Vacaciones de Navidad versus dificultad para conciliar: «Para los padres es casi inevitable sentir cierta culpa en estas fechas»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Imagen de archivo de dos niños con un adulto
Imagen de archivo de dos niños con un adulto MARCOS MÍGUEZ

La psicóloga infantil Tatiana Fernández recomienda huir del remordimiento y señala que «pasar poco tiempo con los hijos no implica una situación de abandono o dejadez» porque «surge de una realidad que no podemos cambiar»

26 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los escolares asturianos finalizaban las clases del primer trimestre el pasado viernes y daban comienzo las ansiadas vacaciones de Navidad, unas semanas que para muchos padres suponen un auténtico rompedero por cómo afrontar la conciliación familiar y laboral durante las vacaciones de Navidad. En unos casos, la opción es inscribir a los niños en actividades y talleres en los que puedan estar mientras los padres trabajan, en otros, los dejan a cargo de familiares, padrinos o amigos. Pero ¿qué es lo mejor para los menores en este periodo vacacional navideño?

Tatiana Fernández Palacio, psicóloga infantil que dirige su propia consulta de psicología en Gijón desde hace una década, señala que «para los padres es casi inevitable sentir cierta culpa en estas fechas», pero añade que «debe analizarse la situación de forma realista y plantearla más en términos de responsabilidad que de culpabilidad». Así, recomienda a los progenitores huir del remordimiento y tener conciencia de que «pasar poco tiempo con los hijos no implica una situación de abandono o dejadez» porque la realidad es que esa situación «surge de una realidad que no podemos cambiar».

Entonces, ¿es mejor inscribir a los niños en actividades y talleres en los que puedan estar mientras los padres trabajan o es mejor dejarlos a cargo de familiares? La experta manifiesta que esta cuestión debe resolverse teniendo en cuenta cómo es el entorno familiar del niño y también de su personalidad. «En el caso de disponer de abuelos u otras personas que puedan hacerse cargo de los niños, puede ser preferible que se queden en casa y que hagan otro tipo de actividades a las que dedicamos menos tiempo durante el curso», traslada la misma, que da como alternativas para ese tiempo que está con familiares que estos puedan «cocinar con ellos, hacer senderismo o una excursión cultural, organizar un karaoke en casa, o incluso pedirles que hagan tareas domésticas». Además, la misma insta a «no olvidar» que «si optamos por esta opción, también es positivo «que se aburran» y que ellos mismos decidan cómo entretenerse», ya que la psicóloga explica que es «la mejor forma de trabajar la autonomía y la tolerancia a la frustración». No obstante, Tatiana Fernández también indica que si se trata de un niño muy inquieto «el planteamiento puede ser distinto y puede necesitar una actividad física extra para canalizar su energía y rellenar el tiempo libre» que supone la parada de rutina que genera el colegio, por tanto, «talleres que favorezcan su creatividad y otros procesos cognitivos» también son una buena opción.

Porque, ¿hay que tratar de mantener a los niños con cierta rutina con deberes escolares o lo suyo es que descansen? La psicóloga infantil es partidaria «de que descansen», sobre todo cuando los niños no tienen problemas de aprendizaje ni de rendimiento académico y se ha visto que se han esforzado a lo largo del primer trimestre. «Este descanso puede plantearse como recompensa por este esfuerzo realizado», comenta la experta, que apunta que los niños con dificultades de aprendizaje «sí pueden necesitar mantener una rutina de estudio», aunque en todo caso ve «suficiente con dedicar 30 minutos diarios a actividades de repaso y permitiendo al menos uno o dos días de descanso a la semana». «Lo más adecuado me parece, en estos casos, que se les asigne un número reducido de deberes y que los vayan realizando poco a poco a lo largo de las vacaciones», recomienda Tatiana Fernández, que insiste en que «sea como sea el niño, debemos asegurarnos de que disponen de tiempo para descansar y jugar, ya que el juego es esencial para su desarrollo integral».

