Borja Fernández, youtuber y divulgador geopolítico: «Toco temas que exaltan los sentimientos, hay gente muy radicalizada»

Sergio Muñoz Solís
Sergio M. Solís REDACCIÓN

ASTURIAS

Borja Fernández, creador de «Memorias de Pez»
Borja Fernández, creador de «Memorias de Pez»

El gijonés, más conocido en redes sociales como «Memorias de Pez», cuenta con más de 3 millones de suscriptores entre todos sus canales y es una referencia en cuanto a la creación de contenido pedagógico sobre historia y geopolítica: «Tener este altavoz y poder expresarme llegando a tanta gente, lo considero un privilegio»

22 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Borja Fernández (Gijón, 1992) es uno de los creadores de contenido divulgativo más exitosos de la comunidad hispanohablante en internet. Desde hace 8 años, ahonda en su canal de YouTube «Memorias de Pez» en todo tipo de asuntos geopolíticos e históricos de una forma llana y accesible para público de cualquier edad y formación. En cuestión de pocos minutos y a través de sus característicos dibujos, escudriña temas tan profundos como el conflicto entre Israel y Palestina, la guerra de Ucrania o la historia del Imperio romano, entre muchas otras cuestiones. Graduado en Administración y Dirección de Empresas, más recientemente también ha puesto en marcha el canal «Memorias de Tiburón», centrado en la economía y la inversión.

—En primer lugar, ¿cómo se presentaría para quien no le conoce? ¿Qué es «Memorias de Pez»?

—Me considero un divulgador centrado en temas de geopolítica, macroeconomía y, al inicio del proyecto «Memorias de Pez», también de historia. La idea era acercar o hacer más accesibles estos temas a cualquier persona. Mi objetivo no es convertirte en un experto sobre un asunto en particular, sino dar un primer empujón para que la gente se interese por lo que ocurre y pueda hablar de ello con sus amigos o su familia. Para que puedan tener una opinión sin hablar de oídas.

—¿Cómo se logra el equilibrio entre la rigurosidad al presentar los temas y el registro que emplea para que su contenido no parezca una clase magistral?

—Hay que ponerse en la piel de quien te está escuchando, gente que no tiene por qué saber nada de lo que estás hablando. Cuando haces ese ejercicio de empatía, enfocas el contenido de manera que se entienda y no para demostrar que dominas una materia. Intento explicar bien los conceptos sin utilizar demasiados tecnicismos, que la gente no lo identifique como algo aburrido y que no se pierdan en las explicaciones.

—¿Cómo decide los temas de los vídeos? ¿Cuáles le gusta más tratar y cuáles menos?

—Muchas veces es la actualidad quien decide por mí. No me queda otra que explicar los asuntos que están en boca de todos, como el tema de Venezuela, ahora el regreso de Trump... Otras veces, elijo temas que me gusta investigar y aprovecho para explicarlos, hago dos en uno. Después de tantos años creando contenido uno sabe lo que a la gente le puede gustar más e intento dar al público lo que quieren. Lo que más me gusta, por un lado, es explicar desde cero conflictos internacionales. Por otro lado, retrotrayéndome a mi época de estudiante de ADE, me gusta hablar de economía teórica. Lo que menos me gusta, los vídeos sobre curiosidades históricas o los temas que no requieren mucho análisis, que no exigen una capa extra de complejidad.

—¿Cómo es el proceso previo de investigación y de formación para crear un vídeo? Imagino que hay muchas horas detrás...

—Sí, hay muchas horas. Gran parte de esa investigación se hace antes de planear el propio vídeo. Me refiero a mantenerte constantemente actualizado sobre lo que ocurre en el mundo. Gracias a eso puedes quitarte parte del trabajo de aproximación a las temáticas, pero depende mucho del tipo de vídeo. No es lo mismo tratar la Segunda Guerra Mundial, teniendo fuentes académicas e historiográficas, que la guerra de Ucrania, que te hace ir a fuentes que están sobre el terreno o think tanks. Yo tengo mis propias listas de fuentes para cada conflicto activo, gente para informarme sobre Venezuela, sobre Corea, Estados Unidos, Oriente Medio, etcétera.

—¿Le sorprende que tanta gente joven se haya enganchado a la geopolítica y la historia gracias a sus vídeos?

—Más que la gente joven, que respondió bien desde el principio y eran la clave del formato, me sorprende la gente mayor. El 50% de mis seguidores tienen más de 35 años, alrededor del 30% tienen más de 45. Me sorprende más que estas personas me encuentren, sin ser nativos del mundo digital, y que les enganchen las redes como para consumir contenido informativo.

—¿Qué tipo de comentarios o interacciones recibe de su audiencia? ¿Tiene mensajes de estudiantes, profesores u otros divulgadores?

—Recibo feedback de todo tipo. El 90% es positivo, gente a la que le gusta, personas a las que mi contenido ayuda a aprobar un examen, que ven los vídeos con sus hijos o profesores que los utilizan en sus clases. Pero al tocar temas de política, que exaltan mucho los sentimientos de la gente, también tienes tu dosis de haters. Hay gente que está muy radicalizada, aunque tampoco puedes gustar a todo el mundo.

—En la actualidad existe una gran polémica en torno al papel de las redes sociales y la desinformación. ¿Siente algún tipo de presión sabiendo que su contenido puede influir en cómo las personas entienden temas históricos o noticias de actualidad?

—Más que presión, considero que es un privilegio. Trato de hacer un contenido lo más objetivo posible, siendo consciente de que todos tenemos sesgos propios. Pero para mí, tener este altavoz y poder expresarme, explicar cosas que creo que son importantes y poder llegar a tanta gente, lo considero un privilegio. Todo lo que sea hacer la información más accesible a la gente es algo que me enorgullece. Intento hacerlo lo mejor posible, exigirme a mí mismo lo máximo y, si en algún momento detecto un contenido con el que no estoy muy satisfecho, tomar nota para mejorar.

—En un entorno en cambio constante como son las plataformas digitales, ¿cómo te adaptas a las tendencias de consumo de tu público y cómo ves el futuro de tus canales?

—Lo primero son los datos, son los que te indican si la cosa va bien o mal. Lo segundo, tus propios tests. Siempre tienes que probar a hacer cosas nuevas y viendo sus resultados, adoptando lo que funciona y desechando lo que no. En noviembre hemos sacado un nuevo canal, La Pecera de Memorias, en el que hemos dado un cambio total a lo que veníamos haciendo. Ya no es contenido animado, sino que hacemos un noticiario David, la persona que trabaja conmigo, y yo. Es un formato nuevo que está funcionando bien, por si algún día deja de funcionar el otro, tenemos esta manera de abordar la situación.

—Para rematar de una forma distendida, ¿a qué época del pasado le gustaría viajar para vivirla en persona y a qué personaje histórico le hubiera gustado conocer?

—Un personaje histórico, si nos centramos en España, diría Manuel Azaña. Creo que era un hombre con una mentalidad muy avanzada a su época y habría sido muy interesante. En el plano internacional, Winston Churchill seguro que tendría muchas batallitas que contar. Respecto al pasado, cualquier lugar al que viajes va a ser una experiencia nefasta, llevamos muy poco tiempo viniendo al mundo para otra cosa que no sea sufrir. Sin duda me quedaría en la actualidad o, como mucho, de los años 50 en adelante. Si fuera simplemente por la curiosidad, mi siglo favorito es el XIX, la Revolución Industrial es el punto de inflexión de la humanidad.