreno trabajaba de camarera en un bar de la zona. Para poder pasar algo de tiempo juntas, su tocaya que por aquel entonces tenía 24 años —tres más que ella— empezó a frecuentar el local. Entre conversación y conversación, fueron estrechando los lazos de amistad, ya que lo menos que sabían o se esperaban eran que se gustaban mutuamente. «Ni yo sabía que le gustaban las chicas ni ella sabía que a mi también me gustaban. Es más, un día le pregunté y me dijo que no», asegura la rubia.

En este punto, Cristina Suárez asegura que no confesó su bisexualidad «por miedo», ya que nadie sabía, ni siquiera su entorno más cercano, que también le gustaban las mujeres. Hasta la fecha solo había estado con hombres y aunque se había sentido atraída por personas de su mismo sexo nunca se atrevió a dar el paso. Por su parte, su ahora esposa, sí que había tenido alguna relación homosexual. Pero había sido en contadas ocasiones, dado que principalmente solo se enrollaba con tíos.

El momento que deciden dar el paso 

Después de seis meses quedando para tomar café, contarse mutuamente sus problemas o salir de fiesta juntas, se dieron cuenta de que lo suyo era más que amistad. Antes de gritar a los cuatro vientos que se querían, cada una presentó a su familia a la otra. En casa de Cristina «la rubia» quedaron «sorprendidos» porque «nunca se habían imaginado» que iba a tener una relación con una mujer. Aunque les chocara la noticia, tenían bien claro que «siempre» que su hija fuese feliz, ellos apoyarían «totalmente» sus decisiones.

«Así es que nunca tuvieron ningún mal gesto ni nada, todo lo contrario. Quieren a Cris (la morena) con locura», dice orgullosa Alves, quien también fue bien recibida en casa de sus suegros. Mis padres también la aceptaron desde el minuto uno», asegura Suárez, antes de confesar que en ese sentido han tenido «suerte» ya que hoy en día hay familias que no ven bien que sus hijos sean homosexuales. «Hay gente que todavía es muy cerrada de mente», lamentan.

Forman una familia

Se fueron a vivir juntas y comenzaron así a escribir su historia de amor. Con el tiempo y transcurridos unos meses, Cristina «la morena» vio que era el momento perfecto de formar una familia. Siempre quiso ser madre joven, así que no se lo pensó más e inició todos los trámites pertinentes para poder cumplir su sueño. Mientras, buscó la fórmula perfecta para contarle a su pareja que ya no iban a ser solo dos en casa.

«Estaba un día tan tranquila en el sofá cuando de repente me trajo una caja. La abrí y vi que había dentro unos patucos y un body personalizado con una foto nuestra de bebés que ponía: “Qué suerte tener dos mamás”. Inmediatamente dije: “Cristina, si estás embarazada mío no es” y me contestó que me dejase de tonterías, que en una semana teníamos cita», recuerda Cris (la rubia) sobre el momento en el que su pareja le dijo que iban a convertirse en madres. «Me dejé embaucar y cuando me di cuenta tenía a nuestras hijas en brazos», confiesa.

Fue en diciembre de 2021 cuando se convirtieron en madres de Yanira y Leire. Sus hijas mellizas vinieron al mundo gracias a la inseminación artificial. «Nos hubiese gustado que hubiese sido por el método ROPA —una de ellas aporta los óvulos y la otra, lleva a cabo el embarazo— pero Cristina por hacerlo todo a prisa y corriendo no miró bien todas las posibilidades. Pero bueno… a mí si que me hubiera gustado que llevaran algo mío por así decirlo porque en realidad solo llevan mi apellido», dice la mayor de esta familia.

Conseguir que sus mellizas pudiesen llevar al menos el apellido de Alvés implicó tener que organizar una boda en tiempo récord. «Nos tuvimos que casar a prisa y corriendo porque sino no nos dejaban poner a nuestras hijas mis apellidos», dice Cristina «la rubia», quien por tanto no pudo cumplir su sueño de tener una gran boda.

Además, y por si fuera poco, a la hora de bautizar a sus bebés, esta pareja de lesbianas enfrentó la falta de reconocimiento de la doble maternidad. «Cuando rellenamos la documentación Cris (la morena) me decía: “a quién pongo como padre” porque claro aquí no hay ninguna figura paterna, solo somos dos madres. Por eso yo consto como madre de una de nuestras hijas y ella (su mujer) de la otra», dice no sin antes lamentar la falta de avances en ese sentido.