Imagen de archivo de unos niños haciendo un puzzle
Imagen de archivo de unos niños haciendo un puzzle ANGEL MANSO

En todo caso, la misma ofrece una serie de consejos de deberes o tareas que sí pueden hacer los niños en este periodo navideño: «siempre recomiendo que los padres los animen a leer en estas fechas, si es posible haciendo ellos mismos de modelo, incluso creando un «club de lectura» en casa en el que todos los miembros de la familia se ponen a leer a la misma hora y, cuando terminan, comparten con los demás el tema del libro que están leyendo», propone. En este sentido, hace referencia, además, a que, si el niño o niña tiene dificultades de aprendizaje, sí es recomendable mantener el hábito de estudio, poniendo mayor énfasis en las materias instrumentales (Lengua y Matemáticas). También señala que son útiles aplicaciones y juegos de mesa educativos, con los que pueden reforzar tanto conceptos básicos como procesos necesarios para el estudio como son la atención y la memoria.

Explicar la importancia del esfuerzo y la responsabilidad

Otra situación difícil que pueden tener que afrontar los padres es la de explicar a los hijos que no es posible quedarse en casa con ellos por muy especiales que sean estas fiestas navideñas. Lo que plantea Tatiana Fernández es que hay que explicar a los niños que, aunque ellos estarían encantados de poder dedicar menos tiempo al trabajo y más a estar con ellos, el trabajo es «una responsabilidad que no podemos eludir, ya que el trabajo nos proporciona el dinero para pagar la comida, la casa en la que vivimos, para comprar ropa o para irse de vacaciones». A este respecto, la psicóloga aboga por trasladar «la importancia del esfuerzo y de la responsabilidad» como conceptos que los niños deben aprender. «Además, les estaremos enseñando el valor del dinero». La misma considera que «puede ser útil intentar hablar del trabajo en términos positivos, explicándoles lo que hacemos y qué actividades de las que desarrollamos nos resultan más gratificantes, relacionándolo también con la realización personal y no sólo con el dinero».

Aun así, son muchos los padres que sienten remordimiento por no poder estar con los hijos tanto como ellos quisieran y aprender a gestionarlo también se plantea harto complicado. «Es casi inevitable sentir cierta culpa», expone la psicóloga infantil, que lo relaciona con que «los niños tienden a reclamar más atención en estas fechas». Sin embargo, su sugerencia es que «debe analizarse la situación de forma realista y plantearla más en términos de responsabilidad que de culpabilidad». «Yo recomiendo a los padres que para compensar a los niños y reducir estos sentimientos negativos, cuando lleguen a casa, dejen un rato el móvil de lado y les dediquen el tiempo que puedan en exclusiva, para hablar y jugar con ellos», dice Tatiana Fernández, que añade que lo mejor es organizar el tiempo libre de la mejor forma posible y asegurarse de que, «ya que no podemos pasar gran tiempo con ellos, que ese tiempo sea de calidad». De esa forma, apostilla, «se fortalecen los vínculos afectivos y ayudamos a crear en ellos una autoestima positiva». Otra pauta que ofrece es que «conviene evitar la sobreprotección como compensación, que suele darse en forma de proporcionarles todos sus caprichos».

De todos modos, como experta, percibe que «el sentimiento de culpa está presente en muchas familias en los periodos vacacionales (especialmente en las madres), y también el estrés a la hora de organizar actividades que rellenen el tiempo libre que ocupan el colegio y las actividades extraescolares», señala la psicóloga infantil, que pone de relieve que aún «estamos todavía lejos de una conciliación real y efectiva de la vida laboral y familiar, dada la cantidad de horas que debemos dedicar al trabajo». «Los padres se sienten culpables cuando piensan que no hacen lo que deberían, pero deben recordar que pasar poco tiempo con los hijos no implica una situación de abandono o dejadez, y que surge de una realidad que no podemos cambiar», puntualiza.

Una época de muchas emociones

Por otro lado, la Navidad es una época muy intensa para los niños emocionalmente hablando: reuniones con amigos, con familiares, con familiares que hace mucho tiempo que no ven, la llegada de Papá Noel, de los Reyes Magos, regalos, cambio de rutinas y de horarios de sueño… Entonces, ¿cómo podemos ayudarles a afrontar y gestionar tanta emoción? Tatiana Fernández manifiesta que, efectivamente, «los niños pueden vivir en estas fechas como una montaña rusa de emociones. De la ilusión y la alegría pueden pasar rápidamente al enfado o la frustración, por la excitación que les generan todos estos cambios». Ante esto, la experta dice que «conviene mantener una rutina relajante al final del día que les ayude a «bajar revoluciones»: ducha, cenar sin prisa, leer en la cama o hablar con ellos de lo que han hecho y hemos hecho en el día».

Un niño, con un juguete
Un niño, con un juguete

Además, entiende que esta época puede suponer «una oportunidad para trabajar las emociones con ellos, ayudándoles a poner en palabras a lo que sienten y buscando juntos formas de gestionar esas emociones». En lo que respecta a que en estas fechas los niños suelen recibir muchos más regalos de los que pueden disfrutar, l misma advierte que «esto conduce a una gran sobreestimulación, con lo que muchos niños terminan por no apreciarlos o incluso frustrarse». Así, destaca que «nuestra responsabilidad aquí pasaría por limitar el número de regalos que reciben tanto en casa como en la de otros familiares».

Pero con el paso de los Reyes el 6 de enero se acaba la magia navideña y a los dos días toca volver a la rutina cuando lo que quieren los niños es disfrutar de sus regalos, con lo que las familias se enfrentan al reto de que los niños vuelvan a esa rutina sin dramas. ¿Qué se puede hacer? Tatiana Fernández asegura que las familias lo conseguirán más fácilmente «si procuran, dentro de la flexibilidad, seguir manteniendo algunas rutinas durante el periodo vacacional» para proporcionar a los niños «estructura y seguridad». «Las rutinas les ayudan a saber qué esperar y cuándo y son necesarias para generar buenos hábitos y una adecuada gestión del tiempo. Es normal que les permitamos acostarse más tarde o que los horarios de la comida o del baño no sean tan rígidos, pero dentro de unos límites», aconseja la psicóloga infantil, que también aboga por fomentar en el niño ilusión por la vuelta al cole, hablando de su reencuentro con los compañeros y sus profesores para compartir sus experiencias. «Aquí nuestra actitud juega un papel fundamental: si nosotros mismos nos quejamos de la vuelta al trabajo, el niño se contagiará de esa apatía y ese pesimismo», comenta la misma, que pone el acento también en la tecnología: «Mucho cuidado con las pantallas en estas fechas: si se les deja vía libre para utilizarlas, costará mucho más la transición de vuelta al cole» avisa.

Aprovechar al máximo los momentos juntos

En definitiva, su mensaje para que niños y padres tengan unas felices navidades con una buena conciliación es «aprovechar al máximo los momentos de los que disponen para estar juntos, relajarse, ser flexibles en normas y horarios, prestarles atención y disfrutar de nuestros hijos, y, sobre todo, enfatizar la parte afectiva y personal de las vacaciones navideñas». En su opinión, «los padres pueden enseñarles a que vean la Navidad como un tiempo de convivencia familiar y no una época de regalos, restándole importancia a la parte material que se nos impone (compras, qué nos ponemos, qué cenamos...)». Por último, Tatiana Fernández recuerda que «son pocas las navidades que se es niño y que lo que quedará en su recuerdo no será el regalo más caro, sino los momentos especiales que hayamos conseguido generar». Así, el deseo de la experta es pasar «¡felices fiestas en familia!».