Los torques hallados en Peñamellera Baja en 2023 apoyan la hipótesis de la existencia de talleres de orfebrería especializados en la fabricación de estos collares rígidos, con un dominio sobresaliente de la técnica y un notable sentido estético
09 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 29 de agosto de 2023, un operario de una empresa de aguas informó del fortuito hallazgo de un torques de oro cerca de Cavandi, en Peñamellera Baja. Los torques son collares rígidos y abiertos, generalmente fabricados en oro, plata o bronce, que probablemente se usaban como símbolo de estatus y poder en la Edad de Hierro que, en la Península Ibérica, se data entre los siglos IX y II antes de Cristo. Las piezas de un segundo torques fueron encontradas tras inspeccionarse la zona en la que fue hallado el primero, en la que se había abierto una pista maderera y que además estaba afectada por incendios recientes.
Este hallazgo ya fue extraordinario. «Por primera vez se conoce con exactitud el lugar del descubrimiento y las circunstancias de su recuperación que, tras el hallazgo casual, culminó con el rescate de dos ejemplares mediante una intervención arqueológica sistemática», explican los investigadores Óscar García-Vuelta, Alicia Perea, Antonia Pedregal Montes y Ángel Villa Valdés, autores del estudio preliminar de las dos joyas de oro, pertenecientes a la cultura castreña de la segunda Edad del Hierro, hace más de 2.000 años.
El hallazgo, según destacan, enriquece de manera significativa el conocimiento sobre la cultura castreña y su artesanía, ya que avala la hipótesis de que existían talleres de orfebrería especializados en estas joyas. Las encontradas en Cavandi, que se datan entre los siglos II y I antes de Cristo, son asombrosamente sofisticadas, con un diseño y ejecución que demuestran un dominio admirable de técnicas como la cera perdida, la soldadura precisa y la decoración con granulado y punzón, además de un notable sentido estético.
Tanto el diseño como la forma en la que fueron elaborados tienen similitudes con los de otros torques encontrados en Asturias, lo que refuerza esa idea de que ya entonces, hace más de 2.000 años, en Asturias existieron talleres orfebres especializados en torques, y con un diseño muy definido.
«Sin entrar en detalle en la controvertida cuestión cronológica, puede afirmarse que probablemente dicho patrón se encontraría ya ritualizado», explican los investigadores, refiriéndose a que en función de su significado, posiblemente relacionado con el prestigio —se hacían para líderes o guerreros por ejemplo—, los rituales o con cuestiones identitarias, el diseño o patrón de los torques estaría formalizado «al menos desde finales del siglo III o mediados del II antes de nuestra era», cuando su uso alcanzó su momento más importante en la Península Ibérica.
La escuela asturiana
Además, nuevos datos relacionados con piezas encontradas en otras zonas de Asturias sugieren de hecho que algunos de esos talleres de orfebrería pudieron haberse situado en las zonas orientales de Asturias, que hasta ahora no se consideraban importantes para este tipo de hallazgos.
«El hallazgo de Cavandi es el más alejado de las principales zonas de concentración de la orfebrería castreña conocidas hasta la fecha. Sin embargo, las características de estos torques confirman su adscripción a una tradición común a todo el ámbito castreño. Sus paralelos más próximos son diferentes torques localizados en Asturias, aunque estos combinan rasgos compartidos con ejemplares de otras regiones, que se han relacionado con la existencia de determinadas escuelas o talleres regionales», señalan los investigadores.
Mencionan de hecho propuestas en ese sentido que destacan una escuela asturiana «que decoraba frecuentemente los tercios inferiores de las varillas con alambre enrollado y espirales de filigrana, que adornaba a veces el centro de las de sección circular con zonas de zigzag separadas por molduras y que empleaba unos remates en doble escocia, con la porción inferior más larga que la superior, y decorados en la lámina terminal con roleos o con motivos en disposición radial».
Los artesanos que realizaron los torques hallados en Peñamellera Baja hicieron gala de una sofisticada habilidad orfebre que sorprende hoy día, con un exquisito nivel de detalle y una gran sensibilidad artística. En uno de ellos, fabricado en oro, se empleó por ejemplo la de la cera perdida, muy habitual en la joyería contemporánea porque, aunque requiere habilidad, permite crear piezas de manera más directa.
Este torque destaca también por sus terminales, que tienen decoraciones diferentes, un detalle poco común, y por la maestría en el manejo del punzón para grabar los motivos ornamentales o por cómo se realizaron las soldaduras, algunas fallidas, pero que también reflejan la destreza técnica de los artesanos.
Otro cambio destacado en este extraordinario hallazgo es la incorporación de materiales de menor calidad, que es lo que sucede en el segundo torque, realizado con metales no dorados o con menos pureza en oro. De hecho, para disimularlo, se le aplicaron técnicas como el dorado o el recubrimiento con oro más puro. Ya se apreció en otros torques hallados en Asturias y se interpreta como un intento de ahorrar el metal precioso en una época cercana al cambio de era, precisamente cuando era más escaso y estaba bajo un mayor control.
Los investigadores también plantean que los torques de Cavandi podrían haber sido perdidos accidentalmente, escondidos como depósito de bienes valiosos o colocados como ofrendas rituales. La riqueza simbólica de los torques, combinada con su sofisticada elaboración, los convierte en piezas que no solo embellecían, sino que también tenían significados profundos en la vida social, política y religiosa de quienes habitaban hace más de 2.000 años lo que hoy es Asturias.