Más recursos para las familias homoparentales

«Seguimos atrasados», implora. «Es que ya no es que vean bien que estén dos mujeres juntas es que al final los niños tampoco tienen culpa, por así decirlo», apostilla su mujer, que aprovecha además a reclamar más recursos para las familias homoparentales. En su caso, para convertirse en madres tuvieron que realizar previamente un desembolso económico y eso es algo que no todo el mundo se lo puede permitir teniendo en cuenta el alto coste de la vida.

«Es verdad que también lo cubre la Seguridad Social. Pero, lo que pasa es que hay una larga lista de espera. Entre que te apuntas hasta que te cogen para empezar con el proceso puede pasar más de un año», dice la gestante de esta familia, a la que las niñas reconocen como mamá. En su caso, quedó embarazada «a la primera». «Y eso que fue por inseminación artificial que es algo bastante difícil de que ocurra. Así que tuve mucha suerte. Desde que fui a la clínica, empecé con la medicación y me inseminaron solo pasaron 15 días», reconoce.

Además tuvo «un buen embarazo», a pesar de ser considerado de alto riesgo al ser múltiple. «Solo queríamos un bebé y yo de hecho le dije que si salían dos conmigo no contase. Además, quería que fuese niño porque ya tengo sobrinas y al final pues ni uno ni otro. Cuando me enteré de que eran mellizas pensé que iba a tener la oportunidad de que al menos uno fuese un niño pero nada», dice Cris (la rubia), a la que sus hijas llaman «mami».

Su faceta como creadoras de contenido

Para dar a conocer su historia y visibilizar a las familias homoparentales como la de ellas, esta pareja de lesbianas comparte su día a día en redes sociales. Tanto en Instagram como en Tik Tok y bajo el nombre de @equipode4_ publican vídeos en los que demuestran que son «una familia de lo más normal». Gracias a crear un contenido auténtico, espontáneo y cercano, más de 50.000 internautas ya están enganchados a su forma de vida. «No hacen más que pedirnos vídeos y más vídeos. Salvo el gracioso de turno, no tenemos ningún mal comentario. La gente nos trata fenomenal y nos apoya muchísimo. Es alucinante», dicen agradecidas.

El ser creadoras de contenido lo tienen que compaginar con la maternidad. «Al principio cuando eran más bebés nos costó, además fue muy complicado porque nos cambió la vida. Nosotras siempre estábamos viajando, de un sitio para otro, y tuvimos que dejar de hacerlo. Fue un poco duro. Pero, ahora, como ya son más independientes es totalmente diferente porque podemos hacer planes con ellas y es algo que nos presta mucho», cuenta la rubia de esta familia.

También tienen que compatibilizar el hecho de ser madres con cumplir sus obligaciones laborales. Hasta hace bien poco las dos trabajaban a turnos en una empresa de logística, por lo que no les quedaba más remedio que recurrir a la madre de Cris la morena para que se encargara del cuidado de las mellizas por las noches. Como la rubia se quedó al paro por no pasar el reconocimiento debido a una lesión en el hombro y la morena está de baja por una operación de espalda y sufrir una hernia desde el parto, les resulta mucho más fácil organizarse en casa.

«Ahora nos compenetramos muy bien», aseguran. Mamá se ocupa más de las niñas, mientras que mami aprovecha para crear contenido. Asumen así cada uno el trabajo que ambas facetas conlleva, que por supuesto no es poco. Entre tanto, sacan tiempo para realizar de manera personalizada aquellos chupeteros que después envían a clientes de toda España. Trabajan también conjuntamente en la creación de una empresa de animación, con la esperanza de que pronto vea la luz y puedan ofrecer sus servicios en cumpleaños y otros eventos.

Y mientras persiguen sus sueños, siguen escribiendo su historia como familia de cuatro. Y es que no tienen pensado aumentar los miembros de la misma. Tengo una espina clavada porque a mí me hubiera encantado saber qué se siente al estar embarazada pero claro sería tener tres hijos y yo ya lo veo una barbaridad. Si solo tuviésemos una, me hubiera animado pero creo que aquí nos vamos a quedar», dice la mayor de esta pareja de esta pareja de lesbianas que demuestran que el amor no entiende de sexos ni de condición.