Barbón cruza el ecuador de su segundo mandato evitando las prórrogas presupuestarias

F. S.

ASTURIAS

Las cuentas superan los 6.600 millones de euros con la mayor partida destinada a sanidad

27 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Como ya tradición en Asturias, las cuentas autonómicas se aprobarán al filo del año nuevo, en el pleno de esta jornada, el proyecto presentado por el Gobierno asturiano saldrá adelante toda vez que en el anterior fueron rechazadas las enmiendas a la totalidad presentadas por PP y Vox. Pero si es tradicional para los Ejecutivos en el Principado apurar los plazos del calendario para aprobar las cuentas no lo es tanto la regularidad con la que Barbón ha evitado a lo largo de todo su tiempo al frente del Gobierno las prórrogas y ha conseguido aprobar año a año todas las cuentas haciendo uso de la geometría variable parlamentaria.

En el presente, los cálculos de Barbón se cerraron pronto. El ejecutivo de esta legislatura, la segunda del presidente, está sostenido tanto por PSOE como por Convocatoria por Asturias (que incluye a IU) están a sólo un escaño de la mayoría absoluta, suman 22 de los 45 escaños que tiene la Junta General. En este ejercicio la pieza clave fue el respaldo, cerrado muy al comienzo de la negocación, de Covadonga Tomé, que fuera cabeza de lista de Podemos pero que fue expulsada de partido y se encuentra en el Grupo Mixto. Allí comparte espacio con el único diputado de Foro Asturias, su secretario general, Adrián Pumares, que no despejará el sentido de su voto (pero en un apoyo o una abstención probablemente) hasta ver si algunas de las 23 enmiendas parciales presentadas resulta aceptada por los grupos mayoritarios de la cámara.

Y no sería extraño, Barbón suele hacer gala del capital político que supone no sólo haber sacado adelante todas las cuentas sino haberlo hecho con relativo amplio consenso, sumando en varias ocasiones más apoyos de los meramente imprescindibles. A su favor ha jugado en estos ya seis años al frente del Ejecutivo Autonómico, la fragmentación del espacio electoral, las guerras internas de partidos de la oposición, que ha sabido jugar a su favor, e incluso las alianzas rotas en otros grupos (por ejemplo el año pasado despejó el diálogo a Foro cuando rompió con Vox en Gijón, el partido de extrema derecha es el único excluido de la ronda de negociaciones). El año pasado pudo hacerlo.

Las cuentas

El proyecto de presupuestos del Principado para 2025 tiene una cuantía global de 6.664 millones, un 5% más que el vigente. Las cuentas incluyen una dotación de 4.400 millones que se destinarán a gasto social y más de 1.000 a inversiones productivas.

La mayor partida presupuestaria se la sigue llevando la sanidad, que absorberá 2.641 millones de euros, mientras que los recursos destinados a educación se elevarán a 1.115 millones y los consignados a políticas sociales a más de 809 millones, lo que supone un incremento de casi el 16 por ciento, según recogió Efe.

No obstante, uno de los mayores incrementos se los lleva el capítulo de vivienda que, con una subida del 60 por ciento respecto a las cuentas de este año, dispondrá de una partida de 156 millones de euros.

Las cuentas avanzan en la llamada vía fiscal asturiana con nuevas deducciones de hasta 2.000 euros por gastos de vivienda, educación, transporte, movilidad, tecnología, deporte o cultura para jóvenes de hasta 35 años con el fin de que puedan incrementar su renta disponible y emanciparse.

Otra novedad destacada es la inclusión de deducciones de hasta 500 euros para arrendadores de vivienda habitual para incentivar el alquiler de viviendas vacías y la ampliación de la deducción por adquisición o rehabilitación de vivienda, actualmente vigente en los concejos en riesgo d despoblación, a los jóvenes de hasta 35 años, con independencia de dónde vivan.

También se incrementa la deducción por el cuidado de menores de 25 años, que pasa de 300 a 500 euros en el caso del primer hijo.

La aritmética variable

Barbón ha logrado encajar las piezas en seis ejercicios consecutivos. El primer proyecto, en 2019, puso a prueba su capacidad de negociación. Con un PSOE que contaba entonces con 20 escaños en la Junta General y el apoyo de los dos diputados de Izquierda Unida gracias a un acuerdo de investidura, Barbón buscó un tercer respaldo clave para garantizar la aprobación de las cuentas. Bajo una política explícita de no negociar con Vox, el presidente dirigió sus esfuerzos hacia Ciudadanos, entonces liderado en Asturias por Laura Pérez Macho como portavoz.

Las conversaciones entre ambas formaciones fructificaron, y el partido naranja accedió a un acuerdo que incluía varias de sus propuestas. Sin embargo, a pocas horas de la votación, la dirección nacional de Ciudadanos en Madrid vetó el pacto, dejando sin explicar claramente los motivos y obligando a los diputados asturianos del partido a retractarse.

El presupuesto, pese al revés, logró salir adelante gracias a la decisión de Ana María Coto, diputada de Ciudadanos, quien desobedeció la directriz nacional, se abstuvo en la votación, y posteriormente renunció a su escaño. Coto decidió regresar a su puesto en la Universidad de Oviedo, permitiendo que las cuentas públicas del gobierno socialista fueran aprobadas en un desenlace inesperado y cargado de tensiones políticas.

El segundo presupuesto de Barbón, aprobado en diciembre de 2020, marcó un hito en la historia de Asturias. En medio de un invierno sacudido por la pandemia, las cuentas públicas salieron adelante con el respaldo de todos los grupos parlamentarios, excepto el PP y Vox. Desde filas socialistas se lamentó durante mucho tiempo en privado que los populares no se sumaran a ese consenso, atribuyendo su decisión a la influencia de la extrema derecha.

El contexto excepcional de la crisis del COVID-19, con una sociedad conmocionada por las pérdidas humanas y el impacto económico de los confinamientos, propició un acuerdo sin precedentes. En el presupuesto se incluían líneas de reconstrucción y ayudas económicas, logrando que una abrumadora mayoría del parlamento dejara de lado sus diferencias políticas.

A partir del tercer presupuesto, las complicaciones comenzaron a aflorar. Las cuentas de 2022 fueron aprobadas con el respaldo del PSOE, IU y cuatro de los cinco diputados de Ciudadanos. Sin embargo, la unanimidad dentro del grupo naranja se rompió: Armando Fernández Bartolomé, único disidente, se abstuvo alegando que no había participado en las negociaciones. Este episodio marcó el inicio de un conflicto interno en Ciudadanos que culminaría en su descomposición.

La tensión en Ciudadanos no era nueva. Laura Pérez Macho, que había liderado la negociación presupuestaria en 2019, ya había abandonado la política tras denunciar que parte de la dirección del partido en Asturias planeaba su salto al PP. Por su parte, Fernández Bartolomé sería expulsado del grupo parlamentario antes de finalizar la legislatura.

La división en Ciudadanos no solo afectó al partido, sino que tuvo consecuencias estratégicas en el parlamento. Sergio García, entonces líder del grupo, junto con otros dirigentes naranjas, terminaría recalando en el PP, cumpliendo las denuncias de sus antiguos compañeros. Sin embargo, la expulsión de Fernández Bartolomé resultó ser un error de cálculo: su salida permitió al gobierno socialista sumar su escaño desde el grupo mixto, asegurando la mayoría absoluta junto a IU en el último presupuesto de la pasada legislatura.