En pijama en una casa rural o de cotillón con todo incluido: pasar la Nochevieja fuera de casa sigue de moda en Asturias

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Fiesta de Nochevieja
Fiesta de Nochevieja

Son varios los asturianos que prefieren despedir el año en algún restaurante de la región para así olvidarse de cocinar y asegurar además que haya un buen ambiente festivo. Hay quienes llevaban yendo de cotillón «desde siempre», mientras que otros es el primer año que lo hacen

31 dic 2024 . Actualizado a las 10:38 h.

Cada vez es más frecuente ver cómo los asturianos se reúnen con sus familias en casa para celebrar de manera más íntima la llegada del nuevo año. Pero esto no quiere decir que se haya perdido la costumbre de despedir el año yendo a un cotillón. Ni mucho menos. Todavía hay personas que prefieren pasar la Nochevieja en un restaurante porque no solo tienen que olvidarse de cocinar sino que de esta manera se aseguran que haya un buen ambiente festivo. En estas fiestas suele haber discjockey o música en directo, además de incluir kits con sombreros, serpentinas y otros muchos accesorios para festejar. Hay quienes incluso eligen ir a algún alojamiento rural para festejar el primer cuarto de este siglo XXI. 

Laura Coto es una de los cientos de asturianos que celebrará el comienzo del 2025 fuera de las cuatro paredes que está acostumbrada a ver. Es más, esta joven de San Martín del Rey Aurelio no recuerda ni siquiera pasar la Nochevieja en casa. En el momento que sus padres la empezaron a dejar salir por la noche, con 16 años «más o menos», comenzó a ir de cotillón con sus amigas para celebrar como se merece el fin de año. Al estar incluido en el precio la cena, la barra libre y el alojamiento, la joven sanmartiniega veía esta opción como la más «cómoda» y también la más económica, ya que no tenía que preocuparse de nada, salvo de pasárselo lo mejor posible.

Como consideraba que era «el plan perfecto» para dar comienzo al nuevo año, no le importaba desembolsar grandes cantidades de dinero. «Llegué a pagar por una noche 160 euros», asegura ahora con cierto arrepentimiento. No tenía, por supuesto, tampoco en cuenta si la relación calidad-precio de la comida era la adecuada o si el ambiente festivo era el mejor que podía haber. 

Con los años se fue dando de cuenta de que pasar la Nochevieja en un restaurante «no merece la pena». A su juicio, la cena que se sirve este día es más bien «del montón» y la bebida «más de lo mismo». Además, «no hay términos medios» en cuanto a la edad media de los asistentes. «Había años que era todo gente joven, mientras que otros eran todos personas mayores», precisa.

Fue por estos motivos, entre otros muchos, por lo que Laura decidió cambiar los vestidos de lentejuelas y los tacones por el pijama y las zapatillas. Desde hace unos tres años, la joven de 30 años celebra la llegada del nuevo año junto a su novio y otra pareja en una casa rural.

«Así sabemos que la comida y la bebida es buena porque la llevamos nosotros. Además es más cómodo porque al fin y al cabo estás en casa. Y también lo pasamos mucho mejor porque nos tiramos toda la noche jugando a juegos de mesa», asegura, antes de señalar que este plan le «presta por la vida».

Desde que empezó a salir de fiesta y frecuentar locales de ocio nocturno, Roger Amado no ha vuelto a cenar más en casa el día de Nochevieja. Desde entonces, tanto él como su familia acuden «todos los años» a algún restaurante de Gijón para disfrutar de esta mágica noche. La mayoría de las veces acuden a establecimientos que ofrecen un menú cerrado, pero este año han querido cambiar y pedirán a la carta. «Según se nos apetezca», apunta el joven.

Todos los años también Roger, junto a sus padres y su hermano, cumple con la tradición de comer las doce uvas en la plaza del Ayuntamiento, donde brinda por todo lo bueno que vendrá. A partir de ese momento, es cuando se separa de su familia para dirigirse a aquellos puntos de la ciudad donde el ambiente está más animado. «Yo me voy de fiesta con mis amigos, mientras que mis padres se juntan con los suyos», precisa.

Fiesta de cotillón
Fiesta de cotillón

No es tampoco el primer año que Iván Rodríguez y su familia eligen ir de cotillón el día de Nochevieja. De hecho, lo consideran una tradición imprescindible para cerrar el año de la mejor forma posible. «De esta manera disfrutamos todos, tanto mi mujer y yo como mis hijas», asegura este allerano.

Razón puede que no le falte, porque entre hacer la compra, preparar luego toda la comida y después encargarse de limpiar, organizar una cena en casa, en algunos casos, resulta realmente agotador. Además, tampoco es que compense del todo económicamente. «Ir al supermercado en estás fechas y llenar el carro sale muy caro», apunta entre risas.

En su caso, asegura, le sale mucho más rentable ir a cenar fuera. Un año más ha elegido el restaurante La Figar, en Cabañaquinta (Aller), para pasar la Nochevieja con su familia y algunos amigos. «Aquí nos ofrecen cenar a la carta, por lo que no nos limitan a comer un menú cerrado a un precio desorbitado», señala.

Además, como el cotillón no se extiende hasta altas horas de la madrugada, la oferta le resulta perfecta teniendo en cuenta que tiene dos hijas de corta edad. «Como es hasta la 1 o las 2 nos permite llevar a las niñas», dice antes de resaltar el «ambiente familiar» que se respira en este cotillón. «La cosa no se desmadra, por lo que es apropiado para ir con niños», recomienda.

La familia de Andrea Rodríguez siempre cenaba en casa por Nochevieja pero este año sus padres decidieron romper con la tradición y cambiar de planes. Dado que sus abuelos no iban a asistir al encuentro y a su madre ya «no le apetece» pasarse horas y horas entre los fogones, con todo lo que ello conlleva, llegaron a la conclusión de que lo mejor sería disfrutar de la velada en un restaurante.

Tras tomar esta decisión hace unas cuantas semanas, esta familia de Gijón se puso a buscar un sitio donde cenar este 31 de diciembre. «Estuvimos mirando restaurantes por aquí pero el problema es que la mayoría tenían menú cerrado, no dejaban elegir por carta y además era bastante dinero», cuenta la joven. Es por esta razón por la que decidieron reservar en la popular pizzería Boccalino.

En compañía de sus padres, su hermana y la familia de su tía, Andrea degustará una serie de platos típicos de la gastronomía italiana antes de dar la bienvenida al nuevo año. Y previamente a que el reloj marque las doce de la noche, acudirá hasta la plaza del Ayuntamiento para tomar las uvas junto con el resto de gijoneses. De ahí se irá de fiesta con sus amigos para celebrar como se merece la entrada del 2025